Estigma por violencia afecta labor médica en comunidades

Médicos Sin Fronteras trabaja en el país desde marzo. Opinan que las comunidades son estigmatizadas.

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Por Rafael Mendoza López

2018-12-14 6:52:47

El estigma hacia las comunidades con altos índices de violencia es uno de los obstáculos para un mejor ejercicio de la medicina humanitaria, de acuerdo con integrantes de la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF).

El coordinador adjunto de la organización, Luis Romero, ve con recelo que a las comunidades donde intervienen con servicios de salud se les ponga la etiqueta de “peligrosas”, porque a partir de ello comienzan a derivar otros calificativos que provocan exclusión entre estas comunidades.

“No usamos estos adjetivos o clasificación, porque también es cierto que hay un estigma muy fuerte de parte de la sociedad en general y de las instituciones hacia algunas comunidades, no solo en San Salvador sino en general, que refuerza la forma de exclusión, y entre esta la exclusión en acceso a la salud”, señaló.

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Más allá de las dificultades que han encontrado para hacer su trabajo, Romero consideró que la coordinación con el Ministerio de Salud e instituciones de socorro como Comandos de Salvamento son parte de la clave para sacar provecho de sus recursos y llegar de mejor forma a las comunidades más difíciles por el tema de la delincuencia.

La delegación de MSF, que trabaja en el país desde inicios de marzo, ha llevado atención en salud física y mental a por lo menos a 10 comunidades.

El coordinador general del proyecto, Stéphane Foulon, agregó que la organización no ingresa a las comunidades como le viene en gana, sino que se trata de un proceso largo y complejo, intentando ganarse la confianza de los lugareños. “No es nada fácil trabajar en estas zonas. Es complicado. Necesitamos tiempo para ganar la confianza”, sostuvo.

Y agregó que MSF se basa en principios claros para poder ejercer su labor, los cuales no son negociables. “Lo que hemos aprendido es que todas las acciones se deben basar sobre los principios básicos que son neutralidad, independencia, imparcialidad y humanidad. Con todos estos elementos podemos trabajar; sin respetar todo esto, no podríamos trabajar”, remarcó.

Romero aclaró que sí es posible llevar servicios de salud comunitarios, siempre y cuando estos sean enfocados en la intención humanitaria.

“El acceso de los servicios de salud a las comunidades sí es posible, siempre y cuando se respeten los principios universales de la atención médica, siempre que no sea un instrumento de seguridad ni electoral y que no esté sujeto a otros intereses”, manifestó.

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Para Romero, hablar del reparto La Campanera o de la urbanización Las Margaritas, en Soyapango, es como hablar de cualquier otro territorio del país. “Dentro de unas semanas vamos a seguir ampliando zonas”, agregó animado.

El especialista dijo sentirse complacido al final de cada jornada, al ver que entre las estadísticas de crímenes en el país no figura ningún integrante de la misión, factor que esperan sirva de herencia para nuevas misiones de este tipo.

Seis meses en el terreno

MSF visita las comunidades en riesgo cada semana o dos, en brigadas médicas. Pero no solo se encargan de tomar temperaturas o hacer tomas de presión arterial.

“Estas zonas es donde están trabajando conjuntamente los equipos comunitarios, que están integrados por un psicólogo social y un equipo comunitario, así como las clínicas móviles, que van una vez a la semana o cada quince días. Dan servicios en urgencias y a personas que no acceden a otros centros o al ISSS por el tema de riesgo o discapacidad”, detalló Romero.

Las estadísticas de MSF son abultadas para lo que va de la misión, desde marzo a septiembre. La organización mundial ha realizado 6,168 actividades de promoción de salud, 3,912 consultas médicas, 323 consultas de salud sexual reproductiva, 951 actividades de salud mental, 11 atenciones a víctimas de abusos sexual y 119 referencias hospitalarias con sus ambulancias.