Costa Rica convierte en atracción turística una cárcel utilizada hace 100 años para recluir adversarios políticos del Gobierno
La isla de San Lucas, que alberga los restos de una de las cárceles más tenebrosas en la historia de Costa Rica, ha sido convertida en un parque nacional y atractivo turístico con senderos en el bosque, playas y abundante fauna.
Por AFP
2020-10-08 10:19:32
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La isla de San Lucas, que alberga los restos de una de las cárceles más tenebrosas en la historia de Costa Rica, ha sido convertida en un parque nacional y atractivo turístico con senderos en el bosque, playas y abundante fauna. Foto AFP/ Ezequiel Becerra
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Situada en el Golfo de Nicoya, en el Pacífico costarricense, San Lucas funcionó como centro de reclusión entre 1873 y 1991, dejando atrás un reguero de torturas y de trato infrahumano. Foto AFP/ Ezequiel Becerra
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Abandonada durante varios años desde la clausura del penal, la isla fue abierta en agosto pasado a la visita de turistas, con restricciones por la pandemia de COVID-19. Foto AFP/ Ezequiel Becerra
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Antes de su apertura, la isla fue declarada de interés arquitectónico en 1995, y refugio de vida silvestre en 2001. Pero fue recién en 2020 que comenzó su rehabilitación como atractivo turístico. Foto AFP/ Ezequiel Becerra
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Varias agencias gubernamentales participan en la Ruta de Reactivación Isla San Lucas, un proyecto que permitió abrir senderos y recuperar partes deterioradas de la infraestructura para adecuarla al turismo. Foto AFP/ Ezequiel Becerra
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En los 117 años que sirvió como cárcel, San Lucas fue inicialmente un sitio para recluir “políticos indeseables”, es decir adversarios políticos para el gobierno del entonces gobernante militar, Tomás Guardia. Foto AFP/ Ezequiel Becerra
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En una segunda fase fue convertida en cárcel de máxima seguridad, donde fueron recluidos los criminales más violentos de Costa Rica. Foto AFP/ Ezequiel Becerra
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Parte de la historia del viejo centro penal está en las paredes de las celdas, donde los reos dejaron dibujos. Foto AFP/ Ezequiel Becerra
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Los siete compartimientos que antiguamente sirvieron como celdas de máxima seguridad están distribuidos en un patio circular en cuyo centro hay una fosa subterránea cubierta por una reja. Foto AFP/ Ezequiel Becerra
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Al recorrer los senderos que cruzan las 500 hectáreas de San Lucas se observan los restos de las primeras edificaciones para recluir internos en medio del bosque, en el que retumban los aullidos de los monos. Foto AFP/ Ezequiel Becerra