“Sólo tú y yo vamos a limpiar al padre Rutilio": Exsecretaria del beato Rutilio Grande narra los momentos después de la muerte del sacerdote

Amanda Huguet, de 73 años, fue secretaria del futuro beato Rutilio Grande hasta el último momento de la vida del sacerdote. En este reportaje relata cómo tuvo que preparar el cuerpo del mártir para el velorio.

Por Jessica Orellana

2022-01-17 8:38:03

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Amanda tiene 73 años, fue secretaria del padre Rutilio Grande cuando fue asignado párroco en Aguilares y El Paisnal, lo que le permitió conocerlo mejor. Foto EDH/ Jessica Orellana
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Carta escrita por el padre Rutilio Grande dirigida a Amanda y a su esposo en reconocimiento al trabajo que llevaban a cabo. Foto EDH/ Jessica Orellana
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Foto EDH/ Jessica Orellana
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Cuando el padre Grande llegó a Aguilares, Amanda tenía 33 años y fue de las más jóvenes en pertenecer al consejo parroquial. Foto EDH/ Jessica Orellana
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Los esposos Cardenas Huguet. Amanda entre sonrisas, relata que el padre Grande le tomó mucho cariño a ella y a su esposo, por la ayuda que la pareja le dio siempre. “Nos escribió una carta muy bonita, con puño y letra, que atesoro con mucho amor. Él era poco para escribir, pero nos la dio como agradecimiento, yo estaba bien pendiente de todas las necesidades del padre”, dice.
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Amanda Huguet, de 73 años, relata cómo, a solicitud del padre Rutilio Grande, se convirtió en secretaria del Concejo Parroquial de Aguilares durante el conflicto armado. EDH/ Jessica Orellana
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Grande nació el 5 de julio de 1928 en El Paisnal, y fue asesinado en 1977 . Foto/ Memoria Viva TVES
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Este jesuita, conocido como “padre Tilo”, era párroco en la localidad de Aguilares, 32 kilómetros al norte de San Salvador y mantenía una amistad con el arzobispo Romero, también asesinado en 1980, mientras oficiaba una misa. Foto EDH/ Archivo
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La declaración del “martirio” es decisiva para la beatificación, ya que entonces no es necesario reconocer un milagro como en el resto de procesos.
Foto EDH/ Archivo
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El cuerpo fue trasladado a la alcaldía de Aguilares, donde un juez lo reconoció. “Nos dieron el cuerpo como a las nueve de la noche, lo llevamos al convento y me dijo el padre Salvador Carranza: ‘Solo tú y yo vamos a limpiar al padre Rutilio, que nadie más entre’. Entonces, el padre se puso mal y le dije que se sentara, que yo lo iba a limpiar”, dijo una de las allegadas al padre momentos después de su asesinato. Foto EDH/ Archivo
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Rutilio Grande fue emboscado mientras se desplazaba en Aguilares. Foto EDH/ Archivo
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En el ataque también fueron asesinados Manuel Solórzano, de 72 años y Nelson Lemus, de 15. Foto EDH/ Archivo
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En el sepelio eran miles los que llegaron, entre ellos monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien lloró junto al féretro y después se le acercó para preguntarle qué había pasado. “Yo no le pude decir mucho, me dolía tanto hablar, es que no podía, por más que quería, no podía dejar de llorar”. Foto EDH/ Archivo
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Rutilio Grande fue velado una primera noche en Aguilares y luego fue trasladado a la Catedral Metropolitana. Finalmente fue enterrado en la parroquia de El Paisnal. Foto EDH/ Archivo