Otitis, un dolor insoportable en el oído

según especialistas, la inflamación en el canal auditivo afecta más a niños menores de diez años, provocándoles irritabilidad, falta de apetito, fiebre, mucosidad, entre otras

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elsalvador.com

Por Texto: Kevin Eduardo Salazar Twitter: @KevinESalazar

2014-06-28 8:00:00

Darse un chapuzón en verano es refrescante pero puede ser irritante para otros, manifestándose fuerte dolor de oídos que empeora cuando se toca o mueve el lóbulo o cualquier parte externa de la oreja.

Eso lo saben perfectamente los otorrinolaringólogos, quienes aseguran que uno de cada cuatro niños sufre de otitis externa, conocida también “oído nadador”. Esta afección es una inflamación aguda del oído extremo, el tubo que conduce el sonido hasta el tímpano y que está recubierto de piel.

La otitis se produce cuando se tiene contacto con agua contaminada, permitiendo el paso de varias bacterias que afectarán al conducto auditivo, puesto que este es una especie de cueva, donde no entra la luz y la humedad hace de las suyas para favorecer el crecimiento bacteriano y de hongos, sobre todo, en personas con alguna predisposición, sea por su piel delicada o que exista algún tipo de alteración en dicho conducto que acumule agua.

Para el otorrinolaringólogo del Hospital de Diagnóstico, Juan Carlos Carías, la otitis “es una inflamación que afecta a los diferentes conductos y cavidades del oído. La forma aguda es especialmente frecuente en el niño”, puntualizó el especialista.

No es una enfermedad peligrosa, pero sí dolorosa. “La piel del conducto auditivo, al ser el oído una estructura muy delicada, ha desarrollado una sensibilidad muy especial”, agregó.

Según Carías, existen cuatro tipos de otitis: aguda, crónica, extrema y serosa; por lo que debe tratarse a tiempo con antibióticos, para que no deje ninguna secuela en el niño.

Los tipos de otitis aguda

“Esta es producida por diferentes microorganismos: neumococo, Haemophilus influenzae, estreptococo o estafilococo. Ataca a niños entre 6 meses y 2 años, sobre todo a los que conviven en colectividad, por ello deben tenerse los cuidados adecuados”, explicó el médico.

Este tipo de infección inicia con una rinofaringitis que poco a poco se deslizará hasta la trompa de Eustaquio, provocando dolores fuertes y fiebre, a veces es acompañada por vómito. Además si el infante llora por dolor, rechaza los alimentos o no gana peso en el examen médico puede subcategorizarse la otitis aguda; por ejemplo si el tímpano aparece simplemente rojo es otitis congestiva, opaco, otitis catarral y abombado, otitis supurada.

Para atender al niño, según el diagnóstico, si se padece de otitis congestiva se trata con un medicamento que disminuye la fiebre y con instilación de gotas en los oídos. Las otras otitis suelen tratarse con antibióticos. En algunos casos se realiza una paracentesis para aliviar el dolor. El paciente debe someterse a un control para curarlo.

Según la “Guía Clínica de Pediatría” del Ministerio de Salud de Salvador (Minsal) el 75 % de los niños menores de 10 años son afectados por la otitis aguda, dicho informe sugiere seguir indicaciones médicas para evitar complicaciones, al no ser tratada afecta al hueso situado detrás del oído (temporal), al oído interno o a las meninges.

El dolor se intensifica

“La otitis serosa es la repetición de la aguda, donde el niño tiene más dificultades para escuchar los ruidos de su entorno, debido al mal funcionamiento de la trompa de Eustaquio”, comentó el otorrinolaringólogo.

La inflamación se trata con antibióticos dejados por indicaciones de los médicos. Si hay complicaciones hay que recurrir a los antiinflamatorios o utilizar un tubo de ventilación a través del tímpano, lo que permite la salida al exterior de la secreción del oído.

Mientras que en la crónica “puede provocar un quiste que destruye lentamente el oído (colesteatoma) y el otro perfora el tímpano (perforación timpánica)”, señaló Carías. En este tipo de afección la audición del niño es parcial o queda sordo, esto sucede porque está infectado por hongos o gérmenes que producen dolor, picor y supuración. La curación es rápida si se instilan gotas antisépticas en el oído, para tratar la infección.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) estas afecciones son un problema de salud pública, por lo que deben mantenerse campañas del cuido y el uso correcto del agua.

Otitis externa, dolores insoportables

De acuerdo con Susana Cabrera, especialista en enfermedades infecciosas y docente adjunto de la Facultad de Medicina de Universidad de Uruguay, la otitis externa “es la infección del conducto auditivo externo, según la duración de los síntomas puede clasificarse en aguda – comienzo brusco y corta duración- o crónica – duración mayor a tres meses”.

Más del 90% de los casos se produce en niños a los 7 y 12 años, aseguran los estudios realizados por la Asociación Panamericana de Infectología (API), en cuyo diagnóstico inicial incluye presencia de cuerpo extraño, forunculosis, dermatitis alérgica o de contacto.

En El Salvador el 80 % de los casos presentados se han concentrado en Otitis Media Aguda (OMA), cuyo síntoma más característico de la otitis externa es un fuerte dolor de oídos que empeora cuando se toca cualquier otra parte externa de la oreja, detalla el Minsal.

“La otitis externa es una infección del canal auditivo que puede ser provocada por diferentes tipos de bacterias u hongos. Se suele desarrollar en niños cuyos oídos están expuestos a la humedad excesiva y continua, sobre todo cuando bucean o nadan con la cabeza bajo el agua”, explicó Carías.

Para un tratamiento de la otitis externa el medicamento ATB de primera elección debe ser amoxicilina en altas dosis, que consigue concentraciones suficientemente elevadas en el oído medio como para erradicar neumococos sensibles, intermedios e incluso resistentes a la penicilina.

Según la API, para prevenir la aparición de la otitis debe evitarse la entrada de agua en el conducto auditivo usando tapones o protectores; utilizar el gorro de baño para que los tapones no se salgan; no sumergirse demasiado en el agua; limpiar y secar los oídos con el pico de una toalla. No es recomendable utilizar copos para hacerlo. Además se recomienda acudir al médico al sentir: dolor de oído, dificultad para dormir, fiebre, inconvenientes para oír, pérdida del equilibrio, secreciones que salen del oído e irritabilidad inusual.