Oporto posee tanto encanto como ningún otro lugar en Europa. La segunda ciudad más importante de Portugal (solo por debajo de Lisboa) impresiona con su imponente paisaje, en el cual predominan edificios históricos, majestuosos puentes, impresionantes monumentos y hermosas casas con fachadas tapizadas de azulejos y con techos rojos.
Se trata de una localidad que se enorgullece de su extensa historia y de su gran variedad de atracciones turísticas.
Entre los sitios de interés sobresale la Livraria Lello, considerada la “librería más bella del mundo”. Se trata de un lugar donde los turistas no dejan de admirar sus estanterías, sus escaleras, sus vidrieras y los miles de ejemplares.
Otro punto importante es el mercado do Bolhao, el cual estimula todos los sentidos con sus tiendas típicas, sus olores y con el sinfín de colores que provienen de los productos que ahí se ofrecen. El ambiente de ese recinto comercial traslada a los visitantes a otra época: a los orígenes del mercado a principios del siglo XX.
Mención especial merece la Estación de Sao Bento, frecuentemente nombrada como una de las estaciones de tren más bellas del mundo, la cual está habilitada desde 1896.
En este sitio destacan los más de 500 metros cuadrados de azulejos de sus paredes (creados por Jorge Colaço), que representan escenas históricas como la entrada en Oporto de Juan I o la historia del transporte en Portugal.
En pleno centro histórico de la ciudad está la catedral de San Francisco, iglesia de estilo gótico construida en el siglo XIV, sitio obligado para todos los turistas.
La Ribeira hermosa
Oporto no sería la misma sin su Ribeira; se trata de una de las áreas más antiguas y emblemáticas de la localidad.
Durante el día y la noche, esta zona, ubicada a orillas del río Duero, es perfecta para pasear y disfrutar de excelentes vistas panorámicas. Desde este sector se aprecia el puente Don Luis I, que fue inaugurado en octubre de 1886.
Quienes llegan a este punto tienen la oportunidad de recorrer el antiguo puerto, donde se ubican decenas de bares y restaurantes con terrazas, en donde se pueden degustar platos típicos portugueses o disfrutar de una deliciosa copa de vino (de Oporto, por supuesto) o una jarra de cerveza.
Cabe destacar que los precios de los sabrosos platillos y de las bebidas son accesibles.
En ese malecón, muchos artistas callejeros comparten su talento con los transeúntes. Ahí se reúnen pintores, bailarines, músicos, cantantes y personas que practican el estatuismo.
Incontables y pintorescas artesanías se adquieren fácilmente en este sector de la ciudad. Y es que en la Ribeira y sus alrededores hay ventas de recuerdos por doquier.
Después de visitar el puerto, los turistas tienen la opción de adentrarse en los callejones del poblado o recorrer la ciudad en tranvía.