La ausencia del presidente del Gobierno de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, en las honras fúnebres del diputado Jacinto Suárez, inflamó las redes sociales con toda clase de rumores y teorías sobre el estado de salud del mandatario, que no ha dado la cara para dirigirse ante la nación a propósito de la crisis causada por la pandemia de COVID-19.
No es extraño que Ortega desaparezca por largos periodos de tiempo de la vida nacional, para luego aparecer como si nada. Ya lo hizo durante la crisis generada en abril de 2018, cuando la ciudadanía nicaragüense se rebeló en contra de su mandato, de once años en ese momento, del mismo modo en que también había desaparecido por dos semanas, en febrero de 2014.
Ahora, Ortega solo ha sido visto dos veces en los últimos meses: el 21 de febrero, cuando nombró al general Julio César Avilés como Jefe del Ejército Nacional por tercer periodo consecutivo, y el 12 de marzo, cuando participó de la reunión virtual de presidentes y jefes de Estado del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), donde se discutió la respuesta regional a la pandemia.
Desde entonces, nada se sabe de él. Ni Ortega ni Murillo asistieron a la ‘caminata por la paz’ denominada “Amor en tiempos del COVID-19”, y de la vicepresidenta solo hay noticias cada mediodía cuando llama por teléfono a los canales oficiales, para presentar un resumen de las actividades diarias del Gobierno.
El Diario de Hoy conversó con un antiguo dirigente del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que trabajó por muchos años en el entorno del mandatario.
La fuente vislumbra dos escenarios como los más plausibles para explicar que Ortega siga desaparecido, y que ni siquiera se hubiera presentado a las honras fúnebres de Suárez: o está muy enfermo, (tiene 74 años de edad), o simplemente, no le importa nada.
Y aunque admite que el mandatario y Suárez no eran tan amigos como supone la gente (pese a que compartieron una celda por siete años a finales de la década de 1960 e inicios de los 70), la fuente cree más en la segunda explicación: “A Ortega le tiene sin cuidado”.