Ni juntos, ni separados. La pandemia se cobró una víctima de la que no se suele hablar, el amor, y dejó en el limbo a numerosas relaciones, aferradas a las frías pantallas.
Una de las tantas parejas separadas por la pandemia es la del salvadoreño Rodrigo Torres y su novia la ecuatoriana Alejandra.
El amor entre el salvadoreño y la ecuatoriana nació en el mismo lugar que aquello que iba a separarlos meses después: se conocieron en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2018.
Vivían en el mismo edificio estudiantil para extranjeros. “Estaba justo arriba de mi departamento, pero nunca habíamos hablado”, cuenta Rodrigo. Hasta que se toparon en la cocina comunitaria. “Me invitó a comer chicharrones y así fue como la conocí”.
Comenzaron a salir en junio de 2019 con la promesa de continuar a distancia: ella partió a Sri Lanka a estudiar inglés y él, análisis de datos a Hong Kong.
Cuando las protestas antigubernamentales estallaron en el territorio chino, llenando el aire de gases lacrimógenos e incertidumbre, Rodrigo decidió visitar a Alejandra en Sri Lanka. “Hong Kong parecía una zona de guerra”, cuenta.
A su regreso a China se empezó a hablar de un virus y su relación pasó al terreno del Whatsapp. “Se ha complicado mucho para volvernos a encontrar”, lamenta Rodrigo.
Finalmente rompieron, hace un mes, agobiados por la distancia y las restricciones. “Si ella hubiera podido entrar como turista, creo que hubiéramos podido continuar juntos”.