En Canadá, feligreses hispanos celebran a San Romero

Una misa de acción de gracias se ofició en la Misión Santa Teresa de Ávila, en Montreal, Quebec.

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Por Yensy Ortiz

2018-10-19 10:57:08

“Que los salvadoreños le digan adiós a San Óscar Romero, porque ya no es de El Salvador, es de la iglesia universal”, dijo el padre, Carlos Betancourth ante la presencia de un centenar de feligreses que asistieron a la misa de acción de gracias el domingo 14 de octubre.

El prelado calificó como “una coincidencia especial” la canonización de Romero y del papa Pablo VI, quienes en vida se conocieran, e instó a los asistentes a mantener la unidad. “El pueblo hizo santo hace mucho tiempo a monseñor Romero al llamarlo San Romero de América, pero hoy desde el Vaticano, se convierte en San Romero del mundo, icono mundial de la solidaridad y del martirio”, destacó la vicecónsul de El Salvador en Montreal, Fátima Daysi Villalobos.

 

Como parte de las actividades para celebrar la canonización, la Fundación Romero de Montreal y el Consulado de El Salvador en esta ciudad, inauguraron recientemente la exposición fotográfica “Óscar Arnulfo Romero, un salvadoreño para el mundo”.

La muestra estará abierta durante todo el mes de octubre. Marta Vizcarra, representante de la fundación dijo que la canonización fue “algo inesperado”, pero que ahora ya será posible ponerlo en el altar de la Iglesia. “Los que lo asesinaron, los que creyeron callaron esa voz se equivocaron, porque al contrario la sacaron al mundo entero”, puntualizó.

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Durante una audiencia que el Papa Francisco tuvo ayer con los peregrinos salvadoreños e italianos, que estuvieron en la canonización de San Óscar Romero, los feligreses solicitaron agilizar el proceso de beatificación del padre Rutilio Grande y le pidieron al Pontífice que visite el país.

En tanto, el cónsul general, José Mario Mejía mencionó que “parte de nuestra historia tiene que ver con monseñor Romero y con la reivindicación de la dignidad humana. Él tuvo la valentía de denunciar las violaciones a los derechos humanos”. Por lo tanto, las nuevas generaciones tienen que saber que él es un referente no solo para El Salvador.

Monseñor Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital de La Divina Providencia, en la colonia Miramonte de San Salvador.

Sus palabras fueron proféticas. En marzo de 1980, en una de sus homilías, Romero dijo: “Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño”. Y en efecto, así fue.

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