La pintora María Elena Palomo fue víctima del robo de 29 pinturas de su autoría, en un asalto ocurrido frente a su casa, en la ciudad de San Salvador.
Según detalla la víctima, el pasado 14 de marzo, estaba lista para dirigirse a la Embajada Americana —en donde expondría su obra como parte de las actividades que se realizan en el marco del Día Internacional de la Mujer—, cuando ocurrieron los hechos.
“El día anterior, había dejado listo el auto con las pinturas para salir temprano. Pero antes de irnos, mi esposo fue a la gasolinera. Cuando regresó, frente a nuestra casa, lo abordó un sujeto de unos 30 años de edad que no vestía camisa”, recordó Palomo.
“Ya que era muy temprano y todo estaba oscuro, no logré verle muy bien. El tipo le comenzó a gritar para que le entregara las llaves del vehículo. Mi esposo accedió, pues es lo que recomiendan en casos así, no resistirse. No sabíamos si estaba armado”, continuó la pintora.
En ese momento, apareció el vigilante de la zona, pero el hombre logró huir en el carro. Aunque el vigilante disparó al aire para asustarlo y que se detuviera, todo fue en vano.
Más tarde, se enteraron que el vehículo —que corresponde a las placas 821686, marca Kia Soul color rojo— fue visto en San Marcos. “Lo supimos a través de las redes sociales, pero se lo llevaron de allí cuando se percataron que la foto circulaba en Internet”, aseguró la artista. Después del jueves, ya no supieron nada.
La pareja dio aviso a la Policía Nacional Civil (PNC), sin que a la fecha les hayan notificado algún avance. “En realidad, dicen que estos casos son excesivos y que lo mejor es que tratemos de hacerlo casi a nivel personal”. Esa fue la sugerencia que recibieron por parte de las autoridades.
Si usted ve el auto o alguna de las pinturas, que se caracterizan porque llevar escrita la palabra “Palomo” seguida de un trazo con forma de pájaro, se agradecerá lo informen a la policía.
Arte perdido
Las obras robadas, en su mayoría, datan del año 2000. Palomo recuerda una en especial, la cual elaboró en Italia, cuando viajó para participar en una exposición itinerante.
También perdió los grabados que mostró en una exhibición de Volarte y piezas que llevó al Palacio Nacional. “Todo era importante para mí, pues reflejaba un proceso pictórico de crecimiento y maduración espiritual”, puntualizó.