LA UNIÓN. La Fundación de Desarrollo de El Tamarindo (Fundatamarindo) entregó 300 bolsos de tela a igual número de familias en las comunidades de El Tamarindo, en Conchagua, para evitar el uso de bolsas plásticas en las compras que hagan en las tiendas y otros negocios.
La idea es lograr que la población disminuya el uso de las bolsas plásticas, que ellos mismos lanzan al estero y a las playas de la zona.
La acción es parte de las respuestas al diagnóstico que hicieron los biólogos de la fundación el año pasado en relación la contaminación de los desechos.
Yolanda Gutiérrez, directora ejecutiva de Fundatamarindo, manifestó que han iniciado con la campaña de reducción de plástico en los océanos; además, explicó que con el uso que hagan de los bolsos de tela, se estará reduciendo un promedio de cuatro a cinco bolsas plásticas de consumo diario.
Conchagua: Municipio con 471 años de historia
Entre su riqueza cultural está la parroquia Santiago Apóstol, con 321 años
“Son actividades sencillas pero que generaran gran impacto si la población pone de su parte; es un trabajo constante que venimos desarrollando en educar a los estudiantes”, agregó Gutiérrez.
En las playas de Conchagua se generan alrededor de 100,000 libras mensuales de basura, que no son recolectadas por el servicio municipal de limpieza; debido que la población las lanza al mar.
La presencia de los desechos en los esteros y playas provocan daños a las especies que se reproducen, como por ejemplo las tortugas marinas que llegan anidar a dichas playas
Jaime Aguilar, biólogo de la fundación, dijo que si cada persona empieza a usar dichos bolsos, significa que por cada familia se estarán reduciendo cinco libras de bolsas plásticas.
“Unas 20,000 libras estaríamos eliminando con el uso de los bolsos de tela, desde la playa Maculis hasta El Tamarindo, es nuestra proyección”, agregó Aguilar.
Ismael Gavidia, miembro de la comunidad La Pinera, dijo que es necesario que los adultos y jóvenes empiecen aportar a trabajar para evitar ese mal uso de los desechos en el mar.
“Tenemos que pensar que de lo que genera el mar, de eso vivimos; pero nosotros mismos somos los que estamos provocando tanto daño”, agregó.