Luis Ascencio, el creador de buses a escala de Santa Ana

El amor por los buses motivó a este joven santaneco a elaborar, a detalle pero en pequeña escala, cualquier modelo de estas unidades de transporte.

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Foto/ Gerson Sánchez

Por Mauricio Pineda

2018-04-29 8:27:02

Busólogo, aunque la palabra no aparece en consultas hechas en la Real Academia Española (RAE), el término le cae como anillo al dedo a Luis Francisco Ascencio Carranza, un joven de 19 años, hijo único y originario de Santa Ana, que fabrica buses en pequeña escala.

Sencillo, de condición humilde, pero como una creatividad que no tiene límites, la mente de este joven genera todo tipo de ideas al momento de elaborar réplicas muy bien detalladas de todos los modelos y marcas de autobuses.

El ingenio del busólogo, al realizar este tipo de arte, ha llamado la atención no solo de su vecindario en la colonia Nazareno, en Santa Ana, sino que también de diferentes medios de comunicación locales. Todos interesados en conocer el arte del busólogo.

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“El gusto por los buses comenzó desde pequeño, siempre que ellos (familia) me sacaban les preguntaba ¿nos vamos a ir en bus?, me decían que sí; y les preguntaba ¿en cuál ruta?”, de esa forma el joven describe los primeros momentos de su vida cuando supo de su fascinación por los buses.

Con a penas tres años, la curiosidad obligaba a este joven a viajar parado en los asientos de las unidades muy cerquita del conductor.

“Era como de ley que tenía que andar en los asientos de adelante. Siempre me gustaba ir viendo todo lo que pasaba, el tráfico o si pasaba un accidente pero siempre que fuera desde el bus”, relata.

Su padre, Francisco Ascencio, cuenta que cuando Luis tenía tres, y aún sin poder pronunciar alguna palabra, usaba sus manos y dedos para señalar las enormes máquinas de transporte.

“Como la abuela de él siempre ha tenido tienda, le quitaba las cajitas de café y empezaba a poner caritas de personas que eran gente iba en autobús”, recuerda el padre.

Ya para cuando el joven cumplió ocho años su imaginación lo llevó a colocar foquitos, espejos y colocar todo tipo de adornos a sus primeros prototipos.

La plática que cambió todo

Pero fue hasta que tenía 16 años, y por influencia de un amigo busero durante un recorrido, que este joven tomó la decisión de elaborar su primer prototipo como los que actualmente fabrica.

“Comenzamos a platicar de eso, él me dijo que sería bonito que se pudiera hacer un bus a escala igual al que cargaba (manejaba). Entonces le dije, me parece bien, me animo hacerlo”, recuerda de aquel momento.

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Y así fue, medio chueco pero logró elaborar su primer modelo. Esta experiencia le sirvió para ajustar y corregir fallas de medida y otros detalles.

Han pasado poco más de dos años desde ese momento, la constancia, dedicación y el esfuerzo lo llevaron a perfeccionar la técnica que, hoy por hoy, le ha significando el reconocimiento y admiración de cuanta persona lo conoce de su arte.

“Hay unos que se queda admirados, me dicen por qué no estudio arquitectura ya que la mayoría de personas me dicen que esto tiene que ver mucho con la arquitectura”, asegura.

Su otro amor, las matemáticas, llevaron a este joven a estudiar Administración de Empresas en la Universidad de El Salvador, seccional Santa Ana, donde actualmente cursa segundo año.

Actualmente un prototipo de unidad, de unas 13 pulgadas aproximadamente, le toma cuatro días para elaborarlo. Con la venta de estos modelos cubre gastos personales.

A la fecha ha elaborado un estimado de 45 buses de diferentes modelos, además de 8 prototipos de otros vehículos y una rastra.

Su trabajo, y el tiempo que este joven dedica para explotar al máximo sus habilidades en este arte, le ha significado para que muchas personas le llamen busólogo.

“Me lo dijeron y me hago llamar así porque siempre me han gustado los buses; comencé en una página de Facebook cuando tomaba fotos a los buses que miraba en la calle y las subía, la gente me apoya y poco a poco me fueron diciendo busólogo”, relata Ascencio.

Su madre, Ana María de Ascencio, dice sentirse orgullosa y muy feliz por el regalo que Dios le ha brindado a su hijo.

“Mucha gente me dice: hoy estaba viendo un vídeo que le hicieron a su hijo, dígale que lo felicito y que siga adelante”, comenta al referirse a las entrevistas subidas a redes sociales.

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Proceso, materiales, herramientas y mucha creatividad

Lo más difícil del proceso, según Ascencio, es que cuadren las medidas de cada prototipo, de lo contrario quedan defectuosos, incluso, hasta para colocar los detalles como los espejos, las luces, parrillas. Mientras que la parte más fácil es poner el recubrimiento de pintura.

Cada unidad es hecho con una diversidad de materiales, entre ellos cartón piedra, que es la materia prima; papel vinil y adhesivo brilloso, pegamento, silicón, pintura acrílica, llantas de carritos y camiones de juguetes.
Mientras que las herramientas que permiten dar forma a los modelos son: martillo, escuadra, navaja, tenaza, pinzas, tijeras y reglas de varios tamaños.

Ya en la práctica, el joven toma un pliego de cartón piedra y comienza a trazar el bosquejo que permitirá hacer los dobleses para darle forma al prototipo.

Luego se coloca la pintura al modelo, espera a que seque para finalmente colocar los detalles.

Foto/ Gerson Sánchez