Brasil es el país más golpeado por la pandemia de coronavirus, con más de tres millones de infectados, cementerios desbordados y una cisis sanitaria sin precedentes. Sin embargo, a pesar de ello el presidente Jair Bolsonaro se ha autoproclamado negacionista de la pandemia y tiene eventos públicos donde se le ve no usando mascarilla ni respetando el distanciamiento social.
Pero esta vez, la polémica no es por la falta de cuidado ante los contagios de COVID-19, sino porque en un evento donde inauguró una central termoeléctrica del estado de Sergipe, el mandatario tomó del brazo a un enano y lo levantó, pensando posiblemente que era un niño.
Entre guardaespaldas y partidarios, se le acercó una persona de baja estatura con traje y corbata. Bolsonaro lo recibió y luego lo alzó sobre sus hombros. Toda esa secuencia quedó registrada por las cámaras.
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En el frenesí de la caravana, es muy probable que el presidente haya pensado que había levantado a un chico. Sin embargo, hoy, después de estudiar las imágenes que circularon por las redes sociales y se volvieron virales, las conclusiones son otras.
El pequeño que alzó Bolsonaro era un enano, no un niño. También se especuló acerca de la posibilidad, bastante concreta, de que el gesto del presidente no haya sido un descuido más porque sus gestos hacia los enanos comenzaron hace tiempo y se pueden rastrear durante la campaña presidencial.
El propio Bolsonaro difundió en su cuenta de Twitter imágenes junto a un par de seguidores con esa condición. En ese video los arengó para que lo acompañen en un escenario durante un acto. Y esta semana el presidente lo volvió a hacer en Sergipe. Bolsonaro, después de agacharse y saludarlo, subió a sus hombros al fiel partidario ayudado por sus guardias de seguridad, mientras daba un paseo por la flamante usina termoeléctrica.
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