Esta es la historia de José: a los 8 años comenzó a trabajar y a los 40 se graduó como bachiller

Es uno de los adultos recién graduado del Programa de Modalidades Flexibles de Educación.

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Foto: Susana Joma

Por Susana Joma

2018-06-17 5:58:13

José Arnulfo Noyola Marroquín subió al escenario del gimnasio del Instituto Nacional Francisco Menéndez (Inframen) a recibir su título de bachiller general. Se le veía nervioso, tenía una sonrisa a flor y el corazón henchido de orgullo por haber logrado una de las metas que se trazó en la infancia, cuando se vio obligado a incursionar en el mundo laboral informal para llevarse un bocado a la boca y poder estudiar.

José Arnulfo, quien tiene 42 años de edad, fue una de las 700 personas que el domingo 10 de junio coronó sus estudios de enseñanza media, tras recibir formación bajo el programa modalidades flexibles, del Ministerio de Educación (Mined), una iniciativa en la que se atiende a jóvenes y adultos que por una u otra razón no pudieron continuar en el sistema regular.

“Me puse a trabajar desde la edad de ocho años y por eso me tardé (en terminar el bachillerato)”, explicó.

Este salvadoreño detalla que sus padres procrearon siete hijos, pero no tenían recursos económicos para atenderlos; aunque él tenía la inquietud de seguir estudiando, se decidió a laborar como vendedor de pan francés en la calle.

38,000

Personas estudian de tercer ciclo a bachillerato en los cursos de la Modalidad Flexible, que han sido diseñados para población de 15 años en adelante, según las autoridades educativas.

Hoy en día es el único de su familia que con esfuerzos ha alcanzado los once años de escolaridad: “Ellos (sus hermanos) no tuvieron la oportunidad de llegar hasta esto, pero yo sí lo logré”.

Su paso por las aulas de educación básica fue lento porque, según explica, como trabajaba de día solo podía estudiar de noche y además, en 2010, cuando terminó el noveno grado, tuvo que suspender un tiempo su proceso educativo porque entró a trabajar en una compañía de servicios de limpieza y los horarios no le permitían asistir a clases.

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"Después de donar, me queda una gran satisfacción personal porque he ayudado, de forma anónima y voluntaria, a alguien que no conozco y puede ser un niño, una mujer o un hombre que se debate entre la vida y la muerte".

José Arnulfo Noyola asegura que gracias a Dios, años más tarde, volvió a retomar los estudios cuando le asignaron un horario flexible.

De esa forma se inscribió en los cursos de modalidad flexible que son impartidos en el Centro Escolar Ángela de Romero, en el municipio de Apopa.

“Todos los días me desvelaba hasta las 12:00 de la noche haciendo tareas, y me levantaba a las 3:30 para irme al trabajo. Era un esfuerzo, e invito a las demás personas (que quieren superarse) que lo hagan”.

A diferencia de otros graduandos a José Arnulfo no lo acompañó ningún familiar; sin embargo, dijo que estaba muy feliz y agradecido con Dios porque le dio sabiduría y entendimiento para poder continuar y concluir sus estudios.

“Yo creí que no lo iba a poder lograr después de haber pasado años sin estudiar. Le pedí a Dios que me ayudara y sí me ayudó, ya que pasé con buenas notas, con ochos mi bachillerato”, afirmó.

La próxima meta de este esforzado salvadoreño es sacar una carrera universitaria y, al igual que otros de su promoción, tiene la idea de hacerlo en la Universidad de El Salvador, seducido por un proyecto que está promoviendo el gobierno.