el poder de la conversación y la opinión pública, “cuando todo pertenecía al momento”

???La población fue bombardeada por nuevas opiniones sin que tuviera el tiempo de cuestionarlas seriamente. Así que, en lugar de formar opiniones sólidas sobre la forma deseable de instituciones políticas, se satisfizo con un análisis conformado de prisa y con puntos de vista parciales y superficiales. (La Revolución Francesa) fue una lucha entre la opinión pública y los poderes políticos que intentaron reinar sobre ella, representarla y controlarla???. Anne-Louise Germaine de Staël-Holstein. Reflecciones sobre la paz interna (de una nación) (1795).

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Katherine Miller Doctorado en Estudios Medievales y Renacentistas de UCLA.

2018-06-02 5:14:38

Germaine de Staël (1766-1817) fue una de las primeras intelectuales públicas de Europa que se identificaba como “Liberal” antes, durante y después de la Revolución francesa. ¿Qué es una intelectual pública? ¿Y cuál es la primera definición de “Liberal” durante el siglo XVIII en Europa?

Durante el siglo XVIII un Liberal, en primera instancia, era una persona que se preocupaba con la forma cultural e institucional de un estado durante los primeros años de la Revolución francesa; además abogaba en medio de esta tormenta por un orden constitucional estable que no minaba los principios de la revolución. Pero esta definición es muy pobre; las preocupaciones de los Liberales de Francia eran mucho más complejas. Mme. de Staël se identificaba como Liberal. Examinamos algunas de las ideas de esta mujer enormemente reconocida en la Europa de estos tiempos.

Escritores nacionales participarán en encuentro de literatura en el extranjero

El enfoque principal de Mme. de Staël fue sobre cómo se formaba la opinión pública (una nueva idea que apareció por primera vez en el Siglo de las Luces) y cómo fue manipulada en unas maneras variadas. Este pensamiento es visible en sus primeras publicaciones y es expresado en su famoso salón parisino, y en su correspondencia política y diplomática con los grandes pensadores e intelectuales públicos del período por su posición como Embajadora de Suecia en Francia, debido a su matrimonio con el embajador de Suecia en la ciudad de París, antes, durante y después del conflicto y antes del Reino de Terror de 1793. Después, a través de los años, Mme. de Staël se diversificó en el tema del liberalismo.
Como hija de Jacques Necker, Ministro de Finanzas para el rey Louis XIV, Mme. de Staël era famosa—una intelectual pública—porque, además de sus publicaciones, ella mantenía un salón, donde manejaban “conversaciones” finas y con etiqueta elocuente, para indagar en cómo se formaban las tendencias políticas y culturales. Lo mismo hizo Mme. de Scudéry, la Marquise de Sévigné y un sin fin de otras. En salones del Siglo de las Luces se formaron el arte y el poder de la conversación, las ideas políticas y culturales, que crecieron sin relación de causa y efecto, brotaron en las mil flores de la Revolución francesa, tan admirada antes del Terror de 1793. Y después, estos mismos salones trataron las nuevas ideas, como el Liberalismo, pero ahora después del Terror y durante la post-guerra napoleónica en oposición a la revolución.

Mme. de Staël y su posición como escritora y en sus otras funciones como intelectual internacional y pública será el tema de este momento. Conoció y correspondió con Thomas Jefferson; y con el Primer Ministro de Inglaterra, William Pitt el joven; además con Benjamin Constant, l’abbé Sieyès y con el Tzar Alexander I de Rusia. Admiró, así como Voltaire y otros, la monarquía constitucional y el sistema de sufragio de la Inglaterra contemporánea. Era coetánea con Edmund Burke, Adam Smith y David Hume: ella misma enfatiza la influencia que ellos tenían sobre el desarrollo de sus propias ideas de la formación del liberalismo y las posibilidades de formar una monarquía constitucional, inicialmente, de tipo inglés, forjada después de la Revolución gloriosa de 1688.

