Un total de 33 familias han sido beneficiadas con la construcción de las denominadas casas mallas, donde se cultivan hortalizas, con las cuales la Unidad Municipal de Desarrollo de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (Umdesan), que es dependencia de la alcaldía de ese municipio, busca mejorarles la alimentación y, además, generarles ingresos económicos con la venta del excedente de la producción.
El responsable de la unidad, Luis Castillo, explicó que en dichas infraestructuras se cultivan principalmente tomate y chile dulce; todo de forma orgánica y con un control estricto para que estén libres de todo tipo de plagas.
Estos dos productos son cultivados por su valor económico al momento de comercializarlos.
Las familias utilizan, inicialmente, lo cultivado para mejorar su dieta alimenticia porque aprenden a consumir esos alimentos con diferentes formas de preparación; pero el excedente de lo que cultivan es comercializado con sus vecinos y en el mercado local.
Agricultores santanecos mejoran su producción
Los beneficiados pertenecen a una cooperativa y les ayudaron con el manejo adecuado de la pos cosecha de hortalizas.
Al año son tres producciones de hortalizas que obtienen los agricultores y que cada una les genera una ganancia de mil dólares.
“Esto genera cierta estabilidad económica de las familias que tienen esta producción de hortalizas bajo techo. Eso nos está ayudando mucho a levantar el peso (de los niños) porque generalmente trabajamos con personas de bajos recursos económicos. Esto les ayuda a mejorar su dieta alimenticia y sus condiciones económicas, que ese es el objetivo realmente de la casa malla”, explicó Castillo.
Cuando el actual alcalde, Abilio Flores, tomó posesión en 2015 ya existían 10 casas malla; por lo que durante sus primeros tres años de gestión se aumentaron otras 23 para hacer un total de 33 que hay en diferentes zonas rurales de la cabecera departamental, entre ellas La Labor, El Roble, Calle Vieja, Las Chinamas, El Barro y Getsemaní.
El responsable de la Umdesan es de la idea que se deben de instalar al menos 300 casas mallas para que el impacto sea mayor entre los ahuachapanecos; pero reconoció que para ello se requiere de otros cooperantes. La instalación de cada infraestructura tiene una inversión de $400.
Algunos de los beneficiados tenían conocimientos básicos para cultivar hortalizas; sin embargo, la alcaldía mantiene técnicos para especializarlos.
Nelson Peña, de 55 años y quien participa en el proyecto, explicó que en 2015 le ayudaron a instalar una casa malla; aunque con sus propios esfuerzos construyó otra infraestructura donde cultiva tomate, lo que le ha permitido sacar adelante su grupo familiar.
Además ya cuenta con los materiales para la colocar otras dos.