La deuda del Marte con Julia Díaz está saldada

A 16 años de la exposición “Julia Díaz: La herencia de sus sueños”, en el 2003, el Museo de Arte de El Salvador finiquita una de sus deudas pendientes: la publicación del catálogo.

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El catálogo está a la venta en el Museo de Arte de El Salvador y en el Museo Forma. Foto EDH / Cortesía Jorge Palomo

Por Rosemarié Mixco

2019-11-04 4:30:40

“Julia Díaz: La herencia de sus sueños” es una deuda que el Museo de Arte de El Salvador (Marte) arrastró por más de 16 años, desde que este centro cultural abrió sus puertas al público el 22 de mayo de 2003.

El catálogo correspondiente a la que fue la primera exposición individual de un artista salvadoreño ve la luz en 2019 —en el marco del 20 aniversario luctuoso de la artista, quien falleció el 22 de octubre de 1999— gracias al patrocinio del curador Jorge Palomo, quien “se entusiasmó con el tema desde siempre”, según lo expresó el director del museo, Roberto Galicia.

“En ese momento era casi imposible obtener los fondos para realizar los catálogos tanto de la exposición de la muestra de Julia Díaz como de ‘Puntos Cardinales’”, explicó el también pintor.

El catálogo de “Puntos Cardinales” se logró superar un año después, cuando el Banco Agrícola se hizo cargo de la publicación en físico y la versión digital. Pero Julia quedó pendiente.

“Después de la quema”, 1955. Óleo sobre lienzo, 89 x 115 cm. Colección Nacional de Artes Visuales, Ministerio de Cultura. Segundo premio, I Certamen Nacional de Cultura, 1955. Foto: Eduardo Fuentes.

En realidad, son dos los proyectos de este tipo los que quedaron en suspenso. Pero el referente a la “Gran dama de la plástica nacional” resultó mucho más viable de retomar y hacerlo realidad.

Aunque bastaron solo seis meses para elaborar el catálogo, para Palomo resultó “eterno”. Aunque era más fácil seguir la pista hasta el último cuadro incluido en esta exhibición de 2003 —una treintena—, la labor implicaba realizar una serie de llamadas telefónicas, muchas veces a personas que ya habían fallecido, y luego indagar si las pinturas habían sido heredadas o vendidas. Asimismo, buscar si existían fotos de la exposición en Internet, para verificar cómo fueron organizadas las salas del museo en 2003.

De la muestra “Julia Díaz: La herencia de sus sueños”, el Marte solo poseía descripciones escritas. Y, además, el curador de la exposición, Rodolfo Molina, falleció a finales de marzo de 2013.

Fue una labor titánica la efectuada por el curador salvadoreño, quien fue apoyado por el arquitecto Rafael Alas, director de Programación del Marte, y Marcela Ávalos, directora de Registro. Además, la fotógrafa Tessa Yarhi obsequió su tiempo y su trabajo para hacer realidad esta publicación.

“El grito”, 1982. Acrílico sobre lienzo, 77 x 55.5 cm. Donación de la artista, Colección Fundación Julia Díaz. Foto: Eduardo Fuentes.

El catálogo incluye 43 obras representantivas de la gran Julia Díaz, pinturas que fueron seleccionadas por Rodolfo Molina como referentes de la trayectoria artística de la fundadora del primer museo de arte de El Salvador, el Museo Forma (fundado en 1983).

“Además de la muestra original, llenamos con obra adicional que estuvo en ‘Puntos Cardinales’ (…) y más obra de la Fundación Julia Díaz, para tratar de ampliar el número de obras representativas”, explicó Palomo.

La publicación también recupera los textos originales de la curaduría de Molina y añade una cronología extensa de la carrera de la pintora nacida enCojutepeque (el 23 de mayo de 1917), escrita por Jorge Palomo, que ofrece un detalle de la historia expositiva y profesional de la artista con sus referencias.

Hay que destacar que de los 200 catálogos que Palomo donó al Marte, l00 fueron obsequiados a la Fundación Julia Díaz, para que los fondos obtenidos de la venta sean utilizados en la labor desarrollada por dicha entidad, enfocada en la protección, investigación y difusión de la obra de la pintora.

Los libros fueron entregados por Elidia Lecha de Lindo, presidenta de la junta directiva del Marte, a Vilma Anabella de Martin Montero, vicepresidenta de la junta directiva de la Fundación, quien agradeció el donativo y el esfuerzo que Palomo realiza por rescatar la historia del arte salvadoreño.

“Obviamente, (el dinero recaudado) se va a utilizar en el mantenimiento y restauración de la obra de Julia”, afirmó De Martin Montero.

“Carrousel”, 1983. Técnica mixta sobre cartón, 101 x 76 cm. Donación de la artista, Colección Fundación Julia Díaz. Foto: Federico Trujillo.

Galicia destaca que en 2003, el rol que jugó dicha fundación fue clave para el montaje de “Julia Díaz: La herencia de sus sueños”.

La fundación posee más de 120 obras de la también gestora y maestra, y sigue recibiendo donaciones de coleccionistas privados.

La obra de Julia Díaz sigue dispersa y siempre lo estará, como lo aclaró Palomo. “Precisamente la idea de publicar este catálogo es dejar ese registro. Este es el criterio de Rodolfo, quien conocía muy bien la obra de Julia. Esto es lo que en cierto momento él consideró lo más importante”, enfatizó el curador.

Pero, ¿cuáles son las pinturas más representativas de la prolífica obra de la fundadora del Museo Forma? Palomo aclara que esa opinión siempre será subjetiva.

Rodolfo Molina, en 2003, estructuró la muestra en tres etapas en orden cronológico. El catálogo, a su vez, las presenta como capítulos: Obra temprana, Influencia geométrica y expresionista y Obra tardía.

Entre las obras más destacadas del basto legado de Julia Díaz podemos mencionar “A lavar” (1941), “Después de la quema” (1955), “El grito” (1982) y “Carrousel” (1983).

Para Jorge Palomo, el retrato titulado “Mujer” (1976) es de las más interesantes. “Creo que es bien autobiográfica en su deseo”, apuntó.

“Mujer”, 1976. Técnica mixta sobre lienzo, 108 x 76.5 cm. Donación de la artista, Colección Fundación Julia Díaz. Foto: Eduardo Fuentes.