José Corpeño es un cocinero de 25 años que hace cuatro meses consiguió la aprobación de un crédito para comprar una casa en la que vivirán él, su esposa Blanca y su hijo Santiago, de tres meses.
Hace dos años, una casa era un sueño lejano para José. Él vivía en una de las comunidades más peligrosas de Santa Tecla y muy pocos confiaban en su habilidad.
Los hermanos Matías y Esteban Menjívar confiaron en él y lo contrataron en su primer trabajo formal, con el cual ahora José sostiene a su familia.
El Master Panda un foodtruck es un negocio fuera de serie. Es un emprendimiento de los hermanos Menjivar, Matías de 13 y Esteban de 11 años.
Los hermanos dirigen Master Panda, un foodtruck en donde se preparan y sirven platillos con fusión oriental. Matías es el encargado del trato a los clientes y Esteban, apoya con el Mercadeo.
En poco tiempo, el emprendimiento de los hermanos Menjívar ha conseguido una amplia clientela en los edificios aledaños a la Plaza Salvador del Mundo, en donde suelen trabajar, y se ha vuelto sostenible, al punto en que ya son capaces de generar dos empleos directos: José y Franklin, cocineros. Los hermanos están emocionados por la rapidez de su crecimiento y no descartan una tercera contratación.
Matías , el mayor de los hermanos, cumplió 13 años en julio y Esteban, el más inquieto, llegó a los 11 hace a penas dos semanas. Son hijos de Keneth Menjívar y Ethel Turcios, una pareja que está convencida que la mejor forma de preparar a los niños para el futuro es a través del valor al trabajo.
Es por esa razón que en 2005, tomaron la decisión de educar a sus hijos en casa, bajo el formato Homeschool, una modalidad en donde los niños deciden, desde muy corta edad, cuáles son sus áreas de interés y cuya popularidad ha ido creciendo en países como Estados Unidos y en varias naciones de Europa.
Los padres de Matías y Esteban lo han llevado un paso más adelante y han combinado las clases académicas con prácticas vocacionales. Fueron los propios hermanos quienes decidieron en qué área de trabajo querían poner en práctica lo que aprendían en casa.
“Poco a poco fueron descubriendo su vocación”, relata Ethel, la madre de los niños. Ella y su esposo explican que, como padres y maestros, su labor fue de mentores y guías, pero que las ideas y las decisiones las tomaron en conjunto los niños. Incluso a la hora de contratar.