Marina guarda un vídeo tomado hace cuatro años en donde su hijo juega con sus compañeros de clase, esas imágenes contrastan con la realidad que enfrentan hoy en donde su hijo tiene dificultades de movilidad y de habla.
El niño sufrió el paro cardiorespiratorio el 31 de enero de 2016 y estuvo en coma 15 días, las secuelas marcaron su vida.
Estuvo ciego nueve meses, desarrolló secuelas psíquicas y motoras, epilepsia de difícil manejo, convulsiones con episodios de fiebre y parálisis cerebral, según refirió el médico que lo atendía.
La fe y la oraciones diarias de sus padres han sido los pilares para esta familia.
Hoy el niño, con ayuda, logra dar algunos pasos, recuperó la vista, articula algunas palabras y tiene cierta retentiva.
Sin embargo, a la madre aún le cuesta aceptar las condiciones del niño.
“Mi esposo aún no lo supera, se pone a ver fotos de cuando el niño estaba bueno (en salud). He tenido que guardar algunas fotos para minimizar el dolor. Para mi han sido dos niños, me he tenido que adaptar al niño que tengo ahorita, el otro es un recuerdo”, dijo Marina, quien añadió que han sido cuatro años difíciles y agotadores.
Ella expresa que el niño tenía un futuro y muestra el certificado de notas del kinder.
“Tengo un nuevo Marquitos, empezamos de cero. Tengo un niño en grande”, expresó Marina.
La madre explicó que al niño se le perdieron cinco años de memoria porque ya no recuerda a los amiguitos con los que antes jugó; sin embargo poco a poco va acumulando nuevos recuerdos.
Mientras su madre habla, Marcos ve vídeo juego de lucha de robots, los cuales ya vio muchas veces.
También le gustan mucho los juguetes de dinosaurios que funcionan con baterías, los cuales se desplazan lentamente, de la misma forma que él va progresando significativamente.