Con los gobiernos de toda Europa reabriendo sus economías para los negocios, Bloomberg.com llegó a una conclusión: no hay correlación entre cuarentenas rígidas y menos muertos por COVID-19.
Para muchos países europeos, los niveles de severidad aumentaron sustancialmente después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara una pandemia, incluso cuando la carga de sus casos era baja. Si bien no es un indicador de si las decisiones tomadas fueron las correctas, ni de cuán estrictamente se siguieron, el análisis da una idea clara de la estrategia de cada gobierno para contener el virus.
¿Las cuarentenas más estrictas coinciden con los países que tuvieron menos muertes? No.
Algunos, sobre todo Italia y España, impusieron bloqueos prolongados y estrictos después de que las infecciones desaparecieron. Otros, especialmente Suecia, prefirieron un enfoque mucho más relajado.
Portugal y Grecia decidieron cerrar, mientras que los casos fueron relativamente bajos. Francia y el Reino Unido tardaron más antes de decidir imponer las medidas más restrictivas.
Pero existe poca correlación entre la gravedad de las restricciones de una nación y si logró frenar el exceso de muertes, una medida que analiza el número total de muertes en comparación con las tendencias normales.
Resultados mortales
Las muertes por encima de los rangos normales muestran a los países europeos que lucharon por contener sus brotes de COVID-19. En Europa, aproximadamente tres grupos de países emergen en términos de muertes.
Un grupo, incluidos el Reino Unido, los Países Bajos y España, experimentaron un exceso de mortalidad extremadamente alto. Otro, que abarca Suecia y Suiza, sufrió muchas más muertes de lo habitual, pero significativamente menos que el primer grupo. Finalmente, hubo países donde las muertes se mantuvieron dentro de un rango normal, como Grecia y Alemania.
Los datos muestran que la relativa rigurosidad de las medidas de contención de un país tuvo poca relación con su membresía en cualquiera de los tres grupos anteriores. Si bien Alemania tenía restricciones más leves que Italia, ha tenido mucho más éxito en contener el virus.
La impresión general es que, si bien las restricciones de movimiento se consideraron una herramienta necesaria para detener la propagación del virus, cuándo y cómo se manejaban era más importante que su gravedad.
La preparación temprana y los abundantes recursos de atención de la salud fueron suficientes para que varios países evitaran bloqueos draconianos. Alemania, con mejores pruebas y localización de contactos y unidades de cuidados más intensivos que sus vecinos, podría permitirse mantener la economía un poco más abierta. Grecia, al actuar rápida y seguramente, parece haber evitado lo peor, hasta ahora.
Como era de esperar, los países con los bloqueos más intensos parecen sufrir más económicamente. Lo que aún no está claro es cuánto beneficio económico obtendrán realmente los países con estas restricciones, dada la naturaleza integrada y orientada al comercio de la economía europea.
La economía sueca, liderada por las exportaciones, se reducirá un 7% este año, dijo su gobierno el martes. Alemania, cuya economía se estaba reduciendo antes de la pandemia, ya está en recesión. Estos países pueden recuperarse antes que otros el año próximo.
Los datos económicos para el período de bloqueo solo están apareciendo, y pueden revisarse sustancialmente en el futuro dadas las dificultades obvias de recopilar datos durante una pandemia. En cualquier caso, lo que sugieren los últimos meses es que el costo económico no es el único inconveniente de un bloqueo draconiano. La experiencia COVID-19 ha enseñado que es mucho mejor responder de manera rápida e inteligente, con la tecnología adecuada y pruebas y rastreo masivos, en lugar de depender únicamente de los cortes más crudos. Esto por si hay segundas oleadas de virus.