La huella dejada por el atleta de Olimpiadas Especiales William Herberth Pineda Alvarado, de 18 años, será imborrable entre los habitantes de la colonia Dolores, ubicada al sur de San Salvador, que desde el pasado viernes lo lloran tras enterarse de su muerte.
El joven fue víctima de la violencia que mantiene en zozobra a los salvadoreños, fue atacado la tarde del miércoles pasado cuando junto a su madre y su hermano de cuatro años se dirigían a un servicio religioso en la iglesia Luterana donde se congregaban.
La falta de recursos económicos obligaban a esta familia a caminar desde la colonia Dolores hasta la iglesia Luterana situada en las cercanías del Árbol de La Paz.
Pero fue en el trayecto que esta familia fue interceptada por un grupo de delincuentes armados que dispararon, al menos, seis veces al joven atleta.
Aunque William fue rápidamente llevado de emergencia al hospital Rosales, donde permaneció ingresado en condición crítica; fue hasta la mañana del viernes pasado cuando la familia fue notificada de su muerte.
“No entendemos por qué le dan muerte, no hay explicación”, comentó un allegado del muchacho.
Esta mañana sus restos estaban siendo velados en la Casa Comunal de la colonia Dolores, donde se estima unas 300 personas llegaron la noche del viernes a externar su cariño y solidarizarse con la familia.
“Él se llevaba bien con toda la gente de la colonia, hay repudio por lo que le ha pasado; él nos ganó el corazón a todos por su forma de ser”, aseguró uno de los dolientes.
Su condición de autista hacía que William fuera un joven extrovertido, por eso en la colonia le decían de cariño Pichiche.
El muchacho era muy servicial con todos, su condición no era impedimento para ganarse la vida trabajando en una pupusería local haciendo entregas.
“Su trabajo era ir a dejar pupusas, le gustaba ganar dinero. Le explicaban donde las tenía que dejar y las llevaba”, dijo un vecino.
El muchacho no sabía leer, ni escribir, pero eso no le impidió abrirse paso en la vida.
“Era autista, no superó la escuela; no aprendió a leer ni a escribir por su misma condición, pero eso no fue impedimento para ser el fan número uno de la colonia del Alianza y el Real Madrid, conocía las jugadas”, aseguró Mauricio Martínez, un amigo de la familia que consideró al joven como un sobrino.
Siempre llevaba puesta las camisas o las chumpas de las Olimpiadas Especiales, se identificaba mucho con esa institución ya que buena parte de su vida estuvo ligada al deporte de competencia como la natación y el fútbol.
“Todo el tiempo estuvo receptivo a las indicaciones que como profesores le podíamos dar en el entrenamiento, se desarrolló en la natación pero siempre le gustaba el fútbol”, explicó esta mañana Jesús Valencia, entrenador de natación y profesor de Educación Física de Olimpiadas especiales quien había estado al tanto del desarrollo deportivo de William desde que tenía 12 años.
Valencia comentó que, este año, el joven había tenido una destacada participación durante la Segunda Copa de Oro de Fútbol Unificado de Olimpiadas Especiales que se realizó en junio pasado en Guatemala.
“En natación no tuvo oportunidad de salir (clasificado para representar al país), pero sí se le concedió en el fútbol que fue este año cuando lo cambiamos de deporte”, dijo el profesor.
Natación y fútbol, disciplinas que le habían significado el respeto de su comunidad y la obtención de más de una veintena de medallas en el historial deportivo; esas mismas medallas fueron colocadas en el ataúd del joven.
Esta tarde, los restos del atleta son enterrados en el cementerio La Bermeja, en la capital, donde esperaba buena cantidad de conocidos, familiares y representantes deportivos.
William, el goleador de la Selección de Olimpiadas Especiales asesinado en una balacera
El atleta representó a El Salvador en junio pasado en Guatemala durante el II Torneo Centroamericano y del Caribe de fútbol Unificado.
Ataque a joven atleta podría estar relacionado al accionar de las pandillas
Al respecto del caso, las autoridades no han brindado información oficial de las motivaciones que generaron el ataque armado, ni detenciones.
Sin embargo, entre la comunidad consideran que existe un grave problema de seguridad generado por la rivalidad de pandillas.
Es decir, por diversas razones a muchos vecinos les toca caminar desde la colonia Dolores hasta la zona de la colonia Montserrat pasando por la colonia Luz, como en ocasiones lo hizo William junto a su familia cuando se dirigían a la iglesia.
En el trayecto tienen que caminar por zonas donde de un lado de la acera son controlados por una pandilla, y del otro lado, por pandilleros rivales.
“Creemos que las autoridades deberían de estar bien atentos con esa situación se inseguridad, muchos jóvenes que no tienen nada que ver con las pandillas como William se exponen al mismo peligro”, manifestó un conocido del atleta.
De hecho, para llegar a una institución que trabajan con jóvenes que tienen la misma condición mental que William se debe hacer el mismo recorrido.
“Mi hijo no se metía con nadie, mire las medallas que ha ganado”, aseguró esta mañana el padre de William durante la vela.