Los guatemaltecos irán a las urnas en dos días, pero a diferencia de comicios anteriores, no se respira la efervescencia electoral, el ánimo del ciudadano parece estar bajo y a ojos de analistas, hay pocas razones para estar optimistas de cualquier resultado, al menos de los escenarios más factibles.
Para entender más este proceso, El Diario de Hoy platicó con Martín Rodríguez Pellecer, director de Nómada, un medio digital clave en informar los eventos que en 2015 provocaron la caída del gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, acusados de liderar una estructura de corrupción.
De hecho, Rodríguez Pellecer advierte que no podemos estudiar la elección actual sin comprender esos hechos hoy titulados “Primavera guatemalteca”. Sin embargo lamenta que esas flores de institucionalidad están marchitándose y advierte que “viene el invierno”. Eso sí, antes de escuchar sus visiones del clima electoral, le pedimos un desglose de quién es quién en esta elección. Esto nos dijo:
Análisis de los candidatos punteros según Martín Rodríguez (en orden de preferencia según encuestas)
Nombre y partido:
Sandra Torres (UNE)
TRAYECTORIA Y REPAROS:
Exprimera dama de 2012 a 2016. No declaró $20 millones de financiamiento ilícito y su partido ha tenido vínculos con el narco.
Nombre y partido:
Alejandro Giammattei (VAMOS)
TRAYECTORIA Y REPAROS:
Fue director de presidios cuando se produjo una masacre en 2007. Se ha rodeado de personajes vinculados a mafias en aduanas.
Nombre y partido:
Roberto Arzú (PAN-Podemos)
TRAYECTORIA Y REPAROS:
Primogénito del expresidente y exalcalde Álvaro Arzú. No tiene experiencia política y ha quebrado varias empresas, según Rodríguez.
Nombre y partido:
Edmond Mulet (Humanista)
TRAYECTORIA Y REPAROS:
Subsecretario general de la ONU, con destacada trayectoria internacional. Vinculado a adopciones irregulares en los ochentas.
Nombre y partido:
Thelma Cabrera (MLP)
TRAYECTORIA Y REPAROS:
Representa a campesinos organizados y propone asamblea constituyente. Defiende a tiranos como Daniel Ortega o Maduro.
Una vez conocidos los candidatos, ahondamos en qué panorama vive Guatemala en la actualidad.
¿Qué está pasando en Guatemala?
Hace 20 años nos dimos cuenta que si no era con ayuda internacional, iba a ser imposible liberar al Estado de mafias y de élites corruptas, y nos dimos cuenta que luchar contra la impunidad era central para hacer que funcionara el Estado no para sus corruptores sino para todos los ciudadanos.
Hace diez años lo materializamos con la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y un Ministerio Público (MP) independiente en tiempos de Claudia Paz y Thelma Aldana. Cuando estábamos a punto de avanzar a poder institucionalizar los cambios y teníamos 500 actores presos por corrupción, violaciones a derechos humanos o evasión de impuestos, empezó la contrarrevolución para restaurar todo hacia antes del 2015 cuando fueron las manifestaciones ciudadanas que apoyaron la lucha contra la impunidad.
Lo que vemos ahora es una victoria de estas fuerzas que cooptaron al Estado desde hace 40 años.
En ese contexto, Guatemala eligió en 2015 a un presidente que ofrecía ser “ni corrupto ni ladrón”. ¿Qué pasó con esa primavera en la que parecía haberse derrotado a la corrupción?
La primavera fue un despertar de los fiscales, de la policía, de los jueces, de los medios y de los ciudadanos. Como no se puede esperar que tengamos una conciencia política cívica súper desarrollada de la noche a la mañana, la mayoría de ciudadanos votó por un comediante a pesar de las advertencias de que tenía a los militares más oscuros detrás y la evidencias de que el sistema estaba tratando de sobrevivir a través suyo y su partido.
Y pasó lo peor que podría haber pasado, Jimmy se convirtió en el presidente de los criminales y los corruptos. Se convirtió en su vocero y las mafias se vuelven a sentir empoderadas después de haber estado contra las cuerdas.
Además dejó de hacer funcional al Estado por rodearse de incompetentes. Es tan fracaso que en los últimos cuatro meses se fue el 1% de los guatemaltecos a Estados Unidos y fue capturado por la patrulla fronteriza.
Que no se haya materializado la primavera de 2015, ¿cómo afecta el entusiasmo y la participación electoral?
Los ánimos están bajos, sobre todo en círculos progresistas urbanos desde que la Corte frenó la candidatura de Thelma Aldana y el Movimiento Semilla que surgió de las manifestaciones de 2015 y casi que dejó de hacer campaña y se dio por vencido. El movimiento reformista va a ser absolutamente minoritario en el Congreso. Lo único que tal vez pueda ser esperanzador es que el unionismo, que estuvo en el centro de la alianza anti CICIG peligra su alianza como partido político y como partido en la municipalidad. Pero es bastante desolador el panorama.
