Sospechoso de lavar 18 millones de dólares fue gerente de empresa en Perú

Las autoridades allanaron,  el martes, ocho propiedades de los acusados en San Francisco Gotera y San Carlos, ambos en Morazán; así como en Santa Rosa de Lima, La Unión, y en San Miguel

descripción de la imagen

La familia Flores Batres, en el oriente del país, es acusada de lavar $18 millones. De vivir en una casa de bahareque, la familia pasó a habitar una vivienda con evidentes lujos.

/ Foto Por elsalv

Por Diana Escalante

2016-07-27 10:00:00

Jaime Adalberto Flores Batres, el salvadoreño a quien la Fiscalía General señala como el principal sospechoso de lavar 18 millones de dólares, junto con ocho miembros de su familia, se desempeñó como gerente general de la empresa constructora Jara Group SAC, en Perú.

Un documento emitido por la Municipalidad de Huaura, una provincia de Lima, revela que la institución y Flores, en representación de Jara Group SAC, firmaron, en abril de 2012, un convenio en el que la compañía se comprometió a construir una vía peatonal en la avenida María Parado de Bellido, del distrito de Huacho.

En una cláusula del acuerdo se aclara que la empresa para la cual trabajaba el salvadoreño ejecutaría el proyecto “en calidad de donación, asumiendo todos los gastos de ejecución en su totalidad”.

El martes, el Ministerio Público informó que había girado orden de arresto contra el empresario; su cónyuge, Sonia Amaya Márquez, su madre Rosa Batres de Flores, y sus hermanas Sandra Yasmín y Jesús Anabel, ambas de apellidos Flores Batres.

También contra el hermano  de estos, Elías Flores Batres, su esposa Verónica Rodríguez de Flores, así como su suegra, María Brígida Márquez, y su cuñada Rosa Amaya Márquez.

La Unidad Financiera de la Fiscalía les imputa el delito de lavado de dinero. Según las investigaciones, ellos habrían movilizado 18 millones de dólares en seis años, sin que presuntamente pudieran justificar su procedencia. 

Jorge Cortez, jefe de la unidad fiscal, declaró que los imputados han realizado acciones de colocación, ocultamiento y estratificación del dinero que han ingresado al sistema financiero, y de la misma manera lo han estado sacando.

“El denominador común es que Jaime Flores Batres es siempre la persona que dejan constancia las instituciones financieras como destinatario de todas estas cuentas bancarias”, sostuvo Cortez.

Las autoridades allanaron,  el martes, ocho propiedades de los acusados en San Francisco Gotera y San Carlos, ambos en Morazán; así como en Santa Rosa de Lima, La Unión, y en San Miguel.

A la Fiscalía le llama la atención que entre los imputados haya carpinteros, amas de casa y maestras y llevaban una vida “ostentosa y con muchos lujos”; cuando hasta hace unos años algunos habitaban en casas fabricadas de láminas y bahareque.

Cortez dijo que Batres de Flores, a sus 80 años, ha movido cuatro millones de dólares; la mitad ha sido inhabilitada por orden de un Juzgado de Paz de San Salvador mientras siguen las pesquisas.

El Ministerio Público informó que tres imputados ya fueron arrestados; tres están prófugos y el resto vive en el extranjero.

“Son gente trabajadora y recibieron herencia”

Algunos parientes y vecinos de los imputados aseguraron ayer a El Diario de Hoy que los Flores Batres siempre han sido trabajadores y tuvieron “la suerte” de heredar dinero de su padre, Candelario Flores García, quien murió en 2007, según el Diario Oficial, del 9 de septiembre de 2010.

Según la publicación, el Juzgado de Primera Instancia de San Francisco Gotera reconoce a Jaime Adalberto, carpintero de 33 años, como heredero de Flores García, quien a decir de las fuentes, hace varios años, fue alcalde de San Carlos, Morazán.

Además, relataron que todos residían en una casa modesta, situada en una de las 15 manzanas de terreno que tienen en el cantón San Diego, del referido municipio. Todos, como ha sido la tradición familiar, se dedicaban a la agricultura y la ganadería.

 Cuando Jaime y Elías eran adolescentes se fueron del país: el primero se radicó en Perú y el otro en Estados Unidos. Ambos trabajaron en el rubro de la construcción y, según sus allegados, llegaron a abrir sus propias empresas.

Tras la muerte de Candelario, su esposa dejó el cantón  y se fue a San Francisco Gotera, cerca de donde sus hijas.

 “Nos hemos conocido desde que éramos cipotes. Son gente trabajadora y tuvieron la suerte, o la mala suerte, de haber recibido una herencia… porque ahora veo que por eso están en problemas”, dijo un allegado de la familia.