La Pascua de Resurrección entre los anglosajones de antaño

¿Porqué escoger a las Islas Británicas en el siglo VII para examinar la historia de la Pascua de Resurrección? La respuesta corta es que es en el norte de lo que es ahora el Reino Unido, en donde se llevó acabo el importante Sínodo de Whitby en el año 664, en el que se implementó la fórmula de cómo establecer la fecha de Pascua, siguiendo a Roma y no a los ritos antiguos de los celtas.

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Abadía de Whitby al norte de Inglaterra.

Por Katherine Miller, Doctorado en Estudios Medievales y Renacentistas de UCLA.

2019-04-06 5:07:11

“Así es que apareció ante mis ojos como es la vida actual del hombre aquí en la Tierra, o Rey, en comparación con el tiempo que nos es desconocido. Usted está sentado en un banquete en su castillo, rodeado por sus caballeros en el invierno; la fogata en el hogar está fuerte y todo adentro es caluroso, mientras afuera hay fuertes tormentas del invierno de lluvia y nieve. Y un gorrión entra volando rápidamente por el salón del banquete. Entra por una puerta a nuestra vista, desde la tormenta invernal, y sale por otra puerta a la tormenta. Está seguro solamente mientras está adentro. Así es esta vida del hombre que aparece solamente un momento: de lo que sigue o de lo que proviene antes, no sabemos nada. Si esta nueva doctrina nos trae conocimientos más acertados, parece que debemos aceptarlos”. Beda Venerabilis, Historia Eclesial de los pueblos Anglo- Sajones. (731 a.C.) sobre el bautismo del Rey Edwin de York, como Cristiano en el año 628 (a.C.).

¿Porqué escoger a las Islas Británicas en el siglo VII para examinar la historia de la Pascua de Resurrección? La respuesta corta es que es en el norte de lo que es ahora el Reino Unido, en donde se llevó acabo el importante Sínodo de Whitby en el año 664, en el que se implementó la fórmula de cómo establecer la fecha de Pascua, siguiendo a Roma y no a los ritos antiguos de los celtas.

Siempre es aconsejable pintar el paisaje contra el cual se dan estos enormes movimientos de las placas tectónicas en la historia del Cristiandad en el Occidente de Europa, después de la fragmentación del Imperio romano.

Consideramos, primeramente, que la cristiandad (entre aproximadamente el año 200 hasta el año 1,000) era una religión predominantemente de Asia (Siria, Grecia y el Medio Oriente) y el Norte de África. Examinamos el período antes del surgimiento del Islam y la primera Jihad. Había muchas sectas que no eran cristianas en estos territorios y estos siglos. Y ellos nos explican que la secta de los Cristianos no tiene raíces solamente europeas, ya que había siempre la presencia constante de sectas pre-Cristianas simultáneas con el desarrollo de la Cristiandad en el oriente de la Cuenca del Mar Mediterráneo.

Alrededor del siglo VII a. C. se percibe lo que hemos llegado a asociar con la cristiandad del occidente—fenómenos como cementerios, grandes monasterios e ideológicamente una preocupación para los peligros ultramundanos del alma. El Papa Gregorio el Grande (siglos VI-VII) predicó, en su Reforma, que los santos juntaron el Paraíso y la Tierra porque ellos trajeron un tinte de la abundancia del olor curativo del Paraíso donde permanecieron. Pero ese lugar celestial se alejó poco a poco del mundo de los vivientes y creció el miedo por el viaje del alma para llegar de nuevo a él. Ahora es un viaje largo y peligroso. Piensa en el Purgatorio de La Divina Comedia de Dante Alighieri, en el siglo XIV.

Antes de llegar a la fórmula para el cálculo de la fecha de Pascua en Europa, debemos tomar nota de la cristiandad después del sismo entre Roma y Bizancio (ca. 432), entre el mundo celta y el mundo anglosajón y los romanos: divisiones entre el oriente y occidente, entre el norte y el sur.

María con el Niño, icono en mosaico del inicio del siglo XIII en el monasterio de Santa Catalina en Sinaí, Egipto.

La primera división que se puede entender del mapa del año 432 en la Cuenca del Mediterráneo era la “caída” del Imperio romano, en donde el Cielo y la Tierra ya no se mezclan con tanta facilidad. Solamente grandes reliquias (guardadas en las iglesias por la clerecía, como la Eucaristía, las Santas Escrituras y las tumbas o catacumbas de los santos) eran los puntos en que la Tierra pudo tocar el Cielo. Pero fueron separados por un abismo en un mundo sin un centro, sin Roma. Y surge la noción del Purgatorio o la continuidad de cada alma después de la muerte y la creación de los lazos imaginativos y permanentes entre los vivientes y los fallecidos.

Se ha dicho que, en su Reforma Gregoriana, el Papa Gregorio el Grande no excluyó el estudio del pasado clásico porque era pagano, sino también porque consistió en un desvío de la preparación para el alma por el Juicio Final. Era posible transformar el alma del ser humano para este gran evento.

