Dos militares asesinados en 24 horas en San Miguel

El subsargento y el cabo asesinados en hechos diferentes estaban destacados en la Tercera Brigada de Infantería.

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La Policía montó operativo después de los crímenes contra los militares. Foto/ Iliana Avila

Por Ileana Ávalos

2018-07-01 7:49:41

En menos de 24 horas dos militares de la Tercera Brigada de Infantería que estaban de licencia fueron asesinados en San Miguel. Los crímenes fueron perpetrados a 20 kilómetros de diferencia.

La tarde de ayer, el cabo Manuel Alejandro Mendoza Martínez, de 26 años, fue asesinado por presuntos pandilleros en la lotificación San Fernando, en el cantón Monte Grande, del municipio de San Miguel.

Según el reporte policial, la víctima estaba dentro de su casa cuando cuatro sujetos entraron con armas y le realizaron varios disparos, causándole de inmediato la muerte.

La Policía Nacional Civil (PNC) realizó un rastreo de la zona para dar con los sospechosos del crimen en coordinación con la División de Investigaciones, pero hasta el cierre de esta nota no informaba de capturas.

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Ayer por la tarde, un subsargento y padre de dos agentes policiales, fueron asesinado en un caserío del municipio de Lolotique.

Veinticuatro horas antes del homicidio de Mendoza Martínez, el subsargento y padre de dos agentes policiales, Concepción Paiz Sandoval, de 57 años, se había convertido en la décima víctima de la violencia generada por pandillas y que aqueja el municipio de Lolotique, San Miguel, en lo que va de 2018.

El crimen ocurrió sobre la calle principal del cantón Amaya, caserío El Corralito en el municipio de Lolotique, entre las 3:00 y 4:00 de la tarde del día sábado. La Policía local fue alertada a eso de las 4:10: p.m.

“Parece que algunas personas pasaron por el lugar y lo vieron tendido pero no se atrevieron a llamar, hasta que al fin alguien lo reportó… cuando esto pasa no se tienen muchos indicios de qué pudo ocurrir o cuántos sujetos cometieron el hecho”, comentó un policía del puesto de Lolotique.

Concepción Paiz Sandoval recibió varios impacto de bala en el rostro y cuello; su cuerpo quedó boca abajo sobre la estrecha calle de cemento a unos 200 metros de su casa de habitación.

La institución castrense informó que el subsargento Sandoval se encontraba de alta en la Tercera Brigada de Infantería; este fin de semana salió con licencia para estar cerca de su familia.

Según el comunicado, el crimen del militar pudo ser cometido por un grupo de presuntos pandilleros que intentó despojarlo de su arma de fuego personal, la cual aún conservaba al momento que las autoridades realizaron la inspección del cadáver en la zona del crimen.

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“El arma aún la tenía, posiblemente era algo ya contra él; acá en el puesto no tenemos reportes de amenazas o algún otro problema, posiblemente si existió alguna amenaza él pudo reportarla a su superior”, comentó un agente policial.

Miembros de la Fuerza Armada, en coordinación con la Policía, desarrollaron un operativo a fin de capturar a los responsables del crimen, antes de finalizar la noche del sábado. Las fotografías y los nombres de dos presuntos sospechosos de este crimen ya se podían ver en las redes sociales desde la noche de sábado.

Se trata de José Ángel Ramos, alias “Spray”; y Nelson Guadalupe García Guevara, alias “Callado”, ambos cuentan con un amplio historial delictivo y órdenes de captura por al menos seis homicidios y otros delitos.

“Según información que se tiene, ellos han estado merodeando la zona en los últimos días, ya se sabe que es la zona donde ellos operan y hoy se les ha visto más seguido”, dijo una fuente policial.

La mañana del domingo familiares y amigos se reunieron en el extenso patio de la familia doliente en espera del cuerpo que aún se encontraba en Medicina Legal; varios soldados custodiaban la entrada de la vivienda.

“No sé por qué las buenas persona son las que se mueren, no hace mucho andaba paseando a la nieta… pero uno no puede decir nada porque al final no se sabe” comentó un familiar de Paiz Sandoval.

La familia de la víctima se mantuvo muy reservada ante la perdida; un hijo suyo solo confirmó que su padre se encontraba de licencia, tenía 30 años de ser militar y le faltaban cuatro meses para jubilarse.