“Esta es una elección muy enfocada en lo doméstico, con una perspectiva estadounidense muy única”. Así resumió el diplomático estadounidense, Charles Shapiro, el presente ciclo electoral, que el 3 de noviembre enfrentará a Donald Trump, quien busca la reelección, con el demócrata Joe Biden.
Según Shapiro, si bien se tocan algunos temas de relaciones exteriores en los debates, son los asuntos de política externa los que han marcado la agenda de la campaña.
En particular, el combate a la pandemia del COVID-19, la recuperación económica y la creciente tensión racial y el problema de brutalidad policial. Por ello, añadió que aún es poco clara la influencia que podrán tener las posturas de Trump o Biden con el resto del mundo en el ánimo de los votantes.
A esto se sumó la periodista y experimentada presentadora, Rickey Bevington. Oriunda del estado de Georgia, afirmó que en este estado al sur del país, “si le preguntas al votante promedio su opinión de política exterior, obtendrás silencio”.
Bevington no se atreve a especular sobre qué opinan los estadounidenses de política exterior. Y es que la situación interna es tan álgida que prefieren escuchar sobre la salida de la crisis sanitaria, la golpeada economía y el desempleo.
Y, en todo caso, si se aborda la política exterior, se hace con un énfasis local y apegado al estado donde se está haciendo campaña. Por ejemplo, amplió Bevington, en Florida uno de los temas ganadores suele ser la dureza ante los regímenes de Nicolás Maduro, en Venezuela; Miguel Díaz-Canel, en Cuba; o Daniel Ortega, en Nicaragua.
La agresividad contra estos autócratas es un punto a favor de los republicanos, y Trump lo sabe y ejecuta perfectamente.
Pese al énfasis en lo doméstico, tanto Trump como Biden abordaron algunos temas de política internacional en el debate del jueves.
Uno de los temas donde chocaron de frente fue la política migratoria. En este, Trump defendió su barrera fronteriza y reforzar las medidas para impedir el ingreso de indocumentados. Biden, por su parte, criticó la crueldad de la política migratoria actual que ha producido, entre otras cosas, la separación de familias. Esto le jugó en contra a Biden, quien luego tuvo que admitir que en la gestión de Barack Obama, donde fue vicepresidente, no lograron encabezar grandes cambios en la materia.
Shapiro destacó que Biden prometiera un camino a la ciudadanía para los “soñadores”, y cómo atacó la polémica postura del gobierno actual a los indocumentados.
Sin embargo, una vez tome posesión el próximo gobierno, Shapiro manifestó sentirse “un poco escéptico de qué tanta atención se le vaya a poner a América Latina”. Explicó que “la atención de un presidente de cualquier administración tiende a enfocarse en las crisis. Afortunadamente, en Latinoamérica, no parece haber una enorme crisis”.
Pese a esta opinión, el empobrecimiento y la debilidad institucional en los países del Triángulo Norte puede llevar a miles a volver a emprender el camino a Estados Unidos de manera masiva. En coyunturas de alta migración, como el arribo masivo de menores en 2014 o las caravanas de 2018, el tema se vuelve a colar al centro de la agenda doméstica.
Finalmente, y con respecto al aparente abandono del rol de Estados Unidos como un promotor de la democracia fuera del país, Rickey Bevington no es muy optimista, pues considera que los candidatos son conscientes que el tema no es una exigencia ciudadana prioritaria.
“Los estadounidenses no se despiertan a media noche pensando en el poder suave y la promoción democrática fuera del país. En todo caso, piensan en su propia democracia”, dice la periodista.