Tan violento y variopinto fue la vida que cargaba el olor mixto de sangre y rosas

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Yelmo de un guerrero anglosajón del tesoro de Sutton Hoo.

/ Foto Por Cortesía

Por Katherine MillerDoctorado en Estudios Medievales y Renacentistas de UCLA.

2017-01-21 4:42:00

“La mente era una idea de particular importancia en la sociedad anglosajona.  En esta cultura no solo la mente es privilegiada sobre otros aspectos de la persona humana, el mundo mental también era considerado con mayor interés que otros fenómenos, tales como la cultura material o las situaciones sociales”.

Harbus, A.  The Life of the Mind in Old English Poetry,

            (Amsterdam y Londres, 2002)

En la poesía de los anglosajones de los primeros siglos en la formación de Europa, el espíritu era un objeto material, como la madera de un fresno.  Para cumplir con una tarea, el espíritu tenía que doblegarse física y suavemente con la flexibilidad de la rama de un árbol de fresno de los bosques de la Inglaterra anglosajona en el siglo V hasta la Conquista Normanda en 1066.

Consideramos uno de los textos más famosos de los poemas resplandecientes de este pueblo de las frías y heladas regiones de lo que ahora es Bélgica, Alemania y Dinamarca, quienes inmigraron, invadieron y se asentaron en la tierra fértil y verde de Inglaterra después del retiro de las Legiones Romanas en 410 a.C. Estas antiguas tribus de guerreros nos dejaron un cuerpo enorme de poemas que trajeron consigo a Inglaterra desde el continente.  En poemas como Beowulf  y The Dream of the Rood (El Sueño de la Cruz) encontramos plenas representaciones de su vida interior y sus emociones.  

Este último poema, The Dream of the Rood, es la visión contada por un árbol que es escogido de un bosque de fresnos por unos soldados para construir la cruz en que el joven héroe guerrero, Cristo, será crucificado.  El Cristo anglosajón de este poema se acerca a la cruz como guerrero y líder de su pueblo. No sufre con humildad, pero, como un guerrero, se acerca con valor y coraje y abraza la cruz para ser crucificado.  El tronco del árbol, cuando corre la sangre, se adorna con abundantes y brillantes joyas y oro.  Nos cuenta la voz del árbol:

“Aún por el oro y las joyas, yo pude percibir la batalla antigua de los  angustiados-y comencé a sangrar por el lado derecho. Yo estaba  completamente doblegado con dolor.  Tenía miedo por la  transformación de la sangre en una visión bella”.

Escultura de Alfredo El Grande.

The Dream of the Rood (El Sueño de la Cruz)

 [Manuscrito Vercelli, siglo X]

En estas palabras, veamos el espacio emocional del entendimiento que penetra la superficie de la cubertura física de las joyas y el oro para transmitir el misterio de la crucifixión. Otorga la pre-eminencia a la mente y las emociones de su vida interior, al significado de la crucifixión para el complejo de las emociones de los anglosajones quienes escuchaban la recitación oral del poema, porque la mayoría de la población era analfabeta.

Imposible saber la fecha de este poema.  Copiar los poemas de los anglosajones costó siglos; por lo tanto, la fecha del manuscrito no nos dice nada sobre la fecha del poema.  Para ilustrar el punto, y, también, la importancia de la vida interior expresada en sus poemas, visitamos a los monjes de los monasterios gemelos de Monkwearmouth y Jarrow en Northumbria presidido por Beda Venerabilis en la Inglaterra del siglo VIII, después de la retirada de los romanos y antes de la invasión de los vikingos.  Deseaban copiar la Biblia en su scriptorium para su biblioteca.  El proceso era complejo.

Tan importante era esta tarea que, el primer paso era que Beda, el Abad de los monasterios, para crear un manuscrito de la Biblia entera, tenía que pedir  del rey muchas hectáreas de tierra-suficiente para 2000 vacas, nos dice Beda en su Historia Eclesial del Pueblo Inglés. Después del largo proceso de conseguir las vacas, la copia tenía que ser realizada a mano en el pergamino, en la piel de animal.  

Una vez crecidas las vacas a un tamaño suficiente, sacrificaban a los animales y preparaban las pieles con químicos primitivos, quitando el pelo y suavizando el cuero.  Luego cortaban trozos de piel del tamaño adecuado para un libro e iban al bosque para buscar las tintas y las hierbas para crear los colores brillantes con los que escribirían el texto. Machucaban las plantas y las semillas y las mezclaban con aceites y otros líquidos para crear las tintas.  

Por fin, buscaban un ave, preferiblemente un ganso.  Obtenían sus plumas, cortaban su punta y comenzaban el proceso de unos dos años más para copiar la Biblia.  ¡Tan importante era la tarea de impulsar el entendimiento de la vida interior!

Así la importancia de libros y la vida interior de la mente en una cultura nada primitiva, para quienes, crear un manuscrito era una necesidad espiritual y una tarea material del espíritu para los anglosajones de los primeros siglos de asentamientos en la isla verde de Inglaterra (s. V-IX), tan diferente del continente de su origen, helado y nevado.  