¿Y esta baja participación beneficia a Sandra Torres y el resto de punteros?
Sí.
¿Hay alguna posibilidad de que Sandra Torres gane en primera vuelta?
Ninguna.
¿Pero sí de que en segunda vuelta gane cómodamente?
No, en segunda vuelta perdería contra cualquiera de los dos que va en un virtual empate en tercero. Según las encuestas, perdería 52% a 48%.
¿Pero tampoco es una garantía para sentirse optimista?
Los que van en segundo y tercero son igual de peligrosos que Sandra Torres.
¿Alguno de los candidatos garantiza la permanencia de las estructuras de desfalco del Estado?
Cualquiera de las primeras tres opciones garantiza la continuidad de las estructuras mafiosas en el gobierno, en el congreso y en la justicia.
Hay una presión de senadores estadounidenses por retomar la CICIG. ¿Puede la presión extranjera hacer que la comisión vuelva?
La única posibilidad es que haya una oficina transitoria que mantenga algunas capacidades desde la ONU o con el apoyo de EE.UU. o desde la Fiscalía. Algo así como la comisión internacional hondureña (MACCIH)en versión muy limitada. Es una tristeza que bajemos de una CICIG a una MACCIH.
EE.UU. tiene un interés amplio en reducir las causas que fomentan la migración, entre ellas la pobre institucionalidad, la poca productividad y la violencia…
Con recursos congelados, eso sí.
Pero la presión desde el Congreso y la Casa Blanca se mantiene. ¿Puede esto forzar a quien sea que gane a respetar algunas reglas?
Es un problema porque México va a llenar la frontera de militares o EE.UU. tratará que la llenemos de militares estadounidenses. No sé si con la crisis humanitaria que estamos viviendo haya una reacción, pero el sistema no es muy sostenible y que va a haber una crisis muy fuerte. Viene un invierno y tenemos que prepararnos para que en cuatro años u ocho años vuelva a haber una primavera, pero viene un invierno y una crisis humanitaria fuerte.
¿Qué es lo peor que puede pasarle a Guatemala?
Que militares mexicanos o estadounidenses empiecen a dispararle a inmigrantes en la frontera.
¿Y en política interna?
Empezar a meter presos a todos los jueces, los fiscales y a los periodistas.
¿Lo ves posible?
Estamos a la vuelta de la esquina.
Guatemala lleva mucho tiempo con una pobre institucionalidad, pero su economía da la impresión de estar creciendo. ¿A qué se debe esto?
Hay que aclarar que llevamos diez años de construir institucionalidad, una Fiscalía independiente, una policía más independiente, una administración tributaria más independiente, juzgados independientes.
Bajamos la violencia a la mitad en una década. En medio de los dinosaurios del sector privado organizado hay empresarios modernos, además de ser el país que más dinero recibe de los migrantes y eso oxigena un poco la economía. Y la Ciudad de Guatemala es grande, productiva y mueve la economía pero es absolutamente insuficiente. O sea, 1% del país se fue en cuatro meses.
¿Quién se queda atrás en esta ilusión de crecimiento? ¿Se vincula a la falta de institucionalidad?
Somos el único país en América Latina donde la democracia no ha reducido la pobreza, seguimos con 60% de pobres. Eso es porque no funciona el Estado, porque es el que menos recauda y el que peor invierte. Se queda atrás la mitad del país.
En este sombrío panorama, ¿hay algo por lo que sentirse optimista?
Lo bueno de los últimos cinco o diez años es que ahora entendemos perfectamente por qué no funciona el Estado: sabemos que las mafias y las élites compran políticos y luego les perdonan todo. Si esto fuera un emperador, el emperador está desnudo y la gente se va a hartar y cuando vuelva a haber una crisis la gente saldrá como lo hizo en los años anteriores. En 2019 hay frustración y asco crecientes y ahora sabemos que cuando la gente se asquea absolutamente reacciona. Hay una conciencia ciudadana que no existía antes de 2015 que será una bomba de tiempo para que la gente o se vaya en estampida o bote al gobierno.
Si la indignación es tanta, ¿por qué van punteando los corruptos? ¿Quién les cree y compra su mensaje?
A Sandra, las poblaciones más olvidadas, lo más pobres a quienes no les importa que sea corrupta porque les alivia la pobreza y sigue viva la memoria de los programas sociales de hace ocho años cuando en su gobierno convirtió a pobres en receptores de servicios que antes no existían. Si Sandra dice que dará programa gratuitos y cobertura, naturalmente van a votar por ella.
Giammattei y Arzú suman un poco más de 20% de votantes de extrema derecha asqueados, desesperados del sistema y quienes creen que ellos van a ayudarles en algo. El otro 60% del país no se siente representado por ninguna de las tres opciones.
Lo importante es que el imperio de la corrupción está desnudo. Sabemos que viene el invierno, hay que prepararnos y tendremos que saber enfrentarlo.