La deuda con la cultura es grande y compleja

Veintisiete años después de la firma de la paz, la cultura sigue siendo la gran olvidada de los Gobiernos de El Salvador. Y rescatarla del hoyo en el que se encuentra, es un trabajo que requiere el apoyo de todos los sectores de la sociedad.

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Por Rosemarié Mixco

2019-05-06 4:30:40

El presidente electo Nayib Bukele dio a conocer que la artista, gestora y abogada Suecy Callejas será la nueva ministra de Cultura, el fin de semana pasado. Las expectativas surgen tras el anuncio y diferentes voces de la escena cultural se preguntan: ¿cambiará el triste panorama que ha persistido por casi 30 años en este sector?

A pocos meses de terminar su gestión, sin presupuesto ni las condiciones mínimas, el segundo gobierno efemelenista transformó la Secretaría de Cultura en ministerio. Para el historiador Carlos Cañas Dinarte, esa estructura no estaba apta para ello. “Yo creo que fue desaguisado hacerlo ministerio con las condiciones en las que estaba, no había nada armado para que eso fuera una estructura ministerial…”, enfatizó.

Tal afirmación fue respaldada en su oportunidad por Guillermo Baires, encargado de los Fondos del Programa de Transferencia de Recursos (PTR) del MiCultura, quien explicó que el proceso de transición de secretaría a ministerio se complicó por esa burocracia enquistada en el aparato estatal.

Una de las consecuencias de esa precipitada decisión fue la incapacidad de seguir apoyando financieramente a proyectos culturales como la Orquesta Sinfónica Juvenil y la Fundación Ballet de El Salvador. El escaso presupuesto asignado a la nueva cartera de estado les impide hacerlo, según Baires.

Para Cañas Dinarte, el punto no es si existe la inversión para impulsar el sector artístico-cultural. La cuestión radica en si dicha cartera de Estado corresponde al tipo de retos que el siglo XXI exige, como la digitalización del patrimonio bibliográfico, la promoción y protección del patrimonio tangible e intangible, el fortalecimiento de la investigación o la ejecución de un marco legal que garantice la dinámica de la estructura cultural.

El director y actor de teatro Enrique Valencia y la escritora y editora Susana Reyes coinciden al afirmar que esperan que las nuevas autoridades culturales sepan escuchar, dialogar y aprender de cada una de las áreas que constituyen el sector. Que la gestión sea uno de los pilares del nuevo plan de gobierno y que la meritocracia impere al interior de dicha cartera de estado.
Pero primero que nada, ellos consideran que hay que poner orden dentro de la casa. “… de lo contrario las soluciones no llegarán”, puntualizó Valencia.

Algunas de las realidades de este complejo sector son:

FORMACIÓN MUSICAL

La música académica fomenta valores, contribuye al desarrollo emocional y cognitivo de los niños y refuerza el concepto de familia. Lamentablemente, El Salvador carece de un conservatorio en el que puedan formarse los niños y jóvenes. Para colmo, la Orquesta Sinfónica Juvenil, proyecto de nación que ha contrarrestado dicha situación por más de 20 años, atraviesa graves problemas para continuar ofreciendo las becas gratuitas a jóvenes en condiciones vulnerables. Luchy Fuentes, directora ejecutiva de la Asociación Pro Arte de El Salvador a cargo de administrar la OSJ, confía en que el proyecto volverá a contar con el apoyo de los fondos PTR. También convendría aunar todas las iniciativas de educación musical que existen en el país, para aprovechar al máximo el recurso existente.

ARTES ESCÉNICAS

El teatro salvadoreño ha luchado con uñas y dientes para continuar con la función. Además del cierre definitivo de cinco festivales durante el gobierno efemelenista, la falta de espacios dignos para impulsar los procesos creativos desilusionó al gremio. Enrique Valencia, director y actor al mando del grupo teatral Acento Escénica, reconoce que esa carencia y falta de apoyo estatal empujó a los artistas a rebuscarse. Él considera que es importante generar incentivos desde el aparato estatal que contribuyan a la formación y la promoción del talento nacional. Y si bien reconoce que proyectos como el Teatro Luis Poma deberían ser replicados en todo el país, también piensa que los artistas de teatro merecen ser dignificados. Fuera de las fronteras patrias, las tablas nacionales gozan de prestigio.