Estamos en la Inglaterra en sus últimos momentos como Provincia del Imperio Romano que había durado 400 años después de su conquista por Julio César.  En este mismo tiempo, en la península itálica, existió un intelectual romano quien actuaba como bisagra entre el mundo Romano y lo demás de Europa Occidental:  Boethius (Boece) Anicius Manlius Severinus Boethius (480-525), quién asumió como su proyecto la traducción de los textos clásicos en griego al latín con la intención de iluminar y unificar a Europa.  El proyecto era de traducir, es decir,  traslatio-ionis en Latín, significa mover ideas física e intelectualmente de una cultura a otra.

Boece en prisión con la dama filosofía.

Dos siglos después de la muerte de Boece, aparece un guerrero en la Inglaterra anglosajona-un Bretwalda (líder de habilidad militar incuestionable con su comitatus (grupo de seguidores militares entrenados y armados, absolutamente leales al Bretwalda). Su nombre era Alfredo el Grande en la Inglaterra del siglo X.  Alfredo llegó a ser el Bretwalda más sobresaliente sobre los demás líderes militares, y así unificó militarmente a su nación.   El Papa en Roma escribió correspondencia a la isla inglesa dirigida a Alfredo, llamándolo rex anglorum:  el primer rey de todos los ingleses, por haber unificado los cuatro reinos de tribus anglosajonas de la isla, quienes habían estado constantemente en conflicto armado durante siglos.  Esta victoria la logró por medio de una aristocracia guerrera, hereditaria y leal -su comitatus- con equipo militar sofisticado.  

Estableció un sistema de justicia, el Wergild, o, “man price”-el precio que se tenía que pagar por ley a la familia de un hombre o mujer víctima de homicidio.

Después, Alfredo, quien había conocido La Consolación de la Filosofía del romano Boece durante varios los años que pasó en Roma con su padre, doblegó su espíritu como buen anglosajón, en traducir este y otros textos para el mundo de los anglosajones, lleno de violencia, pero bello en su poesía.  Su intención era de elevar las mentes y la vida interior de su pueblo y salvarlos de la ignorancia y violencia del período de la postguerra que siguió después de la unificación.  Eso era el segundo paso en la unificación de su nación.  Alfredo tradujo La Consolación de Filosofía desde latín al anglosajón, moviendo las ideas de Boece, el romano, con su visión de orden parecido a un sistema de círculos concéntricos, trasladando  las ideas del texto romano al mundo tan distinto de los anglosajones.

En La Consolación de la Filosofía de Boece, la Dama Filosofía  visita a Boece en la prisión y lo instruye para aliviar su sufrimiento. Es que Boece está encarcelado, acusado falsamente por el crimen de traición y es ejecutado como hombre inocente.  Su tema principal es la problemática de por qué sufren los inocentes la angustia cuando enfrentan la muerte al ser acusados falsamente.

Alfredo transforma a la Dama Filosofía en una figura de una mujer anglosajona con el nombre de Wisdom (lit., “juicio sabio, o, sabiduría) y la figura del Boece en el texto romano es transformada a una voz anglosajona con el nombre de Mod (lit., la mente, o, la vida interior).  Estos dos personajes entran en un largo diálogo, famoso como un “best-seller” (por el número de manuscritos que sobreviven) por todo el medioevo hasta los renacimientos europeos.

Mod es presentado, sufriendo, como una especie de hijo pródigo quien ha vagabundeado fuera del reino de la filosofía y está sufriendo como exiliado por su propia culpa, según Wisdom:  “Ningún otro hombre te trajo a estos errores si no que tú mismo por tu propia negligencia”.  Se ha olvidado quien es, declara Wisdom a Mod, y su mente es cubierta con neblinas como cuando el sol es cubierto con nubes, o cuando un riachuelo ha sido dividido por una piedra grande.  Es que Mod no sabe como tratar con su castigo injusto porque su vida interior se ha desviado en lamento y emociones, declara la mujer, Wisdom al hombre, Mod.  Aunque estamos en el siglo X, estas emociones son parecidas a las desviaciones que ahora  mismo causan la angustia, el coraje y la violencia en la vida interior, externalizadas en los conflictos bélicos en la actualidad.

Wisdom regaña a Mod por actuar como si el dios, con características de un jinete militar acuciosamente guiando el universo, pero quien, por la tristeza causada por la división de su mente, dejara caer las riendas de su caballo, que representa el mundo.  El resultado es caos:

“Pero en cualquier tiempo que él deja suelta las riendas con que él ahora ha tenido controlada la creación, las cosas contrarias de las que hemos hablado, estos asuntos abandonan la relación de parentesco que ahora tienen, y se ponen a luchar uno contra otro según su propia voluntad y ellos abandonan su sociedad y destruyen toda esta tierra y vuelven a ser nada”.

Alfredo ocupa la metáfora de un jinete porque no puede negar la experiencia y cultura anglosajona en su contraste con orden de los círculos concéntricos de la visión de orden romano del texto latín del romano Boecio.  La visión presentada por Alfredo es del antiguo vocabulario anglosajón de los Bretwaldas y comitatus en que la ansiedad para la fama y gloria militar sirve como exhortación a su pueblo para inclinarse hacia la curación de su vida interior.  Es un asunto de detente entre la necesidad de defenderse militarmente y avanzar, a la misma vez con la alimentación de la vida interior-ambos simultáneamente.  Hay que avanzar por los dos caminos hacia la unificación de su nación.

Así que, Alfredo enseña a su pueblo que puede que la solución a la conformación de la unidad política y cultural de una nación pase por la vida interior de cada uno de nosotros.

FIN