Mano solidaria desde el fútbol

El año pasado, dos jóvenes iniciaron un proyecto de ayuda con implementos deportivos para niños de la Fundación San Andrés

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Rodrigo Meza, abajo a la izquierda, y Santiago Pinto, segundo desde la derecha, posan junto a las categorías Sub 13 y Sub 15 de la Fundación San Andrés, previo a un partidos en la Escuela Americana. Foto EDH/Jessica Orellana

Por Raúl Recinos | Twitter: @raulonlon10

2019-04-27 10:53:20

Rodrigo Meza, de 16 años de edad, y Santiago Pinto, de 17, son amantes del fútbol. El año pasado, a través de Anabelle Tinoco Meza, abuela del primero, conocieron sobre las necesidades que pasaban niños y jóvenes de la Fundación San Andrés, al no contar con implementos deportivos necesarios para poder practicar el deporte que les apasiona.

De inmediato, estos dos chicos que estudian en la Escuela Americana empezaron a buscar ayuda con sus compañeros y su centro de estudios, para poder colaborar con tacos, balones, camisas, espinilleras, medias. El objetivo principal, debido a que los niños del Valle de San Andrés viven en zonas de alto riesgo, es evitar a través del fútbol que caigan en malos pasos.

“Empezamos con la idea en junio del año pasado, cuando nos dijeron que estos niños se estaban quedando sin tacos, no tenían espinilleras, pelotas, y que aparte la mayoría no tenía ganas de jugar porque no tenía los recursos; entonces dijimos que era una oportunidad, porque a nosotros lo que más nos gusta es jugar fútbol y si se podía ayudar gente, mucho mejor”, comentó Rodrigo.

Al tener reunido el material, se dispusieron a ir a los entrenos de los chicos y hacer dinámicas, para que cada uno se ganara lo que necesitaba “metiendo un gol, ganando una carrera, haciendo un penal, tapando un penal…”, agregó Meza.

Rodrigo Meza y Santiago Pinto decidieron reunir implementos deportivos para equipar a adolescentes beneficiarios de la Fundación San Andrés, provenientes de zonas en riesgo por inseguridad, en el occidente del país.

“Esto es más como un escape de la violencia, de la delincuencia, jugando fútbol. Esto también nos ayudó a nosotros a agarrar experiencia para no solo regalarles cosas, que se lo ganaran, para que vean de lo que son capaces”, mencionó Santiago Pinto.

Estos jóvenes encontraron el apoyo de sus padres, de la escuela y de sus mismos compañeros que han donado material. Incluso tocaron puertas para comprar uniformes, y fue tal el respaldo que lograron sacar prendas de entreno y juego.

La indumentaria de las prácticas es fundamental, puesto que también funciona como un distintivo, confesó José Luis Sánchez, coordinador de la academia de fútbol de la Fundación: “El uniforme de entreno no solo se utiliza para entrenar, también se utiliza como un distintivo dentro de la zona. Sabemos que no hay zona en el país donde haya un grado de peligrosidad y portar nuestro uniforme da un distintivo y hay un respeto”.

Sánchez dice que la satisfacción de la entidad que representa se da cuando los chicos que se mantienen en el programa van por buenos pasos, porque hay casos de otros que desertaron que hoy andan “bien pintados y una apariencia complicada. Lo nuestro es preventivo, por medio de la disciplina”.

“Esto me trae felicidad, yo creí que solo jugar fútbol era divertido, pero ayudarle a la gente se siente bien”, dijo Rodrigo.

La ayuda continuará, ya que hacen actividades para recaudar más fondos. Ayer, en la Escuela Americana hubo dos partidos de los niveles 4 y 5. Cobraron $3 la entrada, un costo simbólico en busca de conseguir más fondos, porque en la próxima temporada quieren renovarles los uniformes. Solidaridad pura.

Esta iniciativa de Santiago y Rodrigo encontró buena aceptación entre sus compañeros. Foto EDH/Jessica Orellana