Su vida fue siempre el béisbol y se podía ufanar de dar la vida por el deporte y de dejar un legado que perdurará por siempre en la populosa colonia Zacamil, cuyo estadio lleva su nombre.
Rosales forjó muchos beisbolistas que le dieron gloria a la pelota salvadoreña. Entre los que se pueden mencionar a Wilfredo Flores, Óscar “Pipa” Ruiz, David Nolasco, sus hijos Rodolfo y Rubén, entre otros.
En sus años de jugador militó en grandes equipos nacionales y nicaragüenses, entre los que se pueden mencional al Boer, San Nicolás, de León, Nicaragua, con el que consiguió el subcampeonato nacional, y en los salvadoreños Juventud Olímpica Municipal, Construcciones, Ajax, Cantarrana, Bancapi, Gringos, Lincoln, y selecciones nacionales, junto con peloteros de la edad de oro del béisbol cuscatleco como Epifanio Quiñónez, Nino Bengoa, Guillermo Bustillo, etc.
Luego de su retiro, en 1974 fundó la Liga de Béisbol Zacamil, adonde se dedicó a formar peloteros bajo el lema “Un deportista más, un delincuente menos”.
El “Zurdo” fue un incansable luchador por asentar el béisbol en la populosa colonia Zacamil, lo logró con creces y ahora toda una generación de peloteros y expeloteros lamenta y llora su partida.