FOTOS: Así es un día en el Mercado La Tiendona, el gigante del comercio informal

En julio cumplió 41 años y es el único centro de abasto con el que cuenta el país. Mueve cerca de 10,000 toneladas de frutas y verduras por día, ofrece ingresos a más de 500 vendedores fijos y por lo menos a un millar de ambulantes.

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El mercado fue fundado en 1978 y es el único centro de abasto que hay en el país. Foto EDH/ Lissette Lemus

Por Tania Urías

2019-09-01 9:00:57

Es la una treinta de la madrugada de un jueves cualquiera. La ciudad está dormida. No hay vehículos circulando, ni gente, ni ruido.

El automóvil que nos lleva a nuestro destino avanza sin testigos, en medio de calles desiertas y oscuras pero al doblar sobre la 24a. avenida Norte en San Salvador, el escenario se transforma por completo.

El reguetón, la cumbia y la música cristiana se entremezclan en una maraña de ruido en el que sobresalen las bocinas de abundantes vehículos: taxis, camiones, pick up y carros particulares, que se abren camino en un repentino congestionamiento donde nadie deja pasar a nadie.

También hay gritos, pregoneros por todos lados, gente que corre, que va rápido, que empuja y que busca abrirse camino en estas calles donde la vida no se detiene.

Estamos frente al mercado La Tiendona, el único centro de mayoreo con que cuenta el país y que parece tener vida propia.

Aunque el horario del mayor centro de abasto es oficialmente a las 3:00 de la madrugada, lo cierto es que sus puertas jamás cierran y tampoco su movimiento, parece que estas calles siempre tienen una desbordada energía.

Abunda el aroma a café recién hecho que se mezcla con el olor a tierra húmeda, a mariscos, a hierbabuena, a apio.

En esta parte de San Salvador, aunque es de madrugada la vida corre a todo vapor y es tanta la prisa de todos, que si las personas no se apartan las atropella un carretonero, un bultero o un vendedor.

“¡Uuuuuu! o un silbido, o hasta un grito inexplicable, son los sonidos que emiten para hacer notar su presencia.

La Tiendona está compuesta de diez pabellones, pero impera el desorden y las ventas informales en los alrededores, que complican el tráfico y la circulación de las personas. Foto EDH/ Lissette Lemus

Es un ruido incomprensible, pero directo y con eso avisan que hay que quitarse.

En este mercado, no importa si es la una o las dos de la madrugada, lo que domina es la astucia, la rapidez, y la prisa. Sino la gente no se mueve, no vende, no compra.

Ecosistema con energía propia

El mercado, fundado en 1978 es el único centro de abasto que hay en el país y surte a alrededor de 16 mercados capitalinos a varios del oriente y del occidente del país.

Está dividido en diez pabellones, que si bien están identificados por números, son más conocidos por lo que ahí se comercializa. Así, está el de plátanos, el de aguacates, el de mariscos, el de chiles y tomates, entre otros.

Cada pabellón, como cada rincón del mercado, tiene reglas propias y lo que predomina es el movimiento constante de decenas, de personas que llegan a vender, pero también a comprar, una extensa variedad de productos. Según datos de la administración, ahí se mueven no menos de 10,000 toneladas de frutas y verduras por día.

La mayoría provienen de Honduras y Guatemala, Iván Pleitez, el administrador del mercado, calcula que solo uno de cada diez camiones que llega, trae producto de tierras salvadoreñas, principalmente del valle de Zapotitán, en La Libertad y de la zona de Las Pilas, en Chalatenango.

También llegan mariscos, la mayoría del oriente del país. Playas de La Unión, son las principales de donde se surte con abundantes pescados, pulpos, cangrejos, calamares y más.

Llegan además algunos pocos de La Libertad, pero como el puerto de esa ciudad, tiene su propio mercado, no hay mayores cargas de mariscos de esa zona.

Curiosamente hay tres empresas guatemaltecas que ingresan con pescado, camarones, tiburones y otra gran variedad de productos del mar y que para estar a las dos de la madrugada en la Tiendona, han debido salir de la zona de Playa Blanca, Puerto Barrios y otras, la tarde del día anterior.

Productos importados

En la Tiendona, también hay una área internacional, donde varias compañías se dedican a la venta de productos traídos de países como Canadá, México, Estados Unidos o incluso Chile. Ahí se comercializan principalmente frutas un tanto más exclusivas y que no son propias de países tropicales como el nuestro.

Por ejemplo Import Fruit que compra a Estados Unidos , Chile yotros países, uvas, manzanas, kiwis, melocotones y otras frutas que comercializa en El Salvador.

Mujeres y hombres se dedican a transportar mercadería, como cargadores o usando carretillas, están organizados en cuatro asociaciones que se cuidan e incluso mantienen un monto de ahorro para el futuro. Foto EDH/ Lissette Lemus

“Traemos fruta de Chile, EE.UU. y Perú, de acuerdo a cada temporada, sobre todo uva, manzana, vendemos como ocho variedades manzanas. Diario vienen productos y siempre se venden”, comentó Sandra Pérez, de Fruit Import.

De acuerdo a Sandra, en promedio reciben a diario unas 1,000 cajas, de cada tipo de fruta, pero cada caja tiene entre 113 hasta 198 unidades, dependiendo del tamaño y del tipo de fruta.

“Las mantenemos en cuarto frío y los compradores vienen de todos los mercados del país y de empresas contratadas que compran para restaurantes y le distribuimos a las grandes cadenas de supermercados”, contó.

Otras como Elisa Hernández del pabellón de aguacates, venden al menos seis variedades exclusivas de este vegetal, traídos de México y que son comprados principalmente por restaurantes salvadoreños, según los propietarios de los puestos, dominan más que los llamados criollos.

También ofrecen piñas traídas de Costa Rica y guineo guatemalteco. Compran un promedio de lo que ellos llaman una carga por semana, que es un furgón que trae unas dos mil cajas, producto que se distribuye en una semana, cada caja puede tener desde 80 hasta 100 o más aguacates. E igual número de piñas o guineos.

Esta área del mercado parece un mundo aparte, con áreas de refrigeración y empaque, tan modernas que pareciera que no se está en el mismo sitio, donde antes, bulteros se atropellaban con carretoneros.

La Tiendona es así, un sitio de constrastes, ningún pabellón se parece al otro. Es un centro de abasto 24-7, donde todos se conocen y han convivido juntos por décadas.

Es un lugar donde ya no hay espacio para nuevos inquilinos, por eso las calles que rodean los edificios están copadas de ventas ambulantes -se calcula que hay unos 2,500 vendedores afuera de la Tiendona- y el tráfico colapsa a diario.

Ahí también se mueven millares de dólares, nadie da cifras, pero todos saben que el dinero se mueve, casi tan rápido como los bulteros que se abren espacio en los estrechos pasillos que dan vida al mercado.

El pabellón de mariscos es surtido de La Unión y La Libertad, aunque también llevan algunos distribuidores de Guatemala. Foto EDH/ Lissette Lemus