Maras intentaron infiltrarse en Ejército en reclutamiento

Ministro de Defensa reveló que 348 personas aspirantes a ingresar a la Fuerza Armada fueron separadas del proceso, algunas de ellas por supuestos vínculos con las pandillas.

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El ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy, asegura que se han extremado los procesos de selección en la Fuerza Armada. Foto EDH / archivo

Por Diana Escalante

2019-07-24 6:10:52

Las pandillas continúan interesadas en infiltrarse en las instituciones responsables de la seguridad pública con el fin de obtener información que les sirva para incrementar sus acciones delincuenciales.

Cerca de 350 personas que se presentaron la semana pasada a la primera convocatoria de reclutamiento voluntario en la Fuerza Armada fueron separadas del proceso de selección, algunas de ellas porque tienen nexos con grupos criminales, reveló el ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy.

El funcionario explicó en una entrevista en Canal 33 que por experiencias anteriores, en las que pandilleros se colaron en la institución armada, han extremado los procedimientos de reclutamiento.

“Muchas veces tienen buenas habilidades para hacerlo (infiltrarse), ya no tienen tatuajes, pero tal vez la forma en que hablan con un compañero nos da indicios a nosotros y comenzamos las investigaciones”, sostuvo Merino Monroy.

El ministro aseguró que los métodos para escoger a los aspirantes “son bien rigurosos”.

Además de pedirles antecedentes policiales, penales y otra documentación, los candidatos deben ser entrevistados por psicólogos y especialistas capaces de detectar si tienen vínculos con delincuentes.

Hace una semana, el presidente de la República, Nayib Bukele anunció a través de su cuenta de Twitter que se iniciaría un proceso de reclutamiento masivo con el que se pretende que 2,000 personas ingresen voluntariamente al Ejército.

El próximo lunes, en una ceremonia oficial, el Ministerio de Defensa entregará los uniformes a los 1,062 efectivos que integran el primer grupo seleccionado en la convocatoria.

Ellos recibirán entrenamiento para que se sumen a los 7,300 soldados que actualmente están asignados a realizar trabajo de seguridad pública en conjunto con la Policía Nacional Civil.

En el programa de televisión, Merino Monroy también rechazó que el gobierno esté militarizando la seguridad pública, como han señalado algunos funcionarios u organizaciones que trabajaban por los Derechos Humanos. El ministro sostuvo que la Fuerza Armada solo está apoyando a la Policía.

“Hemos multiplicado la capacidad de la Policía. Hay lugares donde anda un policía y tres soldados; el policía ejecuta los estándares de procedimientos y los soldados lo apoyan”, explicó.

En siete años expulsaron a 645 militares ligados a pandillas
Entre 2010 y 2017, la Fuerza Armada separó de sus filas a 645 militares por supuestos vínculos con pandillas; 16 de ellos tenían rango de suboficiales, lo que les permitía tener personal de tropa bajo su mando, según un informe de la Unidad de Acceso a la Información Pública del Ministerio de Defensa que fue publicado en su momento por El Diario de Hoy.

Tres de los suboficiales expulsados tenían el grado de subsargento y además eran comandantes de escuadras, es decir, que estaban al mando de un grupo de no menos de 12 soldados. Los otros trece suboficiales eran cabos, lo que les permitía ser jefes de equipo, integrado por seis militares en promedio.

Lo preocupante para algunos exjefes militares que fueron consultados al respecto es que estos pandilleros infiltrados podrían haber influido en el personal bajo su mando y hasta podrían haber reclutado a más de algún militar para que se incorporara a los grupos delincuenciales.

En la referida publicación se destacó que pese a que las autoridades reconocieron que los militares depurados habían infiltrado la institución nunca fueron puestos a disposición de la Fiscalía para que les iniciaran procesos penales.

El entonces ministro de Defensa, David Munguía Payés, admitió que el proceso de selección y controles de los aspirantes a ingresar a las filas no habían sido tan efectivos como para frenar la infiltración delictiva.