Ella pensaba que una democracia no era posible en un estado grande como Francia, caracterizado, como fue, por una distribución desigual de riqueza y propiedad. Benjamín Constant, su amigo y amante, prestó y reformuló las ideas de Mme. de Staël en su admiración inicial para los ingleses. También hizo lo mismo cuando ella dio vuelta en su admiración hacia la república constitucional, siguiendo el modelo americano de la separación de poderes y sus ideas de que los derechos políticos de los actores y electores con derecho al sufragio estaba limitado a los que eran dueños de una cierta cantidad de propiedad. De hecho, ella, antes de Constant, identificó “propiedad” como la verdadera base del sufragio y del orden social de una república, en publicaciones que eran aseveraciones en contraposición a las ideas de la revolución. Estas publicaciones fueron la causa de su exilio a Suiza para salvar su vida.

Por medio de sus escritos publicados podemos conocer, y citar con precisión, el desarrollo de las reacciones y de la opinión pública del tiempo, del Reino del Terror, la Restauración Bourbon, el Terror Blanco de los émigrés y el período de las guerras napoleónicas en sus apreciaciones por escrito de las ideas y conversaciones hasta con su adversario, Napoleón mismo como persona, en las cenas políticas.

En sus publicaciones, su correspondencia diplomática dirigida como informes al rey Gustavo III de Suecia en su capacidad de embajadora pro tempore, y en las conversaciones relatadas en su correspondencia personal podemos trazar las reacciones y metamórfosis de sus ideas—las ideas que Constant prestó y presentó como suyas. Por ejemplo, en sus cartas al primer ministro de Inglaterra, William Pitt, ella reconoció a Pitt como el arbitrio para toda Europa en la formación de monarquías constitucionales, expresó también admiración por la responsabilidad de Inglaterra por la victoria sobre Napoleón, admiró la libertad de opinión y prensa en Inglaterra, abogó por la Emancipación Católica en Inglaterra y animó a Pitt para buscar un compromiso sobre la cuestión de Irlanda. Estos son sólo algunos ejemplos entre muchos.
Durante toda su vida ella trabajaba la formación del Liberalismo y reconoció las influencias sobre sus pensamientos. Quedamos claros que ella detestaba a Napoleón, y comparó a los jacobinos con “Puritanos e hipócritas”. A la vez, su correspondencia anunció que “a nuestros amigos, los Liberales, les falta liderazgo porque tienen un liderazgo de nociones y principios abstractos”, Considerations sur la paix domestique (1795). Ella abogaba por la formación de un partido político grande y moderado como alternativa a los jacobinos. Ellos, declaró de Staël, actúan mejor como un grupo organizado en la asamblea y en sus clubes, mejor que la pelea indisciplinada de “nuestros amigos” (los Liberales). En fin, ella afirmaba:
“Fidelidad, constancia y sentido fuerte de pertenecer a un partido son las cualidades excelentes de nuestros adversarios. No necesitamos que nos digan que nosotros cambiamos incesantemente, y, sin perder tiempo en remarcar los defectos de nuestros amigos… nosotros podemos ganar mucho con imitar y aprender de las cualidades de los jacobinos el arte de luchar contra ellos”.

Mme. de Staël. “A quels signes peut-on conoître quelle est l´opinion de la majorité de la nación?” (¿De cuáles signos podemos saber cuál es la opinión de la mayoría de la nación?, citado en Mme. de Staël, Oeuvres complétes. Ed., Florence Lotterie (París, 2009).
Regresamos al título de este ensayo: “Todo pertenecía al momento”.
Mme de Staël (viviendo en tiempos después de conflictos y la post-guerra del período de las guerras napoleónicas) pensó, escribió y publicó en su correspondencia sobre el “imaginario social” y la opinión pública cambiante e insegura de las sociedades francesas y europeas, a quienes les faltaba, como ella lamentaba, la estabilidad en la opinión pública durante los tiempos tumultuosos.
Ella era una intelectual pública, escribiendo en la prensa y las publicaciones seriadas, influenciando con las demás mujeres que convocaban a los salones, estas provincias de mujeres intelectuales que no podían votar ni participar en el gobierno pero que podían influenciar (por medio de debates privados con los actores prominentes en la política del día en los salones mismos) la forma cultural e institucional de un gobierno que pudo enfrentar las ideas y acciones de los jacobinos revolucionarios: y eso sin sacrificar los ideales originales de la revolución. Tal vez es cierto, al fin de tanto, el lema que rezaba Montesquieu en su Esprit des lois, una obra que influenció mucho a Mme. de Staël: “no hay teoremas matemáticos ni reglas universales en el dominio de la ciencia política”.