“Hay que hacer andar el negocio para vivir”, vendedores del mercado Central se las ingenian durante cuarentena
Los estragos del coronavirus y la cuarentena ha golpeado a todos los vendedores de mercados y sobre todo aquellos que cuentan con poco capital para sacar algún tipo de mercancía.
Por Yessica Hompanera
2020-03-29 10:00:18
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Juan Carlos Ortíz tiene 58 años y ha tenido que sustituir junto a su esposa quien vende fruta en el sótano del mercado la baja de las ventas, ellos invierten semanalmente hasta $300.
Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Margarita Martínez tiene 75 años de edad y se ha tenido que valer por ella desde hace mucho tiempo. Su hora de entrada al mercado es las 9:00 de la mañana y recorre todos los pasillos para vender tamales, café, leche y empanadas de plátano. “Yo no tengo comida ni quien salga por mi”, dice. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Nicolás Guadrón, es otro de los que se preparó para la temporada. Dentro de su venta de pollos explica que una de las medidas que se han tomado es que solo uno salga a trabajar durante la cuarentena. “Somos cinco y los gastos suman más de $700 mensuales”. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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En el segundo nivel Aracelí busca vender pescado seco que compró junto con su mamá para la témpora de Semana Santa. Son 25 años en la misma faena y no imaginaron que en cuestión de unos días la venta sería mínima. “Esto está solo, ha bajado la venta y me preocupa porque necesitamos el dinero. Ahora lo vemos más difícil”, concluye. Foto EDH/ Yessica Hompanera
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Óscar Rodríguez, de 66 años, quien en pleno medio día espera vender la última libra de carne de res que le quedó en su puesto comenta: “esto lo hubieran hecho antes para que no existieran casos (de coronavirus). Aquí hay personas que mantenemos hijos, padres. Tenemos que comer”, expresa.
Foto EDH/ Yessica Hompanera
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En el área de los comedores, Emilia López, de 60 años, hace picadillo parte de un pollo que utilizará para el almuerzo para luego salir a venderlos. Ella se ha tenido que limitar para comprar los ingredientes. “La cuarentena nos ha afectado porque los clientes no vienen y tampoco la quieren llevar. Quieren quedarse a comer, como siempre”, comenta.
Foto EDH/ Yessica Hompanera