Así sobrevive Karla Martínez junto a sus 7 hijos y su esposo en un caserío abandonado en Tecoluca
La familia conformada por Karla y Jose Alberto Martínez junto a cuatro niñas, tres niños y una bebé en camino, trata de gastar lo mínimo de sus porque las necesidades son máximas.
Por Jonatan Funes
2020-10-24 8:30:51
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La única familia de la Pita vieja, vive en una pequeña casa de paredes de tablas de madera y lamina, a la orilla de los manglares en un brazo del Lempa, cerca de donde el río desemboca en el océano, en Tecoluca, San Vicente. Foto EDH/ Jonatan Funes
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La familia Martínez López esta conformada por, desde la izquierda: Melissa, Emerson, Oswaldo, José, Bessy, José (Padre), Johana, Meibelin y Karla, (Madre). Foto EDH/ Jonatan Funes
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Karla y su familia vive de la pesca, de la recolección de almejas y de la caridad de familiares que viven a medio kilómetro río arriba, en La Pita Nueva, actualmente espera a su octavo hijo, una niña, de la cual ya tiene 8 meses, “Estoy embarazada pero ya es el último. Yo me siento bien contenta, afirma. Foto EDH/ Jonatan Funes
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Los ingresos que les deja su trabajo solo son para ir pasando los días, pero esto no es siempre. Hay días buenos y malos y los peores son los del invierno porque es preferible pasarla mal y guardar su vida que arriesgarse a trabajar en un río bravo crecido por las lluvias, explicó Karla. Foto EDH/ Jonatan Funes
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En este lugar no hay internet, tampoco cable, la diversión es en tierra o en el agua. Foto EDH/ Jonatan Funes
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Luego de un par de horas de trabajo regresan a casa. En este punto los pequeños ya recienten que no han comido. Foto EDH/ Jonatan Funes
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La recolección de almejas puede durar una hora, pero el trayecto que reccorren es lo que lleva más tiempo. Foto EDH/ Jonatan Funes
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Según Fernanda, la segunda hija de Karla de 11 años de edad, el pescado no falta en la mesa, es la principal fuente de proteínas de la familia, pero habían pasado días comiendo solo arroz con cangrejitos que salen de la arena del manglar, y ya querían cambiar el menú. Foto EDH/ Jonatan Funes
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La familia López Martínez son la única familia que se ha negado a abandonar este lugar donde antes había un caserío, el ual con el paso del tiempo fue deshabitado por constantes inundaciones del Lempa que provocaba perdidas. Foto EDH/ Jonatan Funes
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En el lugar hay luz eléctrica, lo que les permite estar comunicados y poder disfrutar del mundo fuera de la Pita a través de un televisor. Foto EDH/ Jonatan Funes
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Para la familia, los alimentos son escasos, así luce normalmente la alacena de la cocina. Foto EDH/ Jonatan Funes
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La dieta es a base de arroz, frijoles, tortillas de maíz, pescado y almejas. Foto EDH/ Jonatan Funes
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La familia tiene un ropero vacio, en el solo guardan dos vestidos de las gemelas, Melissa y Johana, los cuales utilizaron en su graduación de preparatoria. Foto EDH/ Jonatan Funes
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Los niños normalmente permanecen descalzos,los zapatos los tienen guardados, ellos comentan que ya están acostumbrados, pero que cuando salen del lugar se los ponen. Foto EDH/ Jonatan Funes
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Para llegar a la casa de la familia López no hay calle, hay que caminar algunos metros y se cruza un puente peatonal sobre un canal del estero. Su casa está por muy poco sobre el nivel del río en un playón lodoso Foto EDH/ Jonatan Funes
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“Cuando es invierno se inunda todo acá, a veces nos ha tocado salir nadando, por eso ahorita no estamos trabajando porque el río no vacía. Ahí estamos que la suegra nos manda comida. Cuando no estamos trabajando nos ayudan”, enfatizó Karla. Foto EDH/ Jonatan Funes
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“Esta casa es esfuerzo de nosotros, de vender almejas ahorramos para comprar la tabla, para comprar las láminas pero tenemos necesidad de una casa, ya no es segura. Las tablas están podridas, al rato se va a caer”, comenta Karla. Foto EDH/ Jonatan Funes