Su nombre completo era Dolores Fidelina Delgado Juárez, se desempeñó toda su vida como profesora de educación parvularia, primaria y secundaria en varios colegios, también fue maestra de Educación Especial y formó parte del equipo de maestras especializadas del Centro de Parálisis Cerebral de San Salvador.
Cuando se jubiló y tras educar a generaciones de niños y jóvenes decidió ceder los derechos de dos obras al Ministerio de Educación. En diciembre del 2018 logró el acuerdo y el 11 de diciembre del 2018 se firmó el convenio en Casa Presidencial.
“Antes de partir a otros jardines, quisiera dejar un legado de poesía para nuestro terruño”, expresó Delgado en una carta enviada a las autoridades del Ministerio de Educación y al Viceministerio de Ciencia y Tecnología. La poeta quería donar los títulos “Sonrisas y lágrimas de amor” y “Corazón de niño” lanzados en el 2013 con el patrocinio de la viceministra de Ciencia y Tecnología, Erilinda Handal.
Ella deseaba que los libros fueran difundidos en las escuelas del país, sin fines lucrativos y con miras a fomentar la poesía entre niños y jóvenes, aspirando a cultivar sus almas y a elevarse ante tanto infortunio.
La mayoría de sus libros estaban dedicados a los niños y confirmaron su amor por la vida y la necesidad de crearles fantasías que les ayudaran a elevarse ante las adversidades de la vida.
Pero también escribió tres obras dedicadas a su familia: “Consejos a mis hijas”, “Retazos”, “Amor y ternura de una abuela”, entre otros. Delgado tuvo siete hijas Ana Menjivar, Silvia de Guerrero, Margarita de Díaz, María Silver, Telma Viale y María Luisa Juárez.
Con los años su salud desmejoró pero nunca dejó de escribir poemas.
“La poesía me ha hecho una persona más feliz, más triste y por ende, más viva”, expresó en su discurso de agradecimiento cuando el Mined aceptó sus obras.