Jóvenes que estaban desaparecidos fueron hallados asesinados en Mejicanos

Desaparecieron el 16 de agosto pasado. Quince días después encontraron sus cadáveres, pero los enterraron hasta noviembre.

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Por David Marroquín

2021-01-09 8:50:49

Melvin Ulises Flores Anzora, Ramón Eduardo Erroas y Alfredo Ernesto López Anzora desaparecieron la tarde del 16 de agosto pasado en el sector de la colonia Altavista de Tonacatepeque. Ellos habían estado departiendo en una casa en la referida urbanización.

El pick up en el que andaban fue encontrado al día siguiente, 17 de agosto, en el centro de San Salvador.

Doce días después, el 28 de agosto, las autoridades policiales y fiscales exhumaron los cuerpos de tres personas que se sospechaba podría tratarse de los tres jóvenes desaparecidos. Sus restos estaban en una quebrada de la colonia Montreal, de Mejicanos.

En esa ocasión, los familiares de los jóvenes no pudieron reconocerlos por las condiciones en las que se encontraban. Ante esa situación, sus parientes aportaron muestras de sangre al Instituto de Medicina Legal para que se les hiciera las pruebas de ADN y cotejar con el de los restos exhumados.

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Como los cuerpos habían sido mutilados y estaban en una misma fosa, hubo necesidad de que las autoridades forenses decidieron hacer 15 pruebas de ADN, es decir, un examen por cada uno de los restos hallados.

Esa situación hizo que el proceso de la identificación de los jóvenes se retrasara más de lo que usualmente se tarda.
Tras confirmarse que los cuerpos correspondían a los tres jóvenes desaparecidos, las autoridades de Medicina Legal entregaron los restos a mediados de noviembre a sus familiares.

Tres meses después de haber sido desaparecidos, Melvin Ulises Flores Anzora y Ramón Eduardo Erroas, fueron sepultados en el cementerio de Tonacatepeque.

Por circunstancias no esclarecidas, Alfredo Ernesto López Anzora fue enterrado una semana después en el mismo cementerio, en el que una de las pandillas ejerce influencia para extorsionar a las personas que llevan a sus parientes a enterrarlos ahí, denunciaron pobladores de Tonacatepeque.

Como las familias de los tres jóvenes son de escasos recursos económicos, sus parientes acudieron a la alcaldía de San José Guayabal, Cuscatlán, para pedirle ayuda al alcalde Mauricio Vilanova.

“Les ayudamos con el servicio funerario y con la compra de los ataúdes para que tuvieran un sepelio digno”, confirmó Vilanova, quien lamentó que los jóvenes sean los que estén desapareciendo y luego aparecen asesinados.

El alcalde Vilanova considera que el problema de las personas desaparecidas cada día va en aumento, a pesar del plan Control Territorial del gobierno.

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“Casos como los de estos jóvenes hay miles de desaparecidos, este es el país de los muertos vivos”, dijo Vilanova.

Aseguró que hay personas que no denuncian el desaparecimiento de sus parientes por parte de las pandillas para no ser víctimas después.

“Si la familia de un joven denuncia su desaparición en la Policía o en la Fiscalía, entonces se tiene que ir del lugar para que no lo vayan a matar, pero el problema es que llegue a un sector de la pandilla contraria”, dijo Vilanova.

Para el jefe edilicio, “El Salvador se convirtió en un gigantesco cementerio, en el que muchas familias no pueden ir a enflorar”.