Manuel, el escultor del Niño Dios

El oficio de esculpir imágenes religiosas lo aprendió cuando tenía 10 años, observando el trabajo de su padre.

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Foto EDH / Josué Parada

Por Josué Parada

2018-12-23 6:54:33

SONSONATE. Las manos de Manuel Quilizapa están curtidas por el tiempo y la madera, que por años ha tallado. Con gubias, mazos, cinceles y máquinas para tornar ha transformado trozos de cedro y cortez blanco en imágenes sacras que representan a personajes de la religión católica.

De su taller en Izalco, Sonsonate, han salido imágenes de Nazarenos, santas y de San Óscar Romero.

Manuel, también, ha recibido pedidos para restaurar imágenes antiguas de madera o yeso del Niños Jesús.

El proceso de restauración, dependiendo del daño que lleve la imagen, puede durar de tres días a incluso a meses. Si el daño es muy profundo se tallan las nuevas partes y se sustituyen.

Debido a la escasez de algunos tipos de madera, la mayoría de reparaciones se hacen con cortez blanco. Algunas partes como los ojos de cristal, pestañas y cejas son traídas de México, ya que ni en El Salvador ni Guatemala son comercializadas.

A veces, los clientes llevan a restauración las imágenes que componen todo el Misterio o Nacimiento, el Niño Dios, San José y la Virgen María, la mula, el buey y los reyes magos.

Caminar por el taller se torna complicado, si la persona no tiene cuidado se puede topar con un San Judas, alguna Virgen de Guadalupe, manos o pies de madera que esperan sus últimos toques.

Foto EDH / Josué Parada

El adiestramiento de Manuel Quilizapa en la escultura de imágenes inició cuando tenía diez años y observaba como su padre tallaba imágenes; eso fue hace más de medio siglo.

Cuando el papá de Manuel falleció en 1979 , él heredó el taller y el arte sacro.

“Mi padre era agricultor y tenía un terreno donde tallaba en los ratos libres. Ahí aprendí junto a él”, expresa.

El tiempo y la práctica hicieron de Manuel un artista en el arte de la imaginería religiosa, personas de todo el país e incluso extranjeros lo buscan para que repare o talle cualquier imagen.

Manuel afirma que cada vez que ve una imagen tallada o reparada por él siente alegría y satisfacción, porque ha cumplido con la devoción de las personas.

Foto EDH / Josué Parada