En la actualidad nada se escapa de las redes sociales, o más bien, todo queda registrado en ellas. Para bien o para mal, con un teléfono celular es posible grabar una pelea en un sitio público, vergonzosas caídas, accidentes aparatosos, sustos de todo tipo e instantes en la televisión.
Una usuaria en Tiktok captó el momento en el que el afamado periodista salvadoreño Álex Pineda dijo a una colega corresponsal de noticias que se cuidara de regreso a su casa. Se sabe que en El Salvador, la violencia, abuso, agresiones y acoso sexual hacia las mujeres está latente en las calles, pese a marcos legales regulatorios que castigan estos hechos y protejan a las víctimas. Sin embargo, las mujeres están constantemente vulnerables a cualquier forma de violencia en vías públicas.
El video ha alcanzado 2,403 likes y se titula “Cuando tu jefe se preocupa por vos”. Sin embargo muchos usuarios mal interpretaron el consejo de Pineda, quien habló con seriedad, hacia su compañera como una invitación a una cita. “Eso es saber hablar en claves”, “La vieja confiable, Álex Pineda, esa ya me la puedo”, “Algo anda mal”, fueron algunos comentarios.
Usuarios de Tiktok grabaron el momento en el que brinda unos consejos a reportera.
Tristemente, en El Salvador muchas personas aún no toman con seriedad la importancia de crear entornos seguros para las mujeres, en especial hombres quienes perpetúan actitudes machistas e indiferentes al rededor de la violencia contra las mujeres, porque todas tienen derecho a transitar libremente en las vías públicas sin recibir amenazas, sentirse inseguras o recibir cualquier tipo de acoso (silvidos, piropos, frases obscenas, tocamientos).
Dentro de la legislatura que protege a las mujeres respecto a la situación de acoso y violencia se encuentran el Código Penal, Constitución de la República, Ley Procesal de Familia, Código de Familia y la Ley Especial Integral para una vida libre de violencia para las mujeres y, por supuesto, la Declaratoria de los Derechos Humanos.
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El Salvador aún está tratando de cumplir uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible ligado al bienestar de las mujeres que es alcanzar la igualdad entre género y empoderamiento de las mujeres, pero todavía está bastante lejos. Basta conocer algunos datos de feminicidios en el país para determinar que la situación es complicada. Por ejemplo, de marzo de 2019 a agosto de 2020 se registraron 55 asesinatos hacia las mujeres, de acuerdo con Miriam Bandes, Especialista de Programas de ONU Mujeres.
Por otro lado persisten las actitudes machistas en las redes sociales (en donde cualquiera oculta su identidad y ataca o promueve violencia) protagonizadas tanto por hombres como mujeres, como en el caso de interpretar que Álex Pineda está invitando a su compañera de trabajo a una cita, cuando pueden haber otras lecturas mejores como si realmente le importa su seguridad o que conoce las vicisitudes que enfrenta el género femenino (independientemente de su edad, condición social, trabajo y ubicación geográfrica) en los espacios públicos.
Morena Herrera, coordinadora de procesos de formación y gestión de conocimientos feministas de la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, sostiene que la violencia sexual se ha perpetuado porque los hombres se han arraigado un “permiso social” creyendo que pueden hacer uso de un cuerpo femenino como se les antoje.
Asimismo, hace falta en El Salvador una cultura de paz, que reafirme el cumplimiento y validez de todos los derechos humanos para formar una sociedad justa, sin discriminación e igualitaria. Según la Organización de las Naciones Unidas, la cultura de paz es “una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y negociación entre personas, grupos y naciones”.
Es tarea de cada individuo, familia y grupo social trabajar por una cultura de paz que no tolere ninguna forma de violencia para cualquier ser humano y que se interese en trabajar desde su invidualidad para cambiar las actitudes y comportamientos tóxicos por unos que construyan una mejor sociedad para todas las personas sin distinción.