PATRIMONIO

El Salvador ha sido un territorio continuamente habitado y el patrimonio cultural tangible lo demuestra. Lamentablemente, en los últimos años una serie de sitios arqueológicos han sido destruidos. Lugares como Tacuscalco en Sonsonate y la isla Igualtepeque en el lago de Güija son solo algunos ejemplos. Fuentes de la Dirección de Arqueología indican que la destrucción de Tacuscalco continúa y el desenlace legal de este caso sigue siendo incierto. A esto se suma, la necesidad de actualizar la Ley de Protección al Patrimonio Cultural, fortalecer el combate al tráfico de piezas y robo de antigüedades, y continuar con el debido registro del tesoro nacional. En este caso, hay que destacar que el papel de la ciudadanía es muy valioso. Y, por supuesto, la deuda con los pueblos indígenas es inmensa.

EDUCACIÓN

Integrar la formación artística a la educación académica en ElSalvador sigue siendo un gran desacierto. Así como es urgente actualizar y modernizar la educación nacional, también es vital incluir el arte en los procesos formativos. Para Arline Zapata, profesora de Educación Musical de la Universidad José Matías Delgado, “por medio de la educación se transfieren y construyen, no tan solo asignaturas y contenidos, sino también valores y las artes contribuyen a ello grandemente. Asimismo, es prioritario revitalizar la red de Casas de la Cultura, un recurso excelente para impulsar la gestión, la retroalimentación y el desarrollo cultural en todo el país. El historiador Carlos Cañas Dinarte se cuestiona dónde está el tan anunciado Instituto Superior de las Artes. Y si existe, ¿dónde está y cómo funciona?

AUDIOVISUALES

La Ley de Cine sigue siendo una gran prioridad para los artistas audiovisuales, así como los espacios de formación y proyectos que incentiven la producción nacional de calidad en cine y televisión. El realizador salvadoreño residente en Canadá Alfonso Quijada cree firmemente en el potencial cinematográfico de El Salvador. En la actualidad, graba su opera prima como director en su tierra natal, con un elenco que incluye talento foráneo y local. Paula Heredia, documentalista salvadoreña que lucha por impulsar la industria desde Suchitoto, cree también en el talento nacional y considera que hay capacidad para levantar la industria. Claro, para ello se necesita de una herramienta legal que garantice el desarrollo del sector. En este punto, hay que recordar que la Ley de Cultura aún no se aplica en el país por falta de una normativa.

LITERATURA

Como en todas las áreas, las nuevas autoridades tienen un gran reto en el ámbito literario. Además de fomentar la lectura, hay que digitalizar el patrimonio bibliográfico del país y reconocer el trabajo que realiza la diáspora. Para Susana Reyes y Carlos Clará, de Índole Editores, también hay que actualizar el marco legal que garantice los derechos de autor. Ellos están convencidos que los funcionarios deben dialogar, escuchar y gestionar. “Necesitamos (…) políticas públicas funcionales, que faciliten el trabajo que ya realizamos. No creo en un Ministerio de Cultura que tenga que hacer todo, financiar todo. Sería un error esperar a que un ministerio resuelva nuestros problemas”, recalcó Clará. Reyes aboga por un programa de becas e incentivos, una escuela de escritura y una categorización de premios para reconocer el talento.

ARTES PLÁSTICA Y MUSEOS

En El Salvador, sobra el talento joven y consagrado en todas las ramas de la plástica y en las distintas expresiones contemporáneas. Incluso hay iniciativas privadas que trabajan en incentivar la relación entre artistas y coleccionistas de arte. Sin embargo, los artistas resienten la carencia de espacios para la promoción de la producción artística, como lo lamentó recientemente el artista Ronald Morán.
Los museos tienen una dura batalla en lo que respecta a la investigación, registro de obra y formación de público. Desde cada una de sus trincheras, los entes museográficos trabajan por preservar el arte en todas sus expresiones y la identidad nacional.
Debe reconocerse que muchos de los creadores salvadoreños que han destacado a nivel internacional lo han hecho por sí mismos, y los colectivos crecen en número ante la necesidad de apoyarse. También este sector necesita de programas educativos e incentivos financieros para incrementar la calidad de su obra. Urgen acreditaciones y marcos legales que respalden su trabajo dentro y fuera de las fronteras salvadoreñas.