José es tímido y callado. Así explica su madre porqué quizá no dio muchos detalles cuando le preguntaron por qué intentó irse a Estados Unidos sin tener visa.
El estudiante de bachillerato no habló mucho cuando él y otros 229 migrantes, menores de edad y adultos, llegaron a San Salvador tras un viaje de 12 horas desde el Sur de México.
“Por la violencia que hay en el país (…) por eso él quiso partir (…) Una vez me lo amenazaron”, explica la madre de José cuando se le pregunta por qué el adolescente intentó irse a Estados Unidos.
La mujer agrega: “Él es un niño apartado, él no sale. Del instituto a la casa, nada más. (…) Otro cipote lo mandó a amenazar diciendo que le hicieran algo. Nosotros lo hemos educado a él (para) que se aparte de las malas juntas”.
Debido a las amenazas, José ya no quería estudiar y decidió irse a Estados Unidos… pero no logró llegar. Estuvo 8 días detenido en México hasta que lo subieron a un bus y llegó a San Salvador, desde ahí tuvo que viajar junto a un familiar hasta un municipio de La Unión. El 1 de septiembre su madre aseguró que José volvió al instituto y que no volverá a irse.
Algunos de los que amenazaron a José “ya están muertos”, pero el que dio la orden sigue en el instituto.
Su madre deja todo en manos de Dios: “Ahorita está estudiando, ojalá que no pase nada malo. Eso es lo que le pedimos a Dios, nada más. (…) Porque de qué sirve que se va, lo agarran y lo vuelven a echar. Más se arriesga la vida él”.
José y el resto de adolescente varones deportados corren peligro yéndose o quedándose. En 2014, el informe de Unicef “Ocultos a plena luz” advertía: “Los tres países con tasas más elevadas de homicidio de niños y adolescentes menores de 20 años son El Salvador, Guatemala y la República Bolivariana de Venezuela. En todos esos países, el homicidio es la principal causa de muerte entre los varones adolescentes”.
Menores de edad deportados
Menores de edad deportados desde México
En 42 meses, de enero de 2012 a junio de 2016, las cabeceras departamentales de San Salvador, Usulután y San Miguel reciben cada vez más niños y adolescentes deportados desde México. Pero el fenómeno se repite en todo el país.