Henry es pandillero de la MS desde los 12 años, ahora él teme por su vida

El joven ayudó al FBI a resolver cinco crímenes, ahora corre el peligro de ser asesinado por la MS de Estados Unidos o de El Salvador, si llegara a ser deportado.

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elsalvador.com

Por Agencias

2018-04-05 4:03:46

Henry tenía 12 años cuando terminó su ritual de iniciación para ser parte de la MS. Aseguró que al principio era por compromiso con la mara porque ellos pagaron sus uniformes escolares durante años, daban a su abuela carne para que alimentara a la familia y lo protegían de las pandillas rivales, pero con el tiempo empezaron a pedirle que entregara mensajes, que sirviera como “poste” y acompañara a los tiroteos y finalmente fue golpeado durante 13 segundos por los demás integrantes para jurar lealtad a la estructura criminal.

Después de esto, le pidieron que eligiera un nombre para ser reconocido en el grupo. Henry fue abandonado por sus padres y dejado al cargo de su abuela desde muy pequeño, desde entonces dijo sentir una sensación de tristeza y abandono. Sus padres viajaron a Estados Unidos y él aprendió a vivir en la pobreza.

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El Triste

Según publicación de Propublica, medio que tuvo acceso a un relato que escribió el joven en Estados Unidos, Henry fue reconocido dentro de la pandilla como “El Triste”, él se dedicaba a distribuir marihuana y otro tipo de drogas para obtener ingresos para la pandilla.

Así vivió durante tres años de su vida, hasta que un día mientras jugaba cartas en un terreno abandonado recibió una llamada de un extraño, quien le dijo que tenía 24 horas para salir del país y si no lo hacía lo mataría a él junto a toda su familia.

Esa misma noche, él partió a los Estados Unidos para reunirse con su madre y su padre, pues no quería que sus abuelos fueran víctimas de la crueldad de sus rivales, ya que desde que fue parte de la mara vio más de una docena de asesinatos y conocía la barbarie con la que ese tipo de personas mataban a las demás.

A los 15 años, él salió de su casa y su abuelo le hizo prometer que al llegar al país norteamericano rompería los lazos con la pandilla y buscaría una nueva vida. Henry estaba convencido de cumplir su promesa y así fue durante el primer año que estuvo en el país.

Llegó a Estados Unidos de forma legal, pidió refugio y se lo concedieron. Después de muchos años vio a su madre y pareció que era la primera vez que la veía porque hasta ese momento para él era imposible recordar su rostro y ella durante todos esos años no mandó fotografías. Sin embargo, ese día fue al aeropuerto y con globos en manos recibió a Henry con un abrazo.

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Durante todo ese año, Henry trabajó en una fábrica por nueve dólares la hora, no podía hablar inglés y tampoco conocía el lugar, así que esto lo limitaba a estar en su trabajo o en su casa. En 2014 se inscribió en una escuela para seguir sus estudios y aprender inglés, durante los primeros meses tuvo la vida de cualquier adolescente y la disfrutó. En ese momento él pensó que había empezado un nueva vida, pero un día uno de los palabreros de la mara de El Salvador se inscribió en la misma institución y lo citó a un bosque que estaba cerca de la escuela.

Después de clases, un grupo de jóvenes miembros de la MS-13 lo esperaban para castigarlo por no haberse presentado a la mara en el momento de su llegada al país. De pronto lo tiraron al suelo, empezaron a pegarle, él encogió su cuerpo en forma de caracol y ellos contaron 13 segundos, ese era su reingreso a la pandilla.

Desde ese momento y también a consecuencia del desinterés de sus padres en él, aceptó las funciones que le fueron encomendadas, entre ellas hacer que los niños y adolescentes de la institución respetaran a los integrantes de la mara y evitar que las novias de ellos fueran acosadas por otros jóvenes. Sin embargo, Henry no se integraba a otras actividades y esto hacía que sus compañeros desconfiaran, así que empezaron a exigirle que matara, pero él no quería.

El deseo de un nueva vida 

En ese momento, Henry experimentó otra vez las ansias por abandonar esa vida que llevaba y en un nuevo intento de escapar decidió escribir en las páginas de su cuaderno una especie de autobiografía y la confesión que lo llevaría a la muerte. Cortó las páginas del cuaderno, las colocó en medio de otras páginas de una tarea y las entregó a su profesora, a quién veía como una madre.

En esas páginas, además de contar de sus inicios en la pandilla, también detallaba cinco asesinatos de estudiantes que la MS-13 había cometido.

Días después fue llamado a la dirección de la institución educativa y ahí fue recibido por el agente de la policía que estaba a cargo de la vigilancia de la escuela. Él le aseguró que podría conectarlo con el FBI y podría ayudarlo a escapara de la pandilla, alejarlo de la vida que había llevado y a construir una nueva.

