Liberados de sus departamentos tras una cuarentena de dos meses y medio, los residentes de la ciudad en donde comenzó la pandemia del coronavirus cautelosamente volvieron a hacer compras y pasear por las calles. Pero dicen que todavía salen poco y dejan a sus hijos en casa mientras esperan que reabran las escuelas.
Los 11 millones de habitantes de Wuhan todavía se enfrentan a una serie de controles después de que terminaran las restricciones que evitaron que la mayoría saliera de la ciudad. Edificios de oficinas requieren que los visitantes muestren una aplicación de smartphone que monitorea su salud. Un vendedor dijo que tiene que reportar los detalles de sus recorridos en la ciudad a las autoridades.
Las medidas graduales que toma Wuhan para reanimar los negocios y la vida diaria mientras todavía intentan prevenir que resurja el virus presagian la lucha que otras ciudades de Asia y el Occidente librarán una vez que se suavicen los controles para contener la enfermedad que ha paralizado los viajes en el mundo y devastado el comercio.
En un centro comercial peatonal de Wuhan, albañiles con mascarillas similares a las quirúrgicas retomaron el trabajo de remodelación de una tienda de artículos deportivos. Un hombre y una mujer bailaban en la acera mientras un amigo los grababa con un celular.
Guardias en edificios de oficinas revisaban la fiebre de los visitantes. Peatones y clientes en tiendas usaban mascarillas y se mantenían alejados entre ellos.
“Todavía me siento más seguro de no salir con demasiada frecuencia. Todavía pido que entreguen a nuestra casa alimentos y vegetales”?, dijo un vendedor de una instalación de procesamiento de carnes que sólo dio su apellido, Peng. “Tengo un hijo de 2 años y le encanta salir después de estar encerrado en casa tanto tiempo, pero todavía me preocupa su seguridad y no lo dejo jugar con otros niños afuera”.
Gran parte del acceso a Wuhan se suspendió el 23 de enero mientras China intensificaba los esfuerzos para combatir el virus que surgió en diciembre.
Restaurantes, metros y otras instalaciones públicas cerraron en un patrón que se extendería a otras ciudades asiáticas y europeas conforme aumentaban las infecciones. A las familias les ordenaron quedarse en casa, lo que dejó las calles vacías y en silencio. Los controles se extendieron a otras ciudades y eventualmente afectaron a 800 millones de personas.
Para el jueves, Wuhan tenía 2,574 de las muertes reportadas por la Comisión Nacional de Salud, el 80% del total de 3,215 de China, y 50,008 de los 67,803 casos confirmados en China continental.