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Para salir de casa, los italianos deben presentar una propia “certificación”, en la que se declara de que se trata de un desplazamiento justificado por una razón profesional, compra de alimentos o una razón convincente, como un examen médico. Si se viola se corre el riesgo de una condena a tres meses de prisión o una multa de 206 euros.
Encerrada en casa casi las 24 horas del día, Carla “cocina platos deliciosos, lee y de vez en cuando se echa a dormir una siesta”.
Madrid
A Paula Pérez, estudiante de medicina de segundo año, le conmovió mucho la primera vez que escuchó los aplausos en homenaje al personal de salud. Esta madrileña de 19 años permanece encerrada en su departamento de 50 metros cuadrados que comparte con su madre.
Las dos mujeres cumplen cada noche el mismo ritual: a las 20H00, después del aplauso, conversa con las vecinas de una ventana a otra.
“El vecino de arriba trabaja en un hospital y nos informa sobre lo que está sucediendo allí”, contó Paula, cuyos compañeros de último año de estudios forman parte del personal que refuerza a los hospitales para hacer frente a la pandemia.
Los españoles se encuentran en estricto confinamiento y no se les permite salir de sus hogares excepto para ir a trabajar, en caso de que no pueden hacerlo desde casa, comprar medicamentos o alimentos y sacar brevemente al perro.
París
“Lo más difícil es la ausencia de lazos sociales”, lamenta el parisino Baptiste Saude.
“Yo trabajo independiente, por lo tanto solo. Entonces la manera de distenderse es hacer deporte o ver amigos por la noche”, explicó este documentalista independiente, uno de los organizadores del “aperitivo en Skype”, en el que participan varios amigos que se encuentran encerrados en sus departamentos.
Desde el martes, Francia ha adoptado medidas de contención similares a las vigentes en Italia y España, aunque se permite la actividad física en los alrededores del hogar.
Los infractores se enfrentan a una multa de 135 euros.
Ante la caída drástica de contratos, Baptiste aprovecha para terminar proyectos ya filmados y tratar de mantener una rutina que le permita “aguantar”.
También ayuda a las personas mayores de su vecindario, las llama regularmente para tener noticias, entre ellas a Odile, de 84 años, quien estudia piano a distancia.
Londres
Ben Morales Frost, es un compositor que vive en el sureste de Londres y aprovecha la cuarentena para llevar a cabo una iniciativa musical llamada “orquesta en encierro”.
“Pensé que sería bueno formar una orquesta virtual” para todos los artistas que se han quedado sin trabajo, explicó.
En el Reino Unido, donde las medidas son menos estrictas que en otros países europeos, las escuelas, pubs y cines han sido cerrados.
Después de recurrir a músicos confinados de todo el mundo, Ben reclutó a más de 500 personas, el equivalente a siete grandes orquestas, para colaborar en una canción que escribió recientemente.
Los artistas le enviarán sus videosclips que luego editará a distancia. Un concierto virtual de la orquesta está programado en YouTube para el viernes.
“Ha sido una locura. No me lo esperaba”, reacciona el compositor ante el éxito de su iniciativa.