Lagunas se secan por mano del hombre y cambio climático en Honduras
La laguna Jucutuma, de 400 hectáreas y de unos cinco metros de profundidad, y Ticamaya, de 317 hectáreas, se secaron completamente. Otro embalse vecino de menor tamaño, El Carmen, también sucumbió en un desastre ecológico.
Por AFP
2020-10-25 11:00:18
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Luis Gutiérrez lamenta ver perdido el patrimonio del que vivió toda su vida. La laguna donde pescaba desde niño se secó por la mano criminal del hombre y la sequía atribuida. Foto AFP/ Orlando Sierra
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Las intensas sequías causadas supuestamente por el cambio climático, flagelan al norte de Honduras desde hace tres años. Foto AFP/ Orlando Sierra
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“Aproximadamente 200 o 300 (personas) vivíamos de la pesca”, comentó Gutiérrez, de 42 años, mientras cortaba leña frente a unos cultivos de maíz sembrados en lo que fue el fondo la laguna Jucutuma, periferia de San Pedro Sula. Foto AFP/ Orlando Sierra
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Jucutuma, de 400 hectáreas y de unos cinco metros de profundidad, y su hermana menor, Ticamaya, de 317 hectáreas, se secaron completamente. Otro embalse vecino de menor tamaño, El Carmen, también sucumbió en un desastre ecológico. Foto AFP/ Orlando Sierra
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La temporada de lluvias que inició en mayo pasado ha sido fuerte en toda Honduras, menos en la zona de las lagunas. Foto AFP/ Orlando Sierra
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“Hubo personas que hallaron hasta los cascarones de la tortugas, los animalitos carbonizados”, explica Ana Ramos, de 42 años, quien junto a su esposo, Víctor López, de 50, han vivido a la orilla de la laguna Ticamaya. Foto AFP/ Orlando Sierra
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En el lecho de las lagunas florecen frondosos cultivos de maíz sembrados en la forma rudimentaria de quemar la tierra para limpiar la maleza. Así quemaron los animales que quedaron en el lecho de la laguna. Foto AFP/ Orlando Sierra
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Con la sequía desaparecieron lagartos, tortugas, diversos peces y otras especies de fauna acuática. Foto AFP/ Orlando Sierra
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Algunos residentes como Juan Diego dice que empresarios poderosos y autoridades de la ciudad construyeron barreras de cemento en las fuentes que alimentaban Jucutuma para secar los espejos de agua y dar espacio a la expansión de la ciudad, de un millón de habitantes. Foto AFP/ Orlando Sierra