Previo a la marcha conmemorativa de los Acuerdos de Paz, varios retenes fueron instalados en las entradas a San Salvador. Según las autoridades, la estrategia respondía a un procedimiento de rutina; sin embargo, bajo el contexto en que fueron realizados, por lo masivo del despliegue policial y por los vehículos que inspeccionaban, que solo fueron autobuses o camiones que parecían dirigirse hacia la concentración en el centro histórico, muchos criticaron que estas eran acciones tenían la finalidad de impedir el desarrollo de la marcha.
Estos fueron algunos de los momentos en los que la policía obstaculizó la movilización de los participantes a la marcha:
Carretera Troncal del Norte, desvío a Tonacatepeque: policías subían a las unidades del transporte público para revisar las pertenencias de los pasajeros, uno a uno. Con una pequeña lámpara un agente inspeccionaba las mochilas, bolsas, carteras y demás compartimentos que llevaran los usuarios.
Retén en el bulevar Constitución, a la altura de la Gloria: un grupo de veteranos que se dirigía a la marcha tuvo que bajarse del autobús y someterse a una detallada revisión por parte de agentes de la PNC, a pesar que el único que no estaba cumpliendo la ley era el motorista del autobús al no portar licencia de conducir. El conductor ya no pudo continuar el recorrido. Representantes de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos observaron estas acciones sin intervenir.
Retén en Aguilares: los agentes preguntaban a los usuarios del transporte colectivo hacia dónde se dirigían luego de registrar sus pertenencias. Un anciano que portaba una pequeña bolsa con el rostro de Monseñor Romero fue registrado específicamente por un agente, quien luego le preguntó hacia dónde iba y con quién iba.
Muchos utilizaron las redes sociales para expresar su descontento ante el despliegue masivo de retenes realizado por el Gobierno, alegando que este tipo de procedimientos no son rutinarios.