Sigmund Rascher, el médico nazi que practicó un horrible experimento sexual con humanos en la Segunda Guerra Mundial

Las barbaridades cometidas por el doctor allegado al régimen de Adolf Hitler han vuelto a salir a la luz en un proyecto que desarrolla la Universidad de Harvard para digitar las miles de páginas archivadas sobre los Juicios de Núremberg

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El dictador alemán, Adolf Hitler. Las barbaridades cometidas por uno de los médicos que simpatizaba con su régimen volvieron a salir a la luz. Foto/ Archivo AFP

Por Agencias/ L. Alas

2019-01-23 3:26:07

Un centenar de prisioneros murió al ser obligado a participar de los crueles experimentos humanos que practicó el médico nazi Sigmund Rascher en el campo de Dachau, durante la Segunda Guerra Mundial, entre sus brutales pruebas estaba con la que pretendía “revivir” muertos con sexo, según documentan archivos señalados por medios españoles.

Youtube: Trondheim Katedralskole

Las perversidades de Rascher han vuelto a salir a la luz en un proyecto que desarrolla la Universidad de Harvard para digitar las miles de páginas sobre los Juicios de Núremberg, los procesos judiciales en los que se determinaron la culpabilidades de los dirigentes nazis tras el conflicto militar. Pero también incluyen los documentos del Juicio de los Médicos, en el que se probaron las prácticas que cometieron los doctores, entre estos los casos de Rascher.

Los detalles de las sádicas torturas del médico nazi que ponen los pelos de punta han sido publicados en la revista especializada World Neurosurgery.

Rascher nació en Múnich en 1909 y tenía 32 años cuando el dirigente nazi Heinrich Himmler le encargó la coordinación de los experimentos médicos con prisioneros en el campo de Dachau.

El médico habría logrado catapultar su carrera como tal, tras casarse con Karoline Diehl, antigua amante de Himmler, afirman los medios españoles.

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Rascher, allegado al régimen de Adolf Hitler, estaba obsesionado con encontrar un método efectivo para que los pilotos de la Fuerza Aérea de Alemania no murieran de frío, después de ser derribados sobre el océano.

Muchas de sus “conejillos de Indias” eran prisioneros de guerra rusos, a los que consideraba más resistentes al frío.

“Algunos fueron metidos en el tanque con los trajes protectores y los chalecos de la Luftwaffe, pero otros fueron dejados en el agua helada desnudos”, señala el autor Manuel Moros Peña en “Los médicos de Hitler”, en citas retomadas por abc.es.

Unas 300 personas fueron parte de sus horribles experimentos, a quienes “las sumergía en un tanque de agua con hielo, con el presunto objetivo de estudiar los efectos del frío en el ser humano”, lamentablemente un centenar de ellos murió en esas pruebas, pues “en cuanto la temperatura corporal alcanzaba los 28 grados, los sujetos de estudio morían invariablemente, pese a los intentos de reanimación”, escribió en su cuaderno un día de agosto de 1942, indicó un artículo de elpais.com.

Agrega que Rascher probó siete métodos diferentes para reanimar a los prisioneros tras sacarlos del agua con hielo, entre estos el experimentos con una cámara de descompresión, con la que simulaba alturas de hasta 20 kilómetros.
Unos 80 prisioneros, la mayoría de ellos clasificados como “criminales judíos profesionales”, murieron dentro de la cámara, entre gritos y espasmos. A los sobrevivientes, si había, se los sumergía inmediatamente en agua helada.

“Sin duda Rascher disfrutaba con el sufrimiento ajeno y el espectáculo de la lucha al límite por la supervivencia”, afirmó el periodista Óscar Herradón en su obra “La Orden Negra. El ejército pagano del Tercer Reich”, retomó abc.es.

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Rascher también puso en práctica un horrible experimento sexual al que denominó “calor animal”, con el que pretendía reanimar a los presos después de padecer hipotermia. El médico obligaba a prisioneras a desnudarse junto a los hombres inconscientes por el frío.

“En algunos casos, las respuestas de los sujetos con hipotermia se medían mientras mantenían relaciones sexuales con mujeres contra su voluntad”, relató el biólogo Robert Pozos, de la Universidad Estatal de San Diego, Estados Unidos, en su libro en 2003. Sin embargo, el equipo de Tobias Mattei, neurocirujano de la Universidad de San Luis, EE.UU. y principal autor del nuevo estudio, no ha encontrado los documentos históricos que confirmen la existencia de esos experimentos.

A pesar de buscar el método efectivo para que los pilotos no murieran de hipotermia, Sigmund Rascher no logró salvar su vida, pues aunque su documentación fue clave en los Juicios de Núremberg, el no logró llegar vivo a ellos. Él y su esposa fueron ejecutados por un pelotón de fusilamiento nazi en el mismo campo de concentración de Dachau, el 26 de abril de 1945, luego que las autoridades se enteraran que la pareja mintió respecto a los hijos que tenían.

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De acuerdo con elpais.com, el médico nazi presumía de que su mujer, Karoline, mayor que él, había tenido tres hijos después de cumplir los 48 años. Según pregonaba Rascher, su familia demostraba que la población aria se podía multiplicar si se extendía la edad fértil de las esposas, pero la investigación reveló que sus tres hijos eran comprados o robados.