María siempre recibe con una sonrisa a los turistas en su casa de botellas

La vivienda fue construida en 2005 y su propietaria afirma que aún es visitada por nacionales y extranjeros

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María explica que pasa casi todo el día en su humilde vivienda, en la cual no hay  muchos muebles.  

/ Foto Por Susana Joma

Por Susana Joma

2017-02-28 10:00:00

SAN MIGUEL. Con sus 86 años de edad sobre los hombros María Bersabé Ponce de Medrano y su peculiar casa construida de botellas y corcholatas siguen haciendo historia allí en el cantón El Borbollón, de San Miguel.

La casita, que está a la orilla de la carretera El Litoral y fue construida en 2005, sigue siendo muy visitada por nacionales y extranjeros, ya sea porque despierta su curiosidad cuando la divisan al circular por allí,  o porque han leído en Internet la historia sobre La Casa Encantada, como la llamó su propietaria.


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Dentro de su vivienda, mientras se mece en su hamaca, María Bersabé cuenta que ella suele pasar  allí desde las 5:00 a.m. hasta las 6:00 p.m., pero no puede quedarse a dormir porque hay un coyote que baja de un cerro cercano y ronda por las noches.

 

“Aquí pasé la cama tres meses pero vino un coyote y quería comerme. De eso hace  como un año”, explicó la octogenaria a cuya espalda está la imagen de la Santa Cena.

Debido a esa situación hoy en día cuando cierra la tarde se  traslada hasta la casa de su hija Rosa Mirian que vive cerca. Según detalló, su esposo Prudencio Amaya, quien se encuentra postrado en una cama, se mantiene en otra casa cercana.

 Afirma que la idea de construir una casa con botellas ensartadas en varas de caña brava, piso de tapones plásticos y metálicos fue producto de un sueño que tuvo, lo mismo que colocar la imagen religiosa que tiene en la pared y la cual solicitó a una vecina. 


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Esta estructura,  que no mide más de diez metros cuadrados, sustituyó a la que se le cayó cuando el país fue afectado en 1998 por la tormenta Tropical Mitch.

A lo largo de una década le ha hecho algunas mejoras a la vivienda, pero según afirma nada que afecte drásticamente su estructura: Las botellas que ayudan a dar forma a las paredes siguen pintadas de color verde con puntos blancos y el piso con las figuras de estrellas.

Le han estimado que pudo haber empleado cerca de 10 mil botellas.

El techo también sigue siendo de botellas, sobre las cuales hay una lámina de zinc que ayuda a que no caigan goteras cuando llueve.

María Bersabé no se cansa de responder a diario las preguntas de los visitantes quienes se muestran admirados por su gran imaginación.

 De acuerdo con esta migueleña, para construir la Casa Encantada salía muy temprano  a recolectar los materiales en el cantón donde vive y también a otros sitios como el valle El Amate y Santa Elena. “Me iba en camioneta y regresaba en la tarde con las bolsas llenas”, narró.

El proceso de edificación del inmueble le llevó tres meses y según lo expuesto por María  Bersabé lo único que compró fueron los horcones o columnas de madera que sostienen la infraestructura.


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Pese a la edad aún recuerda cuando los vecinos de una forma dura cuestionaban su proyecto. 

“La gente me decía que para qué quería esas botellas que recogía, y cuando les contaba me decían que estaba loca, pero cuando vieron la casa construida se admiraron”, agregó.

Ella no tiene ninguna duda de que construir esa casa le cambió la vida, sobre todo porque mucha gente la llega a ver diariamente, pero ya no se atreve a construir otra similar.

“Ha venido gente de Estados Unidos, de Miami, de Carolina del Norte, de Honduras y de otros lugares lejanos”, precisa con una sonrisa.