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Al principio, el adolescente dudo en confiar en la policía porque pensó que las autoridades de allá funcionaba como en El Salvador, pues muchas veces trató con policías que estaban ligados a su mara, a la pandilla contraria o a los escuadrones de la muerte. Sin embargo, finalmente terminó por aceptar y decidió traicionar a los integrantes de su pandilla revelando los detalles de los cinco homicidios cometidos en ese país.

En esa época, la MS – 13 había sido la responsable de al menos 25 homicidios y la violencia se había incrementado en la zona. En este contexto, la información que Henry podría dar sobre cómo operaba el grupo era imprescindible para combatir a la estructura criminal que estaban operando en ese lugar y hacer que la política antimigración y contra la MS propuesta por Donald Trump, funcionara.

No obstante, con las revelaciones, Henry también estaba facilitando a las autoridades la oportunidad para deportarlo y esto significaba más peligro para él porque al regresar al país se exponía a ser asesinado por los mismos miembros que un día lo invitaron a unirse a la mara, puesto que la traición se paga con muerte.

El limbo

Henry accedió a dar información a las autoridades, le fue asignado un detective de las Fuerza de Tarea de Pandillas del FBI, a quien le dio la lista de los nombres de pandilleros que habían cometido los cinco asesinatos de los estudiantes, los nombres de los cabecillas de la mara y nombres de los estudiantes que estaban pronto a ser asesinados. El agente del FBI a cambio de la información le dijo que iniciaría el proceso para incluirlo en el programa de protección a testigos, Henry creyó en él y pensó que así sería.

En el trato hecho con el FBI, el joven veía una salida de la pandilla, se imaginaba con un nuevo nombre, viviendo en otra ciudad y trabajando para tener una mejor vida. Sin embargo, un día fue capturado por el ICE, una institución encargada de la deportación de inmigrantes, y llevado a un centro de deportaciones donde se recluyen a jóvenes pandilleros de la MS para luego deportarlos a sus países de origen.

Henry pensó que era un error, que las autoridades darían fe de la ayuda que él había proporcionado para resolver los homicidios y presentaría al ICE los documentos que garantizaban que estaba bajo el régimen de protección a testigos, pero no fue así.

El ICE entrega a cada joven un documentos donde se detallan los motivos por los cuales ha sido capturado y llevado al centro para su deportación y ellos lo tienen que firmar. La declaración de Henry decía que él había dado información a las autoridades, confesaba ser pandillero de la MS y que había colaborado en los procesos de captura de otros pandilleros. También detallaba minuciosamente toda la información que Henry proporcionó al agente del FBI. Sin saberlo, Henry firmó su sentencia de muerte al aceptar ayudar al FBI.

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Henry lleva meses en el centro, cada día ha sido acosado por sus compañeros para que muestre la orden que el ICE le entregó a la hora de la captura y en más de alguna ocasión le ha dicho que lo matarán si descubren que él es el informante que ayudó a las autoridades a descubrir los cinco crímenes y capturar a los culpables.

La audiencia de Henry será el 6 de abril, en esta se definirá si es deportado para el país o recibe refugio en el país norteamericano, pero hasta el momento ni el agente del FBI o el juez encargado del caso se han comprometido a ayudarlo, testificar a su favor y decir que contribuyó a resolver los casos para que pueda ser incluido en el programa de protección a testigos.

El joven, ahora con 18 años, dice estar consciente que la mara lo matará por su traición, ya que si el juez lo deja en libertad y vuelve lo esperan los miembros de la estructura para matarlo. También, si sus compañeros del centro descubren que fue él quien dio la información lo matará por la traición y si es deportado para El Salvador, los pandilleros lo matarán por haberlos abandonado y por la traición hecha a sus compatriotas.

Henry confesó que por las noche se voltea hacia la pared, coloca la almohada en su rostro, recuerda su primer asesinato y llora. Recuerda a sus abuelos, el abandono de sus padres, vuelve a vivir la angustia y ansias de escapar de esa vida.

Asegura que a veces no puede evitar imaginar un futuro mejor para sí mismo. “Si alguien por ahí decide involucrarse y darme la oportunidad de comenzar una nueva vida no lo desperdiciaría”, dijo a Propublica.

Él se imagina graduándose de la escuela secundaria, viviendo en el océano, pescando con sus hijos. Le gusta creer que su abuela vivirá cerca y cuidará de sus hijos mientras él trabaja en la construcción. También le gusta pensar que podría unirse al ejército, viajar por el mundo y así alejarse de una vez de la MS para “vivir un poco más”.

En el siguiente enlace puedes leer la historia completa: A Betrayal