De jugar fútbol en la cancha “La Coyotera” y vender frescos en el parque central de Apastepeque, San Vicente, hasta llegar a estudiar en una de las universidad más reconocidas de los Estados Unidos no ha sido nada fácil para Wilfredo Munguía, un joven de 23 años, que ahora sueña con llegar a formar parte de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés).
En 1996 cuando los padres de Wilfredo, debido a la situación económica que atravesaba el país, optaron por emigrar hacia los Estados Unidos. El joven, que en aquel momento apenas tenía seis meses, quedó bajo el cuidado de sus abuelos en el colorido barrio San Francisco, de Apastepeque, San Vicente.
Foto/ Cortesía
“Mis abuelos, Cristina Pino y Santos Munguía, son como mis papás, siempre me críe con ellos desde que mis padres emigraron, ellos me dieron todo allá en el país”, comentó un emocionado joven.
¿Cuál es el salario promedio de un futbolista salvadoreño?
En esta nota conoceremos sobre los salarios y formación educativa de los jugadores de Primera, así como de su familia.
Wilfredo recuerda que durante su infancia disfrutaba su estancia en su natal Apastepeque jugando al fútbol con sus amigos de barrio, en la polvosa cancha conocida como “La Coyotera” ubicada a un costado del cementerio del municipio, para luego ayudar con la venta de fresco a su abuelita.
“Gracias a la horchata que vendía la abuela me mantuvo a mi y a la familia”, recordó Munguía.
Tras 16 años de vivir junto a sus abuelitos y luego de finalizar su bachillerato, el joven salvadoreño cambió la polvosa cancha de su pueblo natal por los verdes céspedes de los estadios de Massachusetts, en Estados Unidos, lugar donde reside actualmente junto a su padre Will Munguía.
El vicentino tiene siete años de estar en suelo norteamericano y a pesar que extraña las tardes de fútbol con sus amigos, ahora centra sus energías y entusiasmo en su otra gran pasión, la tecnología.
“Actualmente estudio Ciencia y Computación en la universidad de Massachusetts Dartmouth, donde el otro mayo me gradúo”, explicó.
La nueva pasión del vicentino y el contacto con el astronauta Scott Tingle, hospedado desde diciembre del año pasado en la base espacial de la NASA, han cambiado su perspectiva de vida y han forjado el sueño de llegar a formar parte del equipo tecnológico de la NASA.
“Siempre me ha gustado aprender mucho del espacio, es algo que me entusiasma tanto, como el fútbol, me interesa bastante”, indicó.
A través de la universidad, Wilfredo tuvo la oportunidad, el pasado 6 de marzo, de contactarse con la base espacial de la NASA y hablar con el astronauta Scott, quien le aconsejó que luchara por sus metas sin dejar de advertirle que las cosas no siempre serán fáciles, pero que tiene que intentarlo una y otra vez hasta lograrlo.
Las palabras de Scott han generado eco y han tomado auge en las aspiraciones del vicentino, quien se ha propuesto trabajar en el departamento de computación de la NASA y desarrollar programas utilizables en el espacio para descubrir nuevos astros.
“Mis aspiraciones es que algún día pueda haber un salvadoreño que logre hacer algo para el avance tecnológico y científico en todo el mundo, y que pueda plasmar el nombre de El Salvador en alto”, enfatizó Munguía.