Socialistas triunfan en España pero deberán pactar para gobernar

En unos comicios con un histórico nivel de participación (75.5%), el Partido Socialista Obrero Español derrotó abrumadoramente a su principal rival, el derechista Partido Popular.

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Desde la sede del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez anunció la victoria en las elecciones generales del 28 de abril. FOTO EDH / EFE

Por Ricardo Avelar

2019-04-28 9:09:49

Con una amplia sonrisa en el rostro y frente a cientos de seguidores ondeando banderas rojas, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, afirmó lo que los resultados electorales iban confirmando: “El PSOE ha ganado las elecciones generales”.

“Con ello, ha ganado el futuro y ha perdido el pasado”, afirmó el hasta ahora presidente de gobierno de España y quien busca afianzar un segundo periodo al frente del país.

A eso de la 1 de la madrugada del lunes en España (5 de la tarde hora de San Salvador), con más del 99% de actas escrutadas, se confirmó lo que Sánchez afirmó desde la sede de su partido, en el centro de Madrid.

Con cerca del 29% de los votos, es decir unas 7.4 millones de marcas, el izquierdista PSOE se adjudicaba 123 de los 350 escaños que tiene el Congreso de los Diputados en el país europeo.

Con esto, daba una aplastante derrota a su principal rival, el derechista Partido Popular (PP), que únicamente se adjudicó 66 puestos en el próximo Congreso.

De hecho, mientras en el PSOE el ambiente era de fiesta y júbilo, la tarima montada en la sede del PP en la calle Génova de Madrid permanecía rodeada de un sepulcral silencio. Estos son, por mucho, los resultados más bajos que este partido ha obtenido en su historia. Hace solo tres años, se hizo de 137 escaños.

Pese a que ambos partidos han obtenido en conjunto 189 puestos, más de la mitad del legislativo, el porcentaje combinado de votos obtenidos solo asciende a 45.5%. Esto implica que por primera vez en las cuatro décadas de democracia en España, los partidos mayoritarios no obtuvieron al menos la mitad de las preferencias del electorado.

Esto se debe, principalmente, a la consolidación de dos opciones electorales que matizan las tradicionales posiciones políticas en España. Por el lado de la izquierda, Unidas Podemos (UP) liderado por Pablo Iglesias y que ofrece una plataforma de izquierda más radical que el PSOE obtuvo 42 escaños, 29 menos que en las últimas elecciones de 2016, pero consolida su presencia en el Congreso. Por el lado de la derecha, el moderado partido Ciudadanos (C’s) obtuvo un importante total de 57 escaños y pese a tener nueve diputados menos que el Partido Popular, se está configurando como una de las alternativas más fuertes del sistema.

Además de los resultados obtenidos por UP y C’s, el otro factor que explica el bajo número de votos para las fuerzas tradicionales es la irrupción de Vox, el polémico partido de ultraderecha liderado por Santiago Abascal.

Esta agrupación logró convertirse en la quinta fuerza política y pese a que vaticinaba lograr más puestos, se agenció 24 escaños y más del 10% del voto.

El resto de partidos, entre separatistas, autonómicos y movimientos regionales, se repartirá 38 escaños en el Congreso de los Diputados.

Empiezan las negociaciones

España tiene un sistema de gobierno parlamentario. Esto significa que, a diferencia del modelo salvadoreño por ejemplo, sus ciudadanos no eligen directamente al poder Ejecutivo.

El presidente de gobierno (figura que más se asemeja a un primer ministro) es generalmente el líder del partido que logró armar una coalición de al menos 176 diputados, es decir la mitad más uno de los puestos totales del Congreso: 350.

Al conocerse los resultados de las elecciones, los partidos hacen uso de alianzas y pactos para alcanzar esta cifra y así repartirse los principales ministerios para tener un gobierno funcional.

En este caso, si bien el PSOE se agenció 123 escaños, no tiene asegurado formar gobierno, pues le faltan 52 diputados para una mayoría. Por tanto, deberá estrechar la mano a otros movimientos para unirse a fin de gobernar.

Preliminarmente se presume que un aliado natural de este partido sería Unidas Podemos, la coalición de izquierdas duras que encabeza el exacadémico Pablo Iglesias.

Este último obtuvo 42 escaños, así que junto al partido de Pedro Sánchez alcanzaría 165 puestos, solo 11 menos de lo requerido para oficializar una coalición de gobierno.

Es prácticamente imposible que un partido como el Popular, liderado por el joven Pablo Casado, se vaya a aliar con su archirrival socialista, por lo que no pueden contar con esos 66 escaños alcanzados.

Mucho menos posible es pensar en un pacto entre la izquierda y los ultraderechistas de Vox. De hecho, de forma burlona el líder del partido, Santiago Abascal, se refirió al gobierno de Sánchez como una “dictadura progre”, en referencia a lo que él considera una agenda fuerte de izquierda.

Una propuesta que sonó con fuerza en los días previos a la elección era que Pedro Sánchez se acercara al moderado partido Ciudadanos. Esto permitiría formar un gobierno de unidad que sobrepasa las ideologías, afirmaban quienes proponían esta salida.

Esto parece ser imposible políticamente. Durante el discurso de Pedro Sánchez al oficializarse su victoria, este anunció que empezaría a buscar las alianzas necesarias para formar gobierno. Al instante, los seguidores concentrados frente a las puertas de su partido empezaron a corear: “¡Con Rivera no!”.

Esto en relación al presidente del partido Ciudadanos, Albert Rivera. En resumen, los seguidores del Partido Socialista quieren que su partido vea hacia la izquierda y encuentre ahí sus aliados. Al ver esto, Sánchez tuvo que admitir que “yo creo que el mensaje ha quedado bastante claro”, virtualmente sepultando la probabilidad de una coalición que solo entre esos dos partidos sumaría 180 votos.

En vista de esta situación, el PSOE y sus aliados de UP tienen que buscar los 11 puestos restantes en los partidos minoritarios. El reto acá es no tener que echar mano de los independentistas, pues esto podría suponer un alto costo político para un Sánchez que si bien ha triunfado no puede celebrar completamente aún.

Irrupción de la ultraderecha

Además de la aritmética legislativa y las posibilidades de armar gobierno, la discusión política de España ha girado en torno a los 24 escaños obtenidos por Vox, el partido radical de derecha.

España no es el único país donde la derecha radical está ganando espacios. Desde hace años, en los Países Bajos Geert Wilders y su Partido por la Libertad empezaron a ganar significativos espacios con una agenda antiinmigración, que caricaturizaba al islam y que si bien aboga por libertades económicas, lo contrasta con visiones nacionalistas que riñen con la tradicional posición de los liberales.

A este se suma las victorias obtenidas en Polonia, Hungría y el auge de las derechas en Alemania y el Reino Unido. Por ello no es poca cosa que Abascal y Vox se afiancen como la quinta fuerza política.

“España está peor que ayer”, dijo ante su base el líder de este partido. Por ello, ofrece ser un férreo opositor del PSOE si forja gobierno. Esta estrategia y su acalorada retórica parecen estar teniendo éxito.