Mujeres excombatientes: “La guerra promovió el empoderamiento de la mujer más allá de la cocina y los quehaceres del hogar"

Maria Dina Cabrera Hernandez de 57 años, “este gobierno está loco al decir que no sirvieron de nada los acuerdos de paz. ¡Es una injusticia grande que digan eso!”, dijo la excombatiente levantando la voz.
Cabrera es originaria de Santa Marta Cabañas, fue una de las primeras combatientes de las lineas de las FPL de la zona de Cabañas, luego desempeñó el rol de logística para gestionar y enviarlos a los campamentos desde Mesa Grande.
Foto EDH/ Menly Cortez

Dina piensa que el presidente Bukele está equivocado al decir que los Acuerdos de Paz no sirvieron para nada. “El papá (Armando Bukele) pensaba diferente. Él se reunía con Schafik Handal y sabía que la lucha era justa”. Y continúa recriminado a la cúpula del FMLN su papel que llevó al Nayib Bukele al poder: “La culpa por la que la gente votó por ese loco que está hoy de presidente la tienen los mismos dirigentes del partido (FMLN), por la decepción por lo que ellos han acaparado”, expresó. Foto EDH/ Menly Cortez

Dina perdió un hijo en la huida de las comunidades de Cabañas hacia Mesa Grande el 18 de Marzo de 1981, el bebé solo tenía horas de nacido, en la foto de su archivo posa con su segundo hijo Victor Manuel.
A pesar de todo, asegura que su forma de pensar, y el orgullo que siente de haber combatido, no cambia.
Foto EDH/ Cortesía de Dina Cabrera

Sonia Gladys Romero Hernández residente de la comunidad Amando López, de San Marcos Lempa, es una veterana de guerra que se destacó en labores de propaganda en Mesa Grande, Honduras.
Foto EDH/ Menly Cortez

Romero vive inconforme que muchos objetivos de la lucha que se ejecutó llenas de esperanzas, ideales y principios, no se cumplieron o quedaron a medias. Pero sostiene que la situación social mejoró gradualmente después de la guerra, por lo que le molesta cuando escucha voces de jóvenes que opinan todo fue en vano. “Se ha dejado llevar por la propaganda, pero nosotros sabemos cuánto costó y que sí valió la pena”, dijo.
Foto EDH/ Menly Cortez

Gladys durante la producción de los boletines "información de refugiados salvadoreños", el cual se enviaba a la cooperación extranjera.
También realizaban un boletín local que trataba diversos temas para la mujer y la comunidad, además de noticias llamado "Nuevas veredas".
Hoy Gladys combina las labores del hogar con su gran pasión que es la actividad organizativa, es integrante de la Confederación de Cooperativas a nivel nacional y coordinadora de cooperativas agropecuarias de la zona del Bajo Lempa.
Foto EDH/ Cortesía de Gladys Romero

Cristina Reyes 57 años, Ciudad Romero. veterana del conflicto armado destacada en las lineas del ERP en Morazán, trabajo en el área de logística, luchó durante la ofensiva "Hasta el tope" de 1989, fue capturada y torturada física y psicológicamente durante 4 meses.
Foto EDH/ Menly Cortez

“La guerra fue la única opción para lograr una sociedad más justa y aunque parezca mentira, pero fue lo único. Fue necesario y no me arrepiento” dijo.
En tiempos de paz, Reyes continuó su trabajo por la comunidad como promotora social y organizando una asociación de mujeres de Ciudad Romero para gestionar proyectos de desarrollo.
Foto EDH/ Menly Cortez

Alicia (Roxana) Dubon de 57 años, residente de Arcatao es una veterana de Guerra que se destacó en las lineas de las FPL como anestesista en el equipo de brigadistas que acompañaba a los combatientes en las lineas de fuego, actualmente se destaca como enfermera.
Foto EDH/ Menly Cortez

“La guerra fue la única alternativa para parar la represión de la época”. Explica la veterana.
“Da nostalgia recordar a familiares que uno perdió, además que no logramos el objetivo que teníamos cuando nos incorporamos, que era ganar la guerra”, comenta Dubón, que al inicio de la guerra se decía que era algo que solo duraría seis meses.
“Muchos compañeros cayeron y no lograron ver la tranquilidad que tenemos ahora, algo que no tuvimos cuando éramos jóvenes”.

Foto EDH/ Alicia Dubon

Alba Lainez de 48 años es una veterana de Guerra de la comunidad Santa Marta, Cabañas que apoyó durante los ultimos años del conflicto como radista para la comandancia de la Resistencia Nacional.Foto EDH/ Menly Cortez

Alba Laínez durante el retorno del ultimo grupo de refugiados de Mesa Grande a Santa Marta en enero de 1987.
“Yo quisiera que alguien, de esos que están con Nayib, me preguntara si me fui voluntaria o me obligaron. Fui voluntaria, sin esperar nada a cambio. Me da rabia cuando ponen fotos de niños chiquitos con armas y dicen que la guerrilla los utilizaba. No saben porque que estaban ahí. Es mentira que nos engañaban. En ese momento no había alternativa para salvar la vida de uno y la de los demás”, comenta Alba.

Foto EDH/ Cortesía Familia Laínez

Alba durante su labor de radista en un campamento de Cabañas.
Alba admite que con la desmovilización después de los Acuerdos de Paz las mujeres fueron menos beneficiadas, pues tuvieron que regresar a ser amas de casa. Vivir en comunidades remotas y con falta de ingresos no les permitió estudiar para tener una profesión; sin embargo, piensa que la guerra demostró las capacidades que tienen las mujeres y en su comunidad, en Santa Marta, nunca han dejado de luchar. Foto EDH/ Cortesía Alba Laínez

Vilma Serrano 55 años, San José las Flores, desempeño la labor de educadora popular para los niños de los campamentos de las FPL desde 1985, actualmente continua siendo maestra.
Foto EDH/ Menly Cortez

A Vilma le parece lamentable que el país se encuentre actualmente en una crisis democrática y que eso cause incertidumbre y temor del futuro del país, sobre todo porque se sacrificó tanto para que las condiciones de vida cambiaran. “A nosotras nos duele que digan que los Acuerdos fueron una burla. Sin ellos quizás todos nos hubiéramos muerto y la pobreza extrema seguiría” expresó.
El mural que ilustra cómo era la educación durante el conflicto se encuentra en una escuela de San José Las Flores, Chalatenango.
Foto EDH/ Menly Cortez

Foto de las mujeres que conformaban el cuarto puesto de salud del campamento de Arcatao.
Durante el conflicto las mujeres realizaron diversas labores fuera de los roles de esposas, cocineras y cuidadoras; fueron combatientes, cuerpos de seguridad, radistas, propagandistas, comandantes y maestras, por mencionar algunos cargos.
Foto EDH/ Cortesía Alicia Dubon