La segunda división era entre Roma y Constantinopla en Bizancio, donde la adoración de los iconos se basó en una creencia que, de alguna manera, el Cielo y la Tierra no fueron demasiados lejos uno del otro. Los iconos podían llevar al creyente de la mano por un camino suave que, de alguna manera, juntaron el mundo material con el mundo espiritual: los iconos de Cristo, de la Virgen María y los santos todavía se mezclaron con los fieles aquí en la Tierra. Como un ejemplo ilustrativo, consideramos la exhibición del arte bizantino en la Galería Nacional del Arte en Washington, D.C. en 2012, llamada “Heaven on Earth” (El Cielo aquí en la Tierra).

Ya que hemos considerado unas diferencias entre el oriente y occidente, consideramos la división de tendencias entre el norte y el sur—es decir, las iglesias de Irlanda céltica en el siglo VII y la Gran Britania anglosajona en el occidente después de Roma. En Irlanda—que nunca formó parte del Imperio romano—Patricius (eventualmente, San Patricio) fue traído a Irlanda por fuerza con unos mil británicos desde Britania en el norte de Francia. Historiadores de este período han investigado fuentes de la Antigua Francia que hablan de los mercados de Galia, llenos de esclavos sajones, “más numerosos que las manadas de ovejas”.

Estas distintas tendencias del occidente, oriente, norte y sur, debido a las diferencias en el método de cálculo para decidir qué día la Pascua sería celebrada en cada año, condujeron a situaciones donde en ciertos años los seguidores de las distintas tradiciones la festejaban hasta con un mes de diferencia. Imposible unificar una Europa, solamente, con la Regla de San Benito y la Reforma Gregoriana, también había necesidad de unidad en el calendario litúrgico sobre cómo calcular la fecha anual del día festivo movible más importante de la Cristiandad.

Entre Irlanda e Inglaterra había otras diferencias también, que requerían resolver los dos asuntos más importantes: la cuestión de la tonsura en la coronilla de la cabeza de los monjes. En San Pedro del mundo Mediterráneo de Roma había una tonsura redonda, mientras que en la de los monjes célticos fue el corte de pelo arriba del frente. En la sociedad y cultura céltica este corte de cabello significaba que el monje había abandonado su estatus como guerrero.

Además, durante estos siglos, la versión latina usada en las lenguas romances, de la palabra Pascua, era Pascha, reflejando el día festivo judío de Pesah. Pero en las tierras germánicas, de habla anglosajón, Pascha fue cambiado por la palabra anglosajona Eostre (Easter, Pascua), en honor de la diosa pagana de la celebración del festival pagano de primavera.

Salus Populi Romani (Protectora del Pueblo Romano), icono
bizantino de la Virgen y el Niño llevada a Roma en el siglo VI. Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, Italia.

 

Regresando al tema de la tonsura romana y la tonsura céltica, junto con la fórmula correcta y única sobre cómo establecer la fecha de Pascua, la razón por la diferencia era la de exhibir, en estas sociedades casi totalmente analfabetas, la naturaleza precisa y las muestras visibles de cómo se establecieron el tiempo del festival más importante de la Cristiandad. Fueron declaraciones visibles y materiales de una identidad en un mundo donde lo que era externo era lo más importante. Representaron, en una sociedad profana, una demostración de lealtad. Pero vale la pena mencionar que los celtas de Irlanda ganaron, adicionalmente, el derecho de establecer, en un lugar prominente en los altares de sus iglesias, no solamente la estatua de la Virgen María sino la estatua de la santa nacional de Irlanda a su lado: Santa Brígida, de manera conjunta.

La decisión fue tomada a favor de los ritos de Roma en el Sínodo de Whitby de 664. Whitby era un doble monasterio de monjas y monjes (hombres y mujeres religiosos), dirigido por una abadesa de sangre real, quien reinó sobre los hombres y las mujeres. La Abadesa Hild de Whitby (614-680), nos cuenta Beda Venerabilis de Northumbria en su Historia Eclesial del Pueblo Anglosajón (731), que había vivido en el mundo y había sido una mujer casada durante 33 años, pero que también había sido una monja y abadesa durante los 33 años que siguieron, la Abadesa de la Abadía real de Whitby.

En el año 664, en el Sínodo de Whitby, en el norte de Inglaterra, todas estas decisiones sobre tonsuras y la fecha de Pascua habían sido resueltas a favor de Roma. Por lo tanto, toda cristiandad en el occidente de Europa comenzó a celebrar Pascua en el mismo día cada año.

Casi simultáneamente, en el Sínodo de Whitby, San Beda nos cuenta que un hombre humilde y analfabeto de nombre Caedmon, recibió de Dios el regalo de poder escribir y cantar poesía. Ese hombre trabajaba cuidando vacas y cerdos en los monasterios gemelos de Wearmouth y Jarrow, en el norte de Inglaterra, donde Beda era un monje benedictino.

Caedmon, quien nunca había escrito nada antes, una noche, durmiendo con sus animales, cantó un poema, documentado por Beda, que se califica como la muestra más antigua de poesía anglosajona:

Ahora debemos honrar el Guardián de
los Cielos,
La fuerza del arquitecto, y su plan,
El trabajo del Padre de la Gloria, como
Él, el Señor eterno, estableció
El comienzo de maravillas;
Primero Él creó, para los hijos del hombre,
El Cielo como techo, así hizo el Creador
santo,
Entonces, el Guardián de la humanidad,
El Señor Eterno, creó la Tierra en medio,
Las tierras de los hombres, Él, el
Señor Omnipotente.