Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel” el máximo jefe del Clan del Golfo y uno de los narcotraficantes más buscados por Estados Unidos, fue capturado en un operativo especial el pasado sábado 23 de octubre en una zona selvática de Colombia.
Tras su captura las autoridades han brindado solo algunos detalles sobre el operativo “Osiris” que tardó años en recoger información sobre la vida del temido narcotraficante, la investigación apunta que Otoniel cometía actos aberrantes con menores de edad a quienes prefería como sus presas y recurría frecuentemente a la brujería presuntamente para evadir a las autoridades.
El capo de 50 años había logrado escapar de las órdenes de aprensión y operativos anteriores, movilizándose entre las zonas no habitadas de la selva en Urabá antioqueño, montando mulas debido a que su estado de salud se estaba deteriorando, Otoniel debía descansar sus noches en camas ortopédicas que habían sido llevadas a sus refugios y escondites.
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En el clan los líderes tenía una particular fijación sexual por las niñas que rondaban los 14 años, según confirmó el director de la Policía Nacional, general Jorge Luis Vargas, durante una entrevista para la revista Semana, Otoniel buscaba a sus víctimas en los pueblos aledaños y comenzaba hostigando a la familia de las menores, las amenazas subían de tono para que entregaran a sus hijas vírgenes y posteriormente a las agresiones sexuales ofrecía un pago, por este delito ya tenía varias órdenes de captura.
El narco paramilitar se había ido a las zonas selváticas desde que tenía 15 años, las investigaciones señalan que Otoniel había buscado la dirección de pitonisas y brujos para evadir a las autoridades a través de “rituales” para cuidar el grupo. “Él (Otoniel) hacía ritos. Toda esta gente hacía ritos. Una cosa descabellada y loca, sin sentido” señaló el general Jorge Vargas.
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Esta práctica está muy extendida en la zona y utilizada por todos los cabecillas del Clan, “Todos ellos llaman a una cantidad de pitonisas y de rezos, les mandan aguas de mil cosas. ‘Otoniel’ también utilizaba esta práctica” agregó el general.
Según la información recopilada, Otoniel seguía instrucciones para rociar con aguas preparadas su cama o hamaca, así como el lado del que se debía levantar, incluso el capo llegó a realizar sacrificios en los que ofrecía animales.
La crueldad y violencia de sus actos está registrada por la policía nacional y a nivel internacional, actualmente hay más de 120 procesos abiertos en su contra por homicidio de agentes de seguridad, torturas, tráfico de drogas, reclutamiento de menores, abusos a niñas y mujeres entre otros.
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