VIDEO: Alberto Laresca, el imitador salvadoreño de Selena Quintanilla

El joven artista se describe a sí mismo como el fan número uno de Selena Quintanilla en El Salvador. Lleva 17 años dándole vida a su recuerdo con Selena el Show, un tributo a la cantante de tex-mex que hoy hace 25 años fue asesinada por Yolanda Saldívar.

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Alberto le rinde homenaje a la recordada "Reina del tex-mex" con su espectáculo "Selena el Show". Foto EDH/ Yessica Hompanera

Por Eduardo Alvarenga

2020-03-30 10:55:47

Son casi las 7:00 p.m. y en el Teatro Nacional de Santa Ana empieza a sonar “Disco Medley”, el mashup de “I Will Survive”, “Funkytown”, “Last Dance”, “The Hustle” y “On The Radio”, misma pieza con el que se inició el último espectáculo de Selena Quintanilla el 26 de febrero de 1995, en Astrodome, Houston. Los asistentes en el teatro santaneco se emocionan y empiezan a bailar. Sobre las tablas, una figura femenina luce un vestido morado brillante, igual al que vestía la cantante de tex-mex en aquel show, un mes antes de ser asesinada por Yolanda Saldívar, el 31 de marzo de 1995.

Pero en la Ciudad Morena, la persona enfundada en ese traje morado no es una mujer, es Alberto Laresca, un joven salvadoreño que se describe a sí mismo como el fan número uno de Selena en El Salvador.

Tuve la oportunidad de ver a Selena en vivo en febrero de 1994, cuando vino a una grabación del programa de televisión Siempre en Domingo. Ahí supe quién cantaba ‘Carcacha’, ‘Como la flor’ y quedé enamorado de ella”, recuerda.

Desde entonces, Laresca ha tratado de mantener vivo el recuerdo de la cantante entre los salvadoreños. A finales de los años 90, formó el club de fans oficial de la cantante en el país, con el apoyo de la disquera que tenía los derechos de la artista. Él recuerda que sus amigos sabían de su gusto por Quintanilla, porque en sus fiestas y reuniones siempre cantaba sus canciones, un primer paso que lo terminó llevando a los escenarios para interpretar a su estrella.

Alberto cuenta que todo inició por casualidad, el 9 de abril de 2003, cuando aún estudiaba bachillerato. Su grupo de amigos lo convenció de que participara en un concurso de imitadores donde el premio era de $1,000. “Una amiga me consiguió una peluca, otra me prestó tacones, uno hasta empeñó una cadenita de oro para comprar la tela del traje”, recuerda Laresca.

Además de llevarse los $1000, que repartió con los amigos que le habían ayudado, empezó a darse a conocer. En esa misma competencia, a Alberto le ofrecieron presentarse en un festival que realizaría una discoteca y aceptó. Entre 2004 y 2005, tuvo presentaciones en actos colegiales y eventos de beneficencia, todo ad honorem.

Alberto comenzó a imitar a Selena en 2003. Foto EDH/ Yessica Hompanera

El momento de emprender
En 2011, tras varios años de tener su vestuario en el ropero, por invitación de unos amigos que tenían un grupo musical y conmemorarían el aniversario de Selena, Alberto volvió a interpretar a la cantante. Esta vez acompañado por los músicos del grupo, aspecto que le dio realce a su presentación.

En ese momento, sus amigos de colegio le sugirieron que con su talento podía ser muy bien valorado y junto a un equipo de músicos podría emprender un show que se pudiera vender, que su trabajo podría ser reconocido económicamente y recuperar los gastos para hacer la caracterización, que usualmente corrían por su cuenta.

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Laresca ha tratado de mantener vivo el recuerdo de la cantante entre los salvadoreños. A finales de los años 90, formó el club de fans oficial de la cantante en el país, con el apoyo de la disquera que tenía los derechos de la artista.

Así realizó su primer intento de emprendimiento. Se unió al grupo y tras ofrecer el show con amigos y empresas, consiguieron dos contratos para eventos privados. Sin embargo, no prosperó y dejaron morir la idea.

En 2016, unas amigas le pidieron colaborar para un evento de recaudación a beneficio de un niño que necesitaba una intervención quirúrgica. Alberto aceptó, consciente de que montar el show le haría incurrir de nuevo en gastos, como el pago de un maquillista, limpieza de vestuario, pelucas y otros accesorios necesarios para su interpretación.

No obstante, su pasión por Selena y su instinto altruista lo hicieron comprometerse con el espectáculo. De esa ocasión, recuerda una mujer del público que se le acercó para decirle que “nunca imaginé ver que alguien regresara a la vida a la cantante”. Eso le llenó de mucha emoción.

En la actualidad, Alberto ha logrado perfeccionar cada detalle de su presentación. Cuenta con un equipo de músicos que tocan en vivo, maquillista y estilista. Además, tiene cuatro vestuarios distintos, aunque asegura que la mayor parte de veces los organizadores le piden que use el morado. Los accesorios los hace él mismo.

Ahora, la mayor parte de sus presentaciones son privadas. Ameniza fiestas particulares, de empresas, bares o fiestas patronales con el apoyo de productoras de